Por estos días nuestro estimado historiador Elías Pino Iturrieta escribió un artículo en el que advertía que sería un descanso al usual tema político y le agradecía a Monseñor Parolin, Nuncio en Venezuela y nombrado recientemente como el chivo más grande después del Papa, por ser el causante del receso. Elías trató sobre el tema, que movió Parolin en una entrevista, del posible matrimonio de los curas y lo sazonó con sabrosos cuentos de clérigos en la Venezuela de 1800 a los que nunca abandonó la testosterona.
Pirámide de las necesidades según Maslow Solo se atienden necesidades superiores cuando se han satisfecho las necesidades inferiores, |
La autoestima es la forma en que nos vemos y creemos somos. Como la mayoría de los asuntos de la mente se forma en la edad temprana y se convierte en rasgo de personalidad.
Alguien la adjetivó como “Alta” y “Baja”. Se agruparon en Alta comportamientos supuestamente deseables pues van de la mano con la felicidad de la persona y en la Baja coinciden los comportamientos menos deseables y que nos amargan la vida.
Sobre este tema hay toneladas de libros que son bastante inútiles para los lectores actuales que buscan rapidez y concreción. Así que nuestra colaboración será enumerar algunos rasgos típicos de cada uno de los extremos de la autoestima y que cada quién los use como quiera. Lo ideal sería autoevaluarse y ver por donde andan los tiros. También pueden usarse para evaluar a otros pero en cualquier caso se debe ser muy prudente y cuidadoso pues aquí no hay precisiones matemáticas y las posibilidades de errar son inmensas.
Así que las listas que se muestran a continuación solo son capaces de dibujar trazos, algunos sonidos y débiles olores pero nunca serán verdades fuertes. Veamos.
Rasgos de Autoestima Alta. Sonrisa frecuente/ sencillos, amables y tolerantes/ no exigen perfección/ no critican ni ofenden/ no hablan mal de otros/ admiten sus errores con facilidad/ oyen más que hablan/ perdonan fácil/ solos o acompañados se sienten bien/ optimistas.
Rasgos de Autoestima Baja. Mal genio frecuente/ se quejan mucho/ tendencia a ofender, criticar, regañar a otros/ poca tolerancia a imperfecciones/ tendencia a culpar al mundo externo de sentirse mal/ necesidad del halago para sentirse bien/ tristeza en soledad/ pesimistas.
Ninguno de nosotros corresponde a estos extremos. A veces vamos y venimos y nos acercamos a uno o al otro. Quizás solo tenemos alguno de los rasgos pero lo importante es que nos empeñemos en buscar el mejor.
El como hacerlo tiene dos posibilidades. La primera es buscar un especialista que nos cobrará bastante por sesión y la segunda es hacerlo nosotros mismos.
Un ejemplo copiado de un libro. “Por mucho tiempo me he quejado y por supuesto la culpa era de otro. Tomé la decisión de no quejarme más. Cada vez que me doy cuenta que me estoy quejando me detengo, cierro la boca y me digo: asume tu responsabilidad”.
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