Por fin el gobierno reconoció sus errores y rectifica: Aprobada la ley de la mamazón.
El
conflicto universitario que se viene desarrollando en las principales
universidades del país ha tenido variantes bien interesantes. La Federación de
Profesores Universitarios de Venezuela (FAPUV), nuestra legítima representación
gremial, dio inicio al conflicto luego de hacer consultas a los profesores de
todas las casas de estudios que están afiliados a esta federación.
Los
resultados de la consulta fueron positivos y así comenzó el paro de
actividades. Pero no solo es un paro de actividades académicas, es que se han
producido otras manifestaciones de protesta. Huelga de hambre en varias
instituciones, clases magistrales en las calles y obras de teatro alusivas al
conflicto, cadenas humanas, volanteo en avenidas e interrupción del tránsito de
forma parcial y temporal. Y la gran caminata desde Barquisimeto hasta la
capital realizada por un grupo de profesores, estudiantes y empleados. La
marcha de la dignidad. Todas actividades pacíficas. Además se han unido al
conflicto, empleados y obreros y por primera vez, que recuerde, los propios
estudiantes. Valga decir que toda la comunidad universitaria esta en conflicto.
Y es que la gravedad de la situación de nuestras casas de estudio así lo
amerita.
El
conflicto no es solo porque a los profesores no nos hayan aumentado los sueldos
en varios años a pesar de las devaluaciones de la moneda, de la alta inflación,
que de suyo es una justificación dado lo miserable de los mismos, sino es que a la universidad venezolana se le
ha reconducido el presupuesto desde 2007, es decir que se tiene el mismo presupuesto
desde ese año, en forma absoluta, pero disminuido si se actualiza el valor de
la moneda.
Así que ningún sector ni actividad de la universidad ha podido ser
atendida satisfactoriamente, más bien se han disminuidos sus asignaciones y por
lo tanto sus actividades. Eso incluye, sueldos de todos los sectores, primas,
seguros, investigación, extensión, reemplazo de personal jubilado y pensionado,
mantenimiento y nuevas construcciones, equipamiento, bibliotecas, laboratorios,
talleres, providencias estudiantiles (becas, comedor, transporte). La inopia
total. Mientras esto ocurre el país recibe sus más altos ingresos por el precio
del petróleo, y el gobierno “revolucionario chavista castro comunista”
despilfarra los recursos, los regala a manos sueltas, y se vive el peor estado
de corrupción de toda la historia republicana del país.
Pero lo peor es que como respuesta al justificado conflicto universitario el régimen recorre al manido procedimiento de desconocer a los verdaderos y legítimos representantes de los diferentes gremios universitarios creando organizaciones sindicales paralelas, sin representación alguna, escogidas a dedo por el propio gobierno para usarlos como interlocutores y discutir una contratación colectiva redactada por el propio gobierno, es decir el patrono, donde otorga unos beneficios que más allá de que no llenan las aspiraciones de los docentes universitarios y es una violación a preceptos constitucionales de los trabajadores a la libre discusión de sus derechos laborales, es un bodrio cuyo principal objetivo es destruir a la universidad autónoma, descabezar a su dirigencia y autoridades y convertirlas en instituciones eunucas, en liceos grandes, sumisas al gobierno, como las que ha creado hasta ahora. Una burla total y una falta de respeto a la academia venezolana.
El
presidente, el de dudosa legalidad, y el ministro del sector, responden con
mentiras, descalificando a la genuina dirigencia universitaria, cuestionando la
honradez y pulcritud de las autoridades universitarias en el manejo de los
escasos recursos asignados.
Cada ladrón juzga por su condición, dicen. Y toda
protesta es tildada de desestabilizadora. De golpista.
Y la otra respuesta, la
que más le agrada a este gobierno, las actuaciones fascistas de sus bandas
armadas en contra de nuestras universidades. Atacan, queman autobuses,
disparan, destruyen el patrimonio de nuestras almas mater y el nuevo ministro
de “justicia, interior y paz” acusa a los huelguistas y a las autoridades.
Pero, y espero, que nada de esto nos doblegue. Lo que está en juego es algo más que unos cuantos bolívares “fuertes” que nos tire el gobierno como limosna. Nos estamos jugando el destino de nuestra universidad autónoma, democrática, universal. El último espacio de discusión abierta, de respeto a todas las ideas del pensamiento, que nos queda tenemos que defenderlo por encima de cualquier cosa y a cualquier costo. Hay que derrotar, nuevamente, a estos castro comunistas. Estudiar y luchar. Universidad y patria.
Iván
Olaizola D’Alessandro
iolaizola@hotmail.com
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