Las contradicciones de Maduro | |||||||||||||||||||
EditorialLo que no acaba de entender Maduro es que lo que no funciona es eso que denominan pomposamente el socialismo del siglo XXI, no lo logró ni el de la URSS, ni el de Cuba, ni el de Vietnam, ni el de ChinaEs difícil heredar a Chávez, no sólo porque el carisma no es transferible, sino por la herencia envenenada que dejó. Sólo hay que leer las últimas cifras presentadas por el BCV para darse cuenta que gobernar ahora en Venezuela es casi una misión imposible. La errónea y destructiva política económica ha generado, entre otros efectos perniciosos, un incremento en doce meses de 68,8,% en el precio de los alimentos, de seguir eso así no dudamos que en algunos pocos meses estaremos llegando a la aberrante cifra de un 100%.
Pero lo más grave es que la política de control de precios y de cambio no sólo no logró su cometido sino que disparó dos efectos perniciosos para cualquier gobierno, una inflación desbocada y un elevado desabastecimiento en muchos rubros comerciales. Los remedios parciales que ha aplicado Maduro para corregir esa perversión, por ejemplo entablar conversaciones con algunos empresarios para que aumenten la productividad, negociar con empresas hoteleras internacionales para lograr que funcione ese esperpento de Venantur, tratar de corregir las distorsiones del mercado cambiario con unas extrañas subastas que apuntan a beneficiar quien ofrezca menos, designar un nuevo ministro para resolver en 100 días la crisis eléctrica, no han logrado su cometido y todos los males siguen iguales.
Lo que no acaba de entender Maduro es que lo que no funciona es eso que denominan pomposamente el socialismo del siglo XXI, no lo logró ni el de la URSS, ni el de Cuba, ni el de Vietnam, ni el de China. Todos esos países, algunos más tempranos que otros, corrigieron o están corrigiendo el rumbo y sin aspavientos han entrado de lleno en la tan difamada economía de mercado.
Pero en Venezuela, país políticamente dividido en dos mitades , es prácticamente imposible recuperar el desastre económico que conduce al país hacia el abismo sin una concertación . Tomemos como ejemplo el de un bote salvavidas a la deriva en la que una mitad de los ocupantes no le permiten a la otra que achique el agua que inexorablemente hundirá el barco. Hasta que no entiendan que el diálogo no es una concesión sino una necesidad el barco se seguirá hundiendo.
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