Nada es más trágico para los pueblos que
perder la fe y la esperanza de un futuro mejor. Es grave que la colectividad se
colme de pesimismo, desconfianza, incredibilidad y que se quede en la indiferencia
o el quemeimportismo. Es fatal que hombres y mujeres dejen de luchar por la
justicia social, la libertad y los derechos humanos y que asuman un
comportamiento pasivo frente a los avatares políticos y económicos, o que
piensen que otros "le sacarán las castañas del fuego".
Cada ser
humano tiene una responsabilidad social e histórica para construir la vida,
repensar en el país que queremos y ansiamos, rescatar los profundos valores del
humanismo y alcanzar el bienestar personal y social tan esquivo; pero no
imposible.
L@s venezolan@s tendríamos que reflexionar en
nuestras propias culpas por haber permitido llegar a esta crisis integral, por
haber elegido a lobos disfrazados de ovejas, por haber permitido que nos
engañen y mientan, que nos manipulen con mensajes demagógicos y populistas; por
dejar que las luchas y movimientos sociales sean confiscados por los eternos
grupos dominantes que se creen dueños del país, por posibilitar que el poder
económico y político se repartan entre las élites que siembran de miseria a
esta patria, por contemplar impávidos que el festín bancario quede sin castigo,
y finalmente por consentir que la corrupción reine tan campante, por culpa de
quienes arropados en el más cínico celestinaje han permito y siguen permitiendo
el saqueo de las arcas nacionales.
Somos un
país que gracias a las bondades del petróleo disponemos de los más
inmensos recursos económicos que jamás pudimos imaginar, pero de nada vale
porque en el fondo seguimos siendo pobres y subdesarrollados porque dejamos que
las riquezas de nuestra querida patria se repartan los grupos que detentan el
poder, por haber sido permisivos siempre con los gobiernos de turno y por haber
forjado nuestras propias alternativas, por dejarnos arrastrar poco a poco al
paraíso terrenal con nombre de mujer llamado Cuba, por ser en los últimos
tiempos tan sumisos y pacíficos y por siglos guardar " un silencio
parecido a la estupidez". Debemos reconocer nuestras culpas, tomar
conciencia sobre ellas y luchar ahora más que nunca con fuerza, coraje y decisión para construir
la vida que anhelamos y la Venezuela que ansiamos.
¿Qué hacer para cambiar?. ¿Sólo quejarnos?.
Es hora de despertar y marchar unidos para recuperar la fe y esperanza, para construir la vida, defender la paz, consolidar y profundizar la democracia, hacer respetar nuestros derechos y libertades, defender el patriotismo de todo el pueblo, liquidar al modelo socialista del siglo XXI que se nos quiere imponer. Debemos y tenemos que pensar que las utopías son posibles porque aún tenemos derecho para soñar en una patria nueva, justa, soberana, libre e independiente. A finales de año se nos presenta otra gran oportunidad, para que las reivindicaciones populares tomen fuerza, a través del voto mediante el cual se elegirá en diciembre a los nuevos Alcaldes, lo cual permitirá con una mayoría holgada, decidamos elegir un Presidente capaz de entender nuestro destino histórico.
careduagui@yahoo.com
@_toquedediana
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