El nuevo capítulo de la novela de política-ficción de la “diplomacia espectáculo” con la acusación de “sabotaje diplomático” denunciado por el Presidente Maduro en una reunión militar, repetida al día siguiente en una cadena nacional de dos horas para exponer al escarnio público a tres diplomáticos norteamericanos es grave, no solo por la forma, el tono, el odio y las falsas imputaciones, sino porque son una muestra del desconocimiento de las reglas de convivencia internacional.
Kelly Keiderling es una diplomática de carrera con una larga trayectoria internacional, quien gracias a su dominio del español unido a su discreción consciente del bajo perfil que debía tener como Encargada de Negocios, la hizo destacarse entre sus colegas. Por supuesto que un Gobierno sin diplomáticos profesionales que acusa a Estados Unidos de haberle inoculado el cáncer al Comandante eterno, o que la amenaza militar a Siria esconde su intención principal que es derrocar la “revolución bolivariana”, o que el Mandatario descubrió planes de magnicidio tramados en la Casa Blanca, o que 17 aviones comprados por la oposición están en bases militares norteamericanas en Colombia, no podía tolerar el profesionalismo de una funcionaria incomoda que exponía la verdad, por lo que decidió “expulsarla” junto a otros dos de sus colegas en un plazo de 48 horas.
PANCADAS DE AHOGADO |
Este nuevo escándalo es la muestra de la inseguridad y del nerviosismo de un Gobierno que lanza una cortina de humo para esconder su incapacidad ante el colapso económico, la incapacidad de controlar el narcotráfico, el desabastecimiento, la crisis eléctrica, las docenas de manifestaciones de indignados que protestan diariamente en las calles, las ambiciones internas en el chavismo, lo que hace que tengan la tentación de imputarle su ingobernabilidad atribuyéndola a un tercero, llámese “oposición golpista, injerencia del Imperio, del colonialismo o de instituciones capitalistas”
Por otra parte, este triste episodio demuestra que el Gobierno pretende imponerle a las Misiones Diplomáticas en Venezuela una autocensura para impedir que hagan su labor normal al criminalizar los contactos con la oposición y evitar que reciban sus opiniones, con lo que pretenden imponer una sola verdad: la oficial, mostrando su malestar en que se reúnan con Diputados no oficialistas, con Gobernadores de la oposición, con representantes de Gobiernos Locales o Regionales, con sindicatos, con empresarios, con representantes de la sociedad civil, o con dirigentes universitarios. En otros términos, tratan de llevar al campo diplomático la misma metodología de autocensura que pretenden imponerle a los medios de comunicación para que no difundan la realidad. Los diplomáticos americanos a pesar de su disponibilidad de reunirse con el Gobierno, no aceptaron el chantaje de aislarse de los sectores representativos, que es lo que refleja el video presentado.
El Gobierno acusa a Estados Unidos de injerencia en asuntos internos, afirmando que Venezuela es incapaz de reunirse con representantes que no sean de Gobierno, olvidándose que el propio Canciller Maduro fue declarado “persona non grata” por los parlamentarios Paraguayos, o sirvió de acompañante del depuesto Zelaya, además de los escándalos del ALBA.
Finalmente, la reciprocidad -que es una regla de oro en la diplomacia- tuvo el resultado lógico: la expulsión de Calixto Ortega como Encargado de Negocios en Washington como “persona non grata” porque como dice el refrán popular “lo que es igual, no es trampa”
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