Al
momento de escribir estas notas, con un 82% de la votación escrutada, aún no
conocemos detalles completos sobre la composición del Senado y la Cámara de Representantes.
La
tendencia nos muestra en el Senado una lucha cerrada por el primer lugar entre
el Centro Democrático que obtendría unos 21 senadores y los partidos de la U, Conservador
y Liberal, cada uno con 16 a 19 senadores.
Más
atrás, con registros porcentuales muy similares a los de otras elecciones y
tendiendo a la baja están los movimientos Cambio Radical, Verdes, Polo
Democrático, Mira y Opción Ciudadana. Fuera de juego la revivida Unión
Patriótica.
Sobre
la composición de la Cámara todo indica que el resultado será algo más
favorable a las agrupaciones oficialistas, aunque no por amplio margen sobre
los demás partidos.
Se
sabe que el voto en blanco se impuso en la elección para el Parlamento Andino y
nada se había dicho sobre la consulta interna del Partido Verde para escoger
candidato a presidencia de la República. La abstención ronda 60 a 63%,
preocupante porque aumentó respecto del 2010.
En
apariencia, todo parece estar dentro de lo normal. Sin embargo, la votación por
el movimiento liderado por el Centro Democrático para Senado y la Cámara de
Representantes, es un hecho destacable y sorprendente. ¿Qué razones nos llevan
a afirmar lo anterior? Entre otras, vale la pena mencionar que el uribismo,
expresado en un movimiento político de reciente formación, emerge como la
primera fuerza política en el Congreso, bien para hacer la oposición o bien
para servir de soporte, en unión con conservadores y otros movimientos, a un
nuevo gobierno.
En
lo que respecta al proceso de paz, el resultado de estas elecciones y, en
particular, la votación alcanzada por el Centro Democrático, tendrá
consecuencias en el curso de las conversaciones de La Habana. Una amplia
alianza se podrá conformar alrededor de la bandera de paz sin impunidad que
exigirá replanteamientos profundos, so pena de que, en caso de no ser escuchada
o tenida en cuenta, cualquier acuerdo entre gobierno y guerrillas puede ser
objetado por más de la tercera parte de los congresistas.
Lo
del Centro Democrático es un éxito por donde se lo mire. Tiene el mérito
adicional de haberse sobrepuesto a las maniobras de un gobierno que dilapidó
inmensos recursos económicos para enmermelar a los parlamentarios y llenar los
principales medios masivos de radio, prensa y televisión con una agresiva y
costosísima publicidad oficial.
El
resultado del Centro Democrático será el cace inicial en el comienzo de la
auténtica carrera por la presidencia del país. El presidente Juan Manuel Santos
no la tendrá tan fácil como esperaba. Es claro que los recursos oficiales le
fueron útiles para mantener la atención de la opinión sobre las encuestas
presidenciales en plena campaña para congreso, no obstante, esa ventaja no será
suficiente de aquí en adelante, ya que candidatos como Óscar Iván Zuluaga,
Martha Lucía Ramírez y de pronto Enrique Peñalosa, tienen arrestos y respaldos
para enfrentarlo. Son casi dos meses y medio, trecho largo, en el que
cualquiera puede desgastarse o fracasar. La suerte de Santos está hoy, 10 de
marzo, más incierta que en días anteriores.
La
convergencia de Unidad Nacional salió mal librada en esta contienda ya que
perdió varios escaños. En el Senado el partido de la U que tenía 28 pierde 9,
el Liberal de 18 pasaría a 16 y el Conservador de 22 a 18. Se debe tener en
cuenta que entre los senadores conservadores electos varios son partidarios de
las tesis del expresidente Uribe. Tal circunstancia se traducirá en una lucha
más abierta por la presidencia, además de debilitar el margen de maniobra del
gobierno actual.
La
abstención registrada es preocupante. Es un mensaje al nuevo congreso para que
se dedique a trabajar por las necesidades más sentidas de todos los
colombianos, en materia de paz, educación, seguridad, salud y empleo, para que
deje de seguir siendo un apéndice del gobierno de turno a cambio de dádivas y
corrupción. La abstención es un voto de castigo a un congreso que fue inferior
a las expectativas. Es curioso que la tan mentada renovación de figuras en la
corporación sean las que aporta el Centro Democrática en tanto, por fuera de
Uribe y otro, ninguno tiene experiencia parlamentaria. En contraste, de 19 de
la U 2 son nuevos, de 16 liberales comandados por Horacio Serpa, veterano de
mil congresos, solo dos son nuevos, de 18 conservadores solo 3 son nuevos.
CODA:
El señor León Valencia, abusando de falsa pose académica, afirma que hay más de
25 senadores relacionados con el paramilitarismo, un fenómeno ya desaparecido.
Al parecer es una buena tesis para obtener recursos en el exterior y dejar una
sombra de duda sobre la democracia colombiana.
Darío
Acevedo Carmona
rdaceved@unal.edu.co
@darioacevedoc
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