LA FAMILIA ES EL REFUGIO |
Ausencia que me
permitió reflexionar con profundidad el origen de los males que nos azotan como
pueblo y de la dificultad para salir de
este hueco pestilente en que se
encuentra metida la sociedad venezolana. No queda otra cosa sino que hacer esfuerzos sobre-humanos para
recatar la decencia pública, decidir la democracia en la cual queremos vivir y
fraguarnos el futuro que todos soñamos y nos merecemos.
No es fácil, no se
trata de dejarse engañar por los polos opuestos, cada uno arrima
la braza para su sardina, cada cual
tiene un centro de poder a quien responde y unos intereses particulares
que defender, lo triste, es que ambos cabalgan sobre las necesidades y
expectativas de un pueblo noble, que no termina
de abrir los ojos y comprender su papel en este proceso de necesidad de
cambio.
Ambos factores hacen
uso de los procesos electorales para seguir engañando, para levantar falsas esperanzas y para continuar medrando
los dineros públicos. El Marketing. La
publicidad, las campañas engañosas basadas en las emociones y en las ilusiones
hacen estragos en la conciencia del pueblo, en las grandes mayorías. La que los filósofos y políticos llaman las masas, son
sometidas y arriadas por el estómago, el clientelismo, la dadiva y las
migajas de un régimen que vende petróleo, cobra en dólares y nos paga con
bolívares devaluados y sin ninguna capacidad de compra. La oposición
alcahuete dice que el gobierno está
quebrado, jaja , quebrado estamos los venezolanos y el estado. El gobierno y
sus integrantes están boyantes, rozagantes y con muy buena capacidad de ahorro
en dólares, que manejan a su antojo.
La crisis es
institucional, es de valores, de principios, es moral y es ética. No existe
hueso sano en casi ninguna institución gubernamental. Este gobierno putrefacto
y canceroso día a día contamina y expande su metástasis hasta las instituciones del estado, con los dólares
petroleros quiebra piernas, doblega voluntades, compra conciencia, gana apoyo
tarifado sin ningún escrúpulo. Con los dólares convirtió los cinco poderes en uno solo.
Todos los
poderes hipotecaron su independencia y
la Fuerzas Armadas con su alto mando progresivamente se reafirma como una
fuerza pretoriana, dictatorial, ideologizada, politizada y mediatizada
que se coloca a espalda de las obligaciones
y responsabilidades constitucionales.
Los venezolanos
progresivamente pierden la confianza en el estado, en el gobierno
y en las instituciones, lo peor es que esa desconfianza es extensiva a
los sectores opositores, que con sus
malas prácticas, debilidades y dobleces no son una alternativa confiable para
salir de la crisis, ni para las bases
chavistas descontentas ni siquiera para las bases opositoras mismas. La
desconfianza es tal, que grandes
porcentajes de la población creen en la
paz, en el dialogo, pero no creen en los
interlocutores, no creen en los supuestos líderes. Mucho menos creen en los
partidos ni en sus dirigentes que por debajo de la mesa hace quince años reciben favores del
gobierno. Que difícil se nos hace
entender la UNIDAD como una necesidad y
saber que los integrantes de esa UNIDAD, son
corresponsables de esta crisis y no están a la altura de las exigencias
del momento histórico. Esta grave realidad es la que retarda la solución
estructural a nuestro dilema
histórico. Queda abrigar las
esperanzas del surgimiento de una nueva
fuerza, de un nuevo liderazgo que
se convierta en Mayoría, nuevos actores que entiendan la necesidad de construir
un nuevo consenso, un nuevo pacto de civilidad, de convivencia con visión de futuro y de muy largo alcance.
En lo personal, creo y estoy convencido que la base de la sociedad es la familia, que la piedra angular de la confianza, el emprendimiento y la asociatividad se dan en el núcleo familiar. No obstante por ello el totalitarismo y las fuerzas enemigas de la sociedad apuntan a la división y atomización de la familia para permanecer en el poder mediante su parálisis, desmoralización y el control. Utilizan las necesidades básicas; alimentación, educación, trabajo, salud, recreación de manera clientelar, populista y alienante. Si a este coctel le anexamos una dosis de odio, resentimiento, racismo, tenemos como resultado la sociedad venezolana de hoy.
No me cansaré de
afirmar que esta crisis es espiritual, es de confianza, es de liderazgo,
el único refugio que nos queda es la familia, más que los medios de
comunicación, más que las redes
sociales, es construir redes familiares de acción social, redes familiares de resistencia y acción política, para ello
se necesita audacia, interactuar, visitar casa
por casa, construir un discurso coherente de abajo hacia arriba, desde el corazón del pueblo
desde la familia, construir a través del
dialogo una esperanza colectiva por encima de los partidos políticos, que
lamentablemente el oportunismo los dejó atrás.
Para esta tarea necesitamos un gran frente estratégico dirigido por las universidades, los estudiantes, los sindicatos, los militares con el cambio, los líderes religiosos, las academias, cultores, escritores, músicos, cantantes, deportistas, amas de casa, etc. Es una tarea inaplazable. Debe necesariamente surgir un nuevo liderazgo que entienda el nuevo rol y el papel del trabajo en el corazón de los hogares venezolanos para salir de este laberinto. Se trata de llenar de esperanzas al pueblo, cooperar con su organización y participación en un proyecto de país más humano, más, educado, más decente, más próspero y verdaderamente democrático.
Jorge Ivan Rodriguez Manzano
jorgeeticarodriguez@hotmail.com
@jorgeetica
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