La
cháchara presidencial, tristemente, fue un elogio a la indecencia. Propio de
quien se atreve a convertir un discurso de Estado en una alegoría al mejor estilo ramplón que
acostumbra emplear la praxis política oficialista.
TAPAR
EL SOL CON LA MANO (PELUDA)
Ocultar
las carencias o esconder los problemas, es como disfrazar los despropósitos
realizados con la malicia propia del engaño. Esta es la situación que obliga a
decir aquello de “tapar el sol con un dedo”. O sea, tratar de arreglar algo con
vagas excusas para así reparar todo lo dicho o hecho. Y justamente, es lo que
acaba de hacer el gobierno central a través de la exposición de Nicolás Maduro
al momento de presentar desde la Asamblea Nacional su Memoria y Cuenta 2013, el
pasado miércoles, ante el país político por cadena nacional de radio y
televisión.
Un
análisis de su discurso, evidencia que no fue tanto lo que dijo. Sino lo que no
dijo. Aunque realmente no dijo nada distinto de la perorata que acostumbra vocear
emulando a quien ridículamente mientan: “supremo”. Su cháchara fue un elogio a
la indecencia, propio de quien se atreve a convertir un discurso de Estado en
una alegoría al estilo ramplón de la política oficialista. No hubo espacio para
disertar sobre la violencia que asfixia al venezolano. O sobre la salud o la
educación que, por los vientos que corre, sigue un modelo desaliñado dirigido a
formar profesionales mediocres a la medida del socialismo del siglo XXI.
Casi
cinco horas para argumentar una ilusión que sólo los aduladores de oficio y
fabuladores de la política, llegan a creer. O ni siquiera así, pues muchos
adoptan una actitud de total disimulo con la intención de certificar realidades
a juro. Sólo que son realidades “imaginarias” que en política alcanzan un
alevoso cometido capaz de ganar suficientes prosélitos para la próxima episodio
político–electoral. Tal fue el grado de ilusión que incitó la verbosidad
presidencial, que sólo crédulos e ingenuos continuaron creyendo que el país es
un ensueño. Que se corresponde con los inconsistentes objetivos del mal llamado
“plan de la patria” puesto que en el país, según los afectos al régimen, “no
hay crisis alguna que ocasione más perturbaciones que las inducidas por la
dinámica socialista en su normal trascender”. ¡Absurda pretensión! Todo ello
fue una mamarrachada sólo comparada con las chifladuras de cualquier obsesivo y
petulante autócrata o déspota. Todo fue un insípido “abre comillas, cierra
comillas”. Fue todo tan grotesco como la intención burda de “tapar el sol con
la mano (peluda)”.
VENTANA
DE PAPEL
OTRA
OPORTUNIDAD DESECHADA
La
oportunidad que tuvo Nicolás Maduro para reivindicarse políticamente con el
país, al momento de presentar su primera Memoria y Cuenta, fue única. Los
minutos le pasaron sin darse cuenta de la trascendencia que pudo ganar de haber
entendido ciertamente su papel de gobernante. El tiempo se le fue sin
misericordia alguna. La sociedad venezolana, bastante agobiada por el maltrato
que padece a consecuencia de las imprecisiones con las que juega el régimen,
esperaba que el discurso encauzara un giro a tan caótica situación. Pero no fue
así. Tal vez no fue más de lo mismo. Sino peor de lo mismo.
Pretender
paliar la crisis económica con recetas ortodoxas, no satisfizo las expectativas
del país. Eliminar CADIVI, anunciar una ley de Precios y Costos Justos, además
de citar a Chávez descontextualizada y machaconamente, no significó otra cosa
distinta de lo que siempre el régimen acostumbra llevar a cabo. Es decir,
atontar al pueblo para confinarle sus derechos y libertades. Muchos esperaban
anuncios para resolver el desabastecimiento, la inseguridad, la falta de
insumos para el decaído sector salud, para vivienda, energía eléctrica, etc.
Asimismo, para hacer más productiva la industria petrolera. Y menos insidiosa
la crisis cambiaria y de control de la inflación. Pero, no fue así. El discurso
estuvo plagado de chistes, saludos, alusiones personales. Sin embargo, nada
tuvo el impacto que realmente se aguardaba. Sencillamente, todo ello representó
otra oportunidad desechada.
PENOSA
INFLACIÓN
Cuánta
vergüenza da ser miembro de una comunidad nacional cuya economía desmerece del
esfuerzo del sector productivo de haberla llevado al lugar que en otrora
mantuvo por espacio de varios años como ejemplo internacional. Para entonces se
veía penoso que países como Argentina, Colombia o México tuvieran una inflación
que distaba de la que Venezuela, orondamente, mostraba al mundo.
Ahora
la situación es contraria. Todo ello es producto de la incapacidad
gubernamental sumada a la apatía del régimen motivada por el salvaje populismo.
El país entró en una fase de desorden que lo condujo a estadios de colapso casi
generalizado. Actualmente la corrupción campea, el desmontaje de las
instituciones democráticas es bandera del socialismo, la radicalización de la
política es parte de la agenda diaria del país. No obstante tales atolladeros,
Venezuela se ha visto sumida en un problema que no han logrado resolver los
economistas del oficialismo. Por lo contrario. Paradójicamente, lo acentuaron.
Hoy
el país, ocupa el primer lugar en el ranking de inflación de América Latina. La
inflación criolla alcanza ya el 56,20%. Mientras que en el segundo lugar, está
Argentina con 28. 38%. Incluso, países del ALBA como Bolivia (6.48%), o Ecuador
(2,70%) se convirtieron en lucidas referencias. Ni qué decir en materia de
inseguridad, de transparencia administrativa o de ausencia de inversión donde
Venezuela es comparativamente un país maula. Aunque en materia económica,
exhibe una penosa inflación.
POBRE
PAÍS DEGRADADO
Da suma tristeza reconocer el estado en que el régimen sumió al país. Ya el mundo democrático, comenzó a atender y entender la situación que lo sucumbe. Destacados analistas, han expuesto sus argumentos basados en consideraciones focales que hablan de la crisis que afecta a Venezuela. Algunos han revisado las causa que han llevado al desbarajuste de la economía nacional la cual advierten bastante grave.
Una
entrega periodística de Carlos Alberto Montaner, deja ver el trance por el que
atraviesa el país como resultado del desasosiego provocado por el triste legado
del chavismo. Esto ha hecho que el espacio público se halla convertido en un
campo de batalla preparado para apastar a los adversarios del régimen. A decir
de Montaner, “Chavez degradó la praxis política, (…) las instituciones republicanas,
(…) el poder judicial, (…) la expresión de soberanía, (…) las Fuerzas Armadas,
(…) la seguridad (…) y las relaciones internacionales del país”.
La
condición de déspota no ilustrado del mal llamado “comandante supremo”, es la
razón que ha animado el bajo nivel al que ha caído el país lo cual cuida muy
bien quien siguió ocupando ese sitial de mediocridad. Es decir, su sucesor,
caracterizado como personaje adulador y sin criterio político para conducir a
Venezuela por la tortuosa senda que, de seguir transitando, va a continuar
comportándose como un pobre país degradado.
“Cuando la verdad ilumina el camino de la vida, ni siquiera mil mentiras son suficientes para oscurecerlo. A pesar del esfuerzo de engañadores de oficio y sembradores de ilusiones de utilería” AJM
Antonio
José Monagas
antoniomonagas@gmail.com
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