Ha transcurrido un año desde la entronización
de Maduro en el poder, pero parece que hubiese transcurrido un siglo, habida
cuenta de la profundidad del grado de destrucción que acusa el país, bajo su mandato.
Un año en
el poder y los grandes males que, desde hace 16 años nos laceran a diario, aceleran
su escalada de daños debido a los errores y la inacción e ineficiencia gubernamental. El
alto costo de la vida, la escasez de los bienes básicos para la dieta diaria,
la inseguridad que permite a los delincuentes segar la vida de inocentes en
total impunidad, la perversa corrupción rampante y la brutal represión en
contra de los disidentes, caracterizan los “logros” de la administración de
Maduro en lo que lleva de gestión.
Hay algunas cifras oficiales que analizadas
concienzudamente revelan, sin ambages, el pésimo desenvolvimiento de Maduro y la secuela de la pavorosa
herencia que le legó el finado. Veamos:
La inflación que fue de 20,1 % en 2012, creció a 56,2% en 2013 (una de las más altas
del mundo). La inflación del mes de Marzo de 2004 de 4.1%, es mayor que la
inflación anualizada de varios países latinoamericanos. El rubro de más alto
índice inflacionario acumulado (80%) entre 2013-2014 es el de alimentos (La
cifra más alta en 17 años y muy superior al último incremento de salario
otorgados por el régimen, 35.5%).
La devaluación acumulada del signo monetario,
durante 2013 y lo que va de 2014, es de 694 %
más de la mitad de la acumulada en los catorce años precedentes (1.270 %).
El déficit fiscal fluctúa entre 15 y 18 % y
se financia irresponsablemente con endeudamiento externo e interno y con
emisión inorgánica de dinero. El
financiamiento inorgánico del BCV a PDVSA, representa alrededor de 85%
del financiamiento total concedido por el ente emisor. De mantenerse esta
práctica en el tiempo, entraremos en la indeseada espiral de la hiperinflación.
El crecimiento del Producto Interno Bruto
cayó de 5.6 % en 2012 a 1.6 % en 2013, según cifras del gobierno. Sin embargo,
el Banco Mundial calculó el PIB venezolano en 2013 en un 0,7% con lo que se
evidencia como se ha acentuado dramáticamente la caída operada en la producción
interna de bienes y servicios. Obviamente, esta situación del PIB es la fatal
consecuencia de los controles, amenazas, irracionales y absurdas leyes y
regulaciones con las que el gobierno ha venido acosando a la iniciativa
privada.
El nivel actual de las reservas
internacionales totales, además de situarse por debajo del óptimo determinado
por las autoridades, acusa una merma de 33 % respecto al nivel que tenían a
principios de 2013 y ha continuado disminuyendo en 2014 (2 % hasta Abril de
este año). Si a ello le agregamos que el Gobierno debe cancelar las divisas
aprobadas y no liquidadas, a los importadores, aproximadamente US$ 13 mil
millones y que los recursos financieros depositados por el gobierno en fondos como el Simón Bolívar y Fondem están
agotados y que se espera que las reservas sigan bajando por caída del precio
internacional del oro, hay que convenir que la situación del país, en lo que a
reservas internacionales se refiere, es sumamente crítica.
Adicionalmente los subsidios que el gobierno
otorga al consumo de gasolina y diesel significan una pérdida para PDVSA de
aproximadamente US$ 12.000 millones anuales; no obstante, el régimen aprobó un
incremento de 40 % de las tarifas del transporte que utiliza el individuo de a
pie al tiempo que ha mantenido un precio
irrisorio de los combustibles que únicamente favorece a los poseedores de
vehículos, generando con ello la mayor injusticia social de este régimen.
Asimismo, la deuda pública total creció de
US$ 29.502 millones en 2004 a US$ 95.981 millones a fines de 2013, sin que se
conozca a fe cierta el destino y uso de los recursos obtenidos. Asimismo, la
incesante búsqueda por parte del
gobierno de nuevas fuentes de endeudamiento externo para financiar los
desequilibrios ocasionados por las erradas políticas públicas, incrementa
exponencialmente el monto anual que debe satisfacer la Nación por el servicio de la deuda, compromete seriamente la capacidad de repago
de la deuda pública externa total e hipoteca irresponsablemente el futuro de
los venezolanos de hoy y de mañana. Debe destacarse que la deuda pública actual
no incluye litigios –pagos de expropiaciones- que cursan en contra de Venezuela
en tribunales internacionales. Por ejemplo, Angloamerican, empresa inglesa de
Minería, recientemente ha demandado a la Nación por US$ 45.000 millones.
Finalmente, el salario mínimo de los
trabajadores, expresado en dólares calculados a la tasa de cambio de de Sicad
II es de US$ 65.6. Ello, sitúa la remuneración del venezolano desposeído en
niveles inferiores a las de otros países latinoamericanos, entre otros,: Haití
US$ 89; Bolivia US$ 150.
Con esas desesperantes cifras, puede ser éste
un régimen que procura la mayor suma de felicidad posible? Puede ser éste un
modelo económico que garantice el progreso y la modernidad del país? El marcado
deterioro económico y social que
evidencia el país permite visualizar un futuro para nosotros y para nuestros
jóvenes? Se puede creer en un régimen
que, con un discurso vacío y falaz, descaradamente le miente a los ciudadanos?
Amigo
lector, usted tiene la última palabra
Pedro
Luis Echeverria
pedroluis.echeverria33@gmail.com
@PLEcheverria
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