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jueves, 2 de enero de 2014

IVAN FERNANDEZ, UNA CARTA TARDÍA PARA EL NIÑO JESUS. CRÓNICAS DE UN BUHONERO.

Queridos amigos, como en Las doce Uvas del Tiempo del querido bardo Andrés Eloy Blanco, mientras muchos celebran que lograron culminar un años mas, muchas familias en Venezuela, lloran a sus hijos, padres y hermanos asesinados por la desidia del gobierno.

Pero hay unas cuantas familias que lloran una tragedia aún peor. Ellos lloran porque sus familiares, padres, esposos, hermanos y amigos cada dia mueren en vida por crímenes que no cometieron.

Una de ellas que especialmente me duele en el alma, es la familia de Iván Simonovis que llega al final de un año mas con su padre, su esposo, su hermano aún en prisión. Tambien me duelen las familias de nuestros otros presos políticos.

En honor a ellos he escrito esta humilde crónica que bien podría ser la carta nunca escrita de Ivanna Simonovis. Por favor, les ruego la lean y si les parece, ayuden a divulgarla en todas sus redes como una presión mas contra un gobierno sin alma que se empeña en mantenerlos presos como trofeos de una guerra que aun no termina. Con mis mejores saludos
Iván Fernández.

Crónicas de un Buhonero. Iván Fernández. Una Carta Tardía para El Niño Jesús.

Querido Niño Jesús:

Ya sé que esta carta está retrasada. Pensé mucho antes de escribirla porque hasta ahora, mi ruego no ha sido escuchado. La gente baila, ríe y celebra mientras mi padre y sus compañeros languidecen en prisión, condenados por un crimen que no cometieron. Tú sabes que ellos sólo protegieron las vidas de la gente que protestaba contra un dictador y sus acólitos que saquearon y aún saquean a mi país. Tú sabes que mi padre y sus compañeros no mataron a nadie. También el país lo sabe. Lo saben incluso quienes acompañan a los saqueadores en un festín sin fin que ya dura quince largos años. Pero aún así, mi padre y sus compañeros recibiran otro año nuevo en prisión.

En tiempos normales, ejercería mis derechos para alegar el debido proceso, para mostrar la carta apostillada de un ladrón que al perder el afecto de sus colegas, confiesa desde el exterior la forma en que fue montada la conspiración contra mi padre y sus compañeros. En tiempos normales, la presión de la comisión interamericana de derechos humanos, la intervención del Papa Francisco hubiese producido la inmediata liberación de mi padre y sus compañeros.

Pero tú sabes que nuestro país no es normal ni sus gobernantes son normales. Ellos que violan día tras día no solo la Constitución sino las más elementales normas de Derechos Humanos, las mismas que sirvieron para liberarles cuando dieron un golpe de estado que acabo con la vida de muchos venezolanos, se niegan a liberarlos y por el contrario, contra la opinión del país, les exhiben como un trofeo de guerra. La justicia ya no existe en nuestro país porque todos los órganos de ella, están en manos de golpistas y corruptos. La justicia ya no existe en mi país porque un gobernante, ya difunto, dejó una inmensa fortuna que su familia hoy exhibe y nos restriega en nuestras caras. La justicia no existe porque muchos de los golpistas, sargentones hoy son diputados, ministros, gobernadores y millonarios.

Por esas razones querido Niño Jesús, estos últimos días de mi infancia los he dedicado día tras día a rezar, a suplicar la libertad de mi padre y sus compañeros. Año tras año he esperado tu gracia pero sé que tienes mucho trabajo y por ello preferí enviar está súplica después de las navidades. Por favor, suplico tu intersección para que mi padre pase los años que le quedan de vida con sus afectos, con mi madre, con sus hijos, sus familiares  y sus amigos, muchos de los cuales ya adelantaron el viaje final para el encuentro con Dios. Como sabes, no he pedido nada para mí. Solo te pido, te suplico ayudes a mi padre que muy enfermo languidece en prisión mientras día tras día espera por una liberación que se hace tarde.
Mientras mi padre sigue en prisión, la vida sigue su curso. Se termina nuestra infancia.

Hemos cumplido años, nos han ocurrido cosas tristes como el fallecimiento de mi abuela, han pasado muchas navidades tristes  y a nuestro padre se le ha impedido acompañarnos.

¿Acaso el dictador fallecido mereció más que mi padre un indulto presidencial?

¿Por qué mi padre y sus compañeros sólo reciben insultos de ese señor que hasta se permite cambiar el delito por el cual injustamente les condenaron?

¿Por qué los asesinos de llaguno fueron liberados y mis padres y sus compañeros no?

Por favor, revisa eso, habla con tu papá y envíen a mi padre y sus compañeros a casa.

Te quiere:
Ivanna Simonovis.


Ivan Fernandez
chicho2512@hotmail.com
El Buhonero de La Resistencia.

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