Adiós
al chivo expiatorio
Giordani
era una mala costumbre, siempre en la sombra, enemigo de entrevistas, alérgico
a la televisión y la prensa. Sonreía poco, o nada, ha sido un enemigo de la
gran mentira: las relaciones públicas. Con pocos o ningún amigo se mantuvo 14
años en el gobierno porque conversaba de madrugada con Chávez sobre el marxismo
y Chávez reconocía que ese personaje tan estrafalario era único en el chavismo,
alguien incapaz de meter la mano en el tesoro. A Venezuela le hubiera salido
mejor que tuviera amantes a granel y borracheras semanales, pero que manejara
mejor la economía, no hay nada tan dañino como el exceso de virtud.
Ahora,
Maduro, le señaló la puerta de salida. Adiós, Giordani, perdimos al personaje
ideal para echarle la culpa de todo. Maduro, te equivocaste, debiste dejar al
perfecto chivo expiatorio en PDVSA y el Banco Central.
A
un amigo su automóvil lo está empobreciendo a una velocidad alarmante, lo
arruina cambiar el aceite, engrasar el carro, comprar un caucho, y buscar el cable y una bujía le ocupa todo
el día. Conoce historias horribles de motores de automóviles inutilizados por
colocarle aceite de mala calidad. Ya no pertenece a su amada clase media y para
su hijo la única esperanza es emigrar a cualquier parte y a trabajar en
cualquier cosa. Ese empobrecimiento salta en la tristeza general que notó un
periodista alemán de visita en Caracas, encontró gente sin esperanzas que nada
bueno esperan del mañana.
Leemos
la edición de un martes de un periódico de economía favorable al chavismo:
plantas de pasta afirman que les queda menos de un mes de inventario de materia
prima, la producción de aceite de las plantas de Fernández Barrueco bajó un
72%, declaran alarmados los obreros de la empresa. Según Fedenaga la crisis de
los insumos es desesperada con los altos costos,, la sequía y el contrabando de
extracción, un periodista denunció que cada noche pasan hacia Colombia 100
camiones llenos de combustible sin que
lo noten las autoridades, eso sí de cuando en cuando detienen a un motorizado
que transporta unos litros hacia Colombia. Odontólogos no trabajan porque no
tienen anestesia, ya me explico porque me dolió tanto un tratamiento. Un
funcionario declara semanalmente que pronto se conseguirán todos los pasajes al
exterior que se quiera, mentira tras mentira. El cronista pregunta por dos
asientos a Argentina y no lo garantizan la reservación porque no hay cupo y el
precio de los pasajes es un misterio. Faltan condones, Maduro promete que en
dos años construirá una fábrica, mientras tanto paciencia, castidad y vicios
solitarios.
No
hay agua mineral en las caferías, en los restaurantes no se consiguen ciertos
alimentos., no hay botellitas. Cuando la gente consigue papel higiénico,
toallas sanitarias, azúcar, compra para un mes, lo que aumenta la escasez,
impresiona ver a ancianas cargando desesperadas enormes paquetes de papel
higiénico.
Uno
de los principales laboratorios del país corta por lo sano y despide a la mayoría de sus visitadores
médicos, solo le venderá al gobierno, si le paga, y a los grandes clientes. En
vez de un círculo virtuoso a la economía la invade un círculo vicioso, los
ascensores de ciertas marcas se paralizan por falta de una pieza de repuesto.
El caso del SICAD muestra el enorme
desconcierto del gobierno que se limita a dar palos de ciego. El SICAD 2 se
creó para permitir a los inversionistas traer y sacar sus dólares, una
condición necesaria para invertir pero en vez de dejar que el mercado fijara el
precio del dólar en el SICAD 2 y por temor a una inflación mucho mayor a la
actual, el SICAD 2 se convirtió en otro SICAD 1, en vez de ser un paso hacia la
liberación del control de cambio lo fortaleció.
El gobierno no se atrevió a que el mercado fijara el precio del dólar en
el SICAD, le aterra que la inflación se dispare más, lo que de todas maneras
ocurrirá, prefiere hacer un ajuste enmascarado, por cuenta gotas y que pasemos
las penalidades del ajuste sin sus ventajas, quiere pasar paulatinamente todo
al SICAD como está ocurriendo co n los pasajes y ocurrirá con los dólares de los
viajeros.
¿Quién
manda en la economía venezolana? No se trague el cuento del enfrentamiento
entre pragmáticos e ideológicos, es puro cuento chino: aquí no manda nadie y
mandan todos. La verdad es sencilla, el nivel de incompetencia del gobierno
raya en lo asombroso, lo que está reconociendo un sector poderoso del chavismo.
No hay ganas de rectificar ni capacidad para hacerlo, queda solamente hablar y
hablar, prometer, mentir para salir del paso, mientras el venezolano demuestra
su capacidad de aguantar.
¡Qué resignación!
¡Y
perdimos al monje loco, al último marxista convencido de América Latina!
Fausto
Masó
fausto.maso@gmail.com
@faustomaso
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