Hace unos años, la sinuosa trayectoria
política de Arias Cárdenas inició una nueva etapa. Regresó al Zulia, con la
pretensión de gobernar el Estado en nombre de Chávez, desconociendo al
gobernador. Una vez más los deseos del caudillo se imponían sobre la voluntad
popular.
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| LLEGADA DEL VIRREY |
El dictador había decidido nombrar, con amplios poderes, un virrey del
Zulia. Arias asumía la dirección del PSUV. Diputados, alcaldes y concejales
oficialistas le obedecían. Decidía los nombramientos de funcionarios públicos
nacionales y como representante único del dictador ofrecía sus buenos oficios
para solucionar problema de todo tipo. El virrey monopolizaba recursos y
acrecentaba poder mediático. Se mostraba dispuesto a recibir a todos y
favorecer a muchos a cambio de la disposición de engrosar su clientela, de
renunciar a oponerse al régimen. Luego, su autoridad impuesta sería exitosa
electoralmente y a partir de octubre desplazaría a Pablo Pérez.
Meses después, fallece Hugo Chávez y todo
comienza a cambiar para el siempre cambiante Arias. Una nueva metamorfosis
ocurre. Frente al ilegítimo gobierno central, frente a quienes ayer eran sus
subalternos, se comporta dócilmente. Una actitud sumisa, entregada, de absoluta
obediencia al poder se convierte en la característica de su nueva actuación. Su
jefatura partidista y del gobierno del Zulia ha sido desconocida. Sus planes de
gobierno son desautorizados por el presidente ilegítimo. Su conducción política
es descalificada. Todo indica que ya no cuenta con la confianza del gobierno
militar. Su ocaso político se vislumbra.
Para substituir a Arias en la tarea de
someter al Zulia, de colocarnos al servicio del proyecto totalitario y sus amos
extranjeros han designado un militar. Maduro ha nombrado presidente de
Corpozulia para ejercer como nuevo virrey del Estado al general Néstor Reverol.
Le corresponderá, como ya lo ha anunciado el propio designado, dirigir al
partido oficial y ser “el hombre del gobierno” en el estado.
Triste el tiempo que la región vive. Nuevas
imposiciones, nuevas humillaciones que jamás aceptaremos se repiten. No
obstante, nuestro rechazo al Socialismo del siglo XXI se mantendrá. Nuestra
vocación libertaria, nuestra lucha autonómica, nuestra tradición
anticentralista, nuestro combate por lo nuestro, nuestra manera de ser
venezolanos seguirá siendo incompatible con la pretensión totalitaria.
rafidiaz2000@yahoo.com
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