¿Y si los universitarios le pedimos prestados a la MUD esos 18 aviones para defender nuestras casas de estudios?
Como la barahúnda revolucionaria genera tantas noticias, cortinas de humo o trapos rojos, hace que lo esencial lo olvidemos. Por eso, emulando de alguna manera a los programas “Usted lo vio” y “Aunque usted no lo crea” de Globovisión, ya salidos del aire, actualizo de vez en cuando algunos paraninfos para recordar cosas de importancia. En esta ocasión y dado que estamos en pleno desarrollo de un conflicto universitario que se vislumbra grave, reescribo mi columna de enero de 2005, con algunas adaptaciones a la actual situación. Escribíamos entonces:
“La revolución castro comunista avanza a paso de vencedores. No es cuento ni bravuconadas del teniente coronel. Es la pura verdad. Muy pocas son las instituciones que conservan algún grado de autonomía e independencia del poder Ejecutivo. Y no es que dependan del poder Ejecutivo es que dependen de una sola persona, del único líder, del jefe del proceso. No hay ningún funcionario que pueda tomar decisiones en forma autónoma, de acuerdo a su nivel y funciones, sin antes tener que esperar la orden del comandante en jefe. ………...”. “El caso de las universidades es digno de comentario especial. La ley de Universidades le confiere a estas instituciones su autonomía y la Constitución de 1999 convierte esta disposición legal en un precepto constitucional. Eso le ha complicado la hoja de ruta al régimen castro comunista y ha hecho que el proceso de confiscación de estas instituciones se haya retardado, pero no se ha detenido. Lo primero que se hizo fue el intervenir ilegalmente algunas de las universidades experimentales. Luego se intentó, por la vía electoral, controlar las universidades denominadas no experimentales, pero la comunidad universitaria lo impidió y los candidatos oficialistas fueron derrotados. Se intentó por diferentes vías, en más de los casos usando la violencia física o jurídica, desconocer esos procesos y también fueron derrotados. Entonces comenzó el proceso de crear un sistema paralelo de universidades y destruir las actuales”.
“Este proceso de paralelismo comenzó por los primeros niveles del sistema educativo. Se crearon las llamadas misiones: Robinson, Ribas y Sucre, para suplantar los programas de alfabetización y Básica y Media del ministerio de Educación. Luego se da el paso hacia la educación superior. Nace la Universidad Bolivariana, institución que se crea en forma irregular, sin proyecto y sin estudios de factibilidad y es aprobada en el CNU por presión del Ejecutivo. A la fecha es una entelequia. Luego se convierte el IUPFAN en la Universidad Politécnica de la FAN, UNEFA, y la vuelven una universidad todera, se le crean todas las carreras imaginables, se tiende a masificarla, sin ningún tipo de control y se le deteriora la calidad. Mientras ello ocurría se comienza el proceso de cercenar la autonomía de las universidades nacionales. ….. Las amenazas de toda índole y el estrangulamiento presupuestario comienzan a hacer el trabajo…... Es así como el cerco llega al extremo de desconocer totalmente la ley de Universidades, sin rubor alguno. El ministro Moncada no reúne al CNU, lo desconoce. La OPSU se convierte en una especie de comisaría política del subsistema. El propio teniente coronel en sus maratónicas peroratas sentencia claramente el fin de la autonomía de las universidades”.
“La gota que colma el vaso es la asignación presupuestaria para el 2006. No hubo reunión de CNU para fijar la cuota, tal como lo establece el numeral 7 del artículo 20 de la ley de Universidades…... El monto que asignó el ministro, por su propia cuenta, o porque le dio la gana, como es costumbre de los revolucionarios, no cubre ni siquiera los gastos de pagos de nóminas, mucho menos los que tienen que ver con la academia, la investigación y la extensión, sin embargo las universidades del sistema paralelo reciben presupuestos que van muchísimo más allá de las posibilidades reales de su ejecución. La escena está servida para que el subsistema de educación superior colapse a muy corto plazo. No hay aumentos de sueldos y salarios (se tienen los mismos sueldos del 2002), no se cubre el pago de la nómina, los jubilados y pensionados quedan fuera. Se recortan al máximo las providencias estudiantiles, no hay para pagar pasivos laborales. Muchos de los pagos son centralizados en la OPSU, con lo cual se cercena la autonomía administrativa y financiera. El caos presupuestario total para el 2006…”.
Cambiemos fechas, ministros y “comandante en jefe” y estaremos en junio de 2013, con una situación varias veces peor. Pero parece que esta vez los universitarios, toda la comunidad universitaria, despertó y está dispuesta a ir hasta las últimas consecuencias, más allá del lugar común, para impedir el cierre de nuestras casas de estudio y su apropiación indebida por parte de los vándalos de la revolución castro comunista. El último reducto democrático no puede caer. La universidad no puede caer como PDVSA.
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