Nosotros,
la llamada clase media-que incluye el segmento social ocupado por las clases
sociales media, media-baja y baja- no vivimos el futuro, no tenemos esa visión
anticipada de lo posible, vivimos pensando en el pasado y en el presente y es
debido a ello que somos fácilmente manipulables, animalitos domesticados, una
masa inerte, manejable y cómplice que, por supuesto, no sabe elegir a sus
gobernantes. No nos damos cuenta que el futuro es lo perfecto.
Quien
lucha por una causa y trabaja para ella con convencimiento, difícilmente sea
manipulado. Jamás podremos amar de verdad, moriremos sin lograrlo, ni tampoco
podremos superar nuestra cobardía.
Nuestra
envidia es un veneno que ingerimos y además de dañarnos, nos impide reconocer
los meritos de otras personas, no hacemos nada màs que reconocer nuestra
situación de inferior, siempre seremos débiles porque solo un débil envidia;
siempre encontraremos un comentario hipócrita, una arista, un detalle, un
aspecto descalificador para opacar a quien se ha destacado y esta envidia nos
hace dependientes (de quien o de quienes envidiamos).
Llenos
de prejuicios, todos son malos, menos nosotros (o los nuestros). La mayoría de
las personas no damos ejemplo, no somos ejemplo de nada somos utilitarios,
consumistas, materialistas, light, relativistas, hedonistas cuantitativos,
egoístas e inmediatos –mujeres, dinero y fama por el sendero Màs corto: rápidos
para traicionar y lentos para la lealtad.
Respetamos
la ley solo por temor a las consecuencias y últimamente ni siquiera es asì.
Aunque hay personas que aùn en la miseria no transigen su dignidad por favores.
Somos
primitivos , naturalmente necesarios y todos opinamos sobre todo, y no
solamente los que portan apellidos o cargos, la inmensa mayoría embrutecida,
como si tuviésemos autoridad para hacerlo, es por ello que los que saben, están
callados.
Hay
en nuestra sociedad demasiados zánganos calculadores y pocas abejas. Somos
hipócritas- farsantes- y toda nuestra vida es una mentira, buscamos el parecer
y desestimamos el ser, hacemos todo lo contrario de lo que decimos vivimos
traicionando y la mentira es la escalera hacia la hipocresía. La clase social
media y media-baja es hipócrita, la clase baja odia y no es cobarde como las
anteriores, además el odio es consecuente, la hipocresía no.
El
hipócrita no puede crear ni destruir el que odia sì puede destruir.
Eduardo
Ramos
eramos04_ar@yahoo.com.ar
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