El
pontificado de Francisco difícilmente logrará el fin definitivo de las
contiendas armadas.
Nunca
antes se había ‘honrado’ a los 20.000 civiles inocentes que murieron en los
bombardeos aliados en la ciudad de Caen, y el presidente francés
-–representando a los bombarderos– visitó el Memorial de los mártires.
Dos
días después, el 8 de junio, el calor era sofocante, pero cuando comenzó la
oración conjunta, a las 19.00, corría una dulce brisa y la temperatura era
agradable en los jardines vaticanos, entre los árboles y el olor a hierba. Un
rabino comenzó las oraciones por la paz, seguidas de los rezos católicos y las
plegarias musulmanas. Luego, el Papa tomó la palabra: “Gracias desde el fondo
de mi corazón por haber aceptado mi invitación a venir para implorar a Dios,
juntos, el don de la paz”. El Pontífice señaló que son “demasiadas las víctimas
inocentes… Es deber nuestro lograr que su sacrificio no sea en vano. Que su
memoria nos infunda el valor… (porque)… Para conseguir la paz, se necesita
valor, mucho más que para hacer la guerra”.
Los
presidentes de Israel y de la Autoridad Nacional Palestina estaban allí
invitados por el Papa durante su reciente viaje a Tierra Santa, para rezar en
“mi casa” por la paz. “Señor, Dios de paz. Hemos intentado muchas veces y
durante muchos años resolver nuestros conflictos con nuestras fuerzas, y
también con nuestras armas… tantas vidas destrozadas; tantas esperanzas
abatidas... en vano. Ahora, Señor… enséñanos tú la paz… Abre nuestros ojos y
nuestros corazones, y danos la valentía para decir: ‘¡Nunca más la guerra!’ ”
Dos
días antes se había realizado, con un apretón de manos entre un soldado alemán
y uno francés devenidos amigos –se acordaron tarde– durante la ceremonia por el
70.o aniversario del desembarco de Normandía, con la presencia de los líderes
mundiales. Una reconstrucción moderna de aquella ‘epopeya’, otro acto de la
masiva propaganda oficialista, amplificada notoriamente por Hollywood, para
hacernos creer que la Segunda Guerra Mundial (SGM) fue positiva –lo que de
pequeño me creí; me deleitaba con series como ‘Combate’. Pero luego decidí
hacer un análisis racional. Lo primero que noté fue que el mapa pintado de
negro por los nazis, antes de la guerra, era más pequeño que el rojo posterior.
Así
fue como el presidente francés agradeció a la URSS –cuando creíamos que era un
mal sueño olvidado– su papel en la guerra: el imperio creado por Stalin, con la
imprescindible colaboración de los aliados, era mayor que el nazi y más
terrorífico; asesinó a más de 30 millones. La SGM, con más de 60 millones de
muertos y daños materiales monstruosos, produjo una tiranía aún mayor que
después fue derribada por gente de paz como Juan Pablo II, demostrando que las
guerras, la violencia jamás solucionan los problemas sino que los agravan.
Hitler hubiera caído con más facilidad que la URSS y con un costo inferior a la
SGM. Por eso es que nunca antes habían ‘homenajeado’ a estos 20.000 inocentes,
porque uno solo de estos seres humanos era razón más que suficiente para
condenar esta guerra.
En fin, como el hombre evoluciona por maduración y no por cambios radicales, difícilmente el pontificado de Francisco logre el fin definitivo de las contiendas armadas, pero sin duda marcará el fin de la “justificación moral” de las guerras, que en adelante serán todas invariablemente vistas como actos gravemente ofensivos contra la humanidad, que ‘claman contra Dios’.
Alejandro
Alberto Tagliavini
alextagliavini@gmail.com
@alextagliavini
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