La designación de
Rafael Ramírez como nuevo Vicepresidente del área económica, la ratificación de
Giordani como Ministro de Planificación, y la relegación de Merentes al
Ministerio de Finanzas con funciones muy concentradas en el diseño y
funcionamiento de un nuevo esquema cambiario, no son buenas noticias para el
país.
De hecho, asumiéndolas con la conciencia que la hora reclama, hay que
decir que constituyen por el contrario una sentencia a muerte de la economía
venezolana, condenada a hundirse de manera definitiva en el marco de un
anacrónico recetario de medidas propias de la extinta planificación soviética, seguida
por Giordani, que tanto atraso y miseria generó en los países donde se aplicó.
Es así como el
pragmatismo y relativa moderación de Merentes, quien se perfilaba como la
última esperanza de racionalidad y diálogo en medio de tanta ortodoxia
socialista, se ha desvanecido tras una lucha de la que Giordani sale triunfador
-seguramente apoyado por el ala más radical del PSUV-. A Merentes sólo le dejan
la tarea de generar un nuevo esquema cambiario y de asignación de divisas que,
según el Sr. Arreaza, mutará hacia un mecanismo de cambio dual (dos tipos de
cambio oficiales), en el que se mantendrá la tasa de Bs. 6.30 por dólar para
medicinas y alimentos (sólo algunos), y otra tasa que obviamente será más alta, para todo lo demás
(que no será mucho tampoco). Es decir, CADIVI evoluciona hacia un RECADI II
(tanto criticar a la IV para…). Todo ello por supuesto sin acabar con el mercado
paralelo que seguirá siendo la principal y real referencia de la economía, por
un lado, y generando nuevas fuentes de corrupción, por el otro.
Así las cosas, la
única y verdadera guerra económica que se ha desarrollado sin tregua contra el
pueblo seguirá profundizándose. Esa bajo la cual se llevó a cabo la expropiación
de más de 1000 empresas y la confiscación de más de 4 millones de hectáreas.
Esa que ha producido el cierre de más de 8 mil industrias, acabando con miles
de empleos y buena parte del aparato productivo. Esa que se ha librado a punta
de persecución y controles sobre el sector privado nacional. Esa que ha
generado la inflación más alta de América y una de más altas del mundo, el
índice de escasez sostenida más grave que hayamos padecido y la deuda pública
más escandalosa que se haya registrado en la historia patria.
Al terminar este
artículo se hace público que la inflación oficial de septiembre es 4,4%, la
acumulada en 2013 es 38,7%, y la anualizada llega casi a 50% (alimentos 70%).
Es decir, estamos en pleno proceso de empobrecimiento masivo de los
venezolanos. Mientras, el Mariscal de
Campo de la guerra económica, el camarada Samán, seguirá jugando al policía
represor de empresas y locales con el Manifiesto
Comunista en una mano y el Estado y
la Revolución en la otra, convencido de que Marx y Lenin tenían razón, sin
reparar en que el llamado “socialismo real” fracasó rotundamente y fue un
experimento socioeconómico muy doloroso y costoso para la humanidad.
Este articulista
puede vaticinar sin temor a equivocarse que estas navidades serán las peores
que hayamos vivido en cuanto a escasez y precios se refiere. Ya el pan de jamón,
por ejm., cuesta Bs. 250 y seguirá subiendo hasta diciembre. Es indispensable
una profunda rectificación, pero la realidad es que los Generales que dirigen
la guerra económica seguirán destruyendo desde el Gobierno la productividad y el
bolsillo de los venezolanos. Por ahora, desgraciadamente, gana Giordani y
pierde Venezuela. Los ciudadanos pasaremos factura el 8D.
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