A Chávez le bastaba con proclamar a los
cuatro vientos que Venezuela poseía las mayores reservas de petróleo del mundo,
le pedía prestado a los chinos que hacia 2007 soñaban con producir millones de
barriles en Venezuela, cosa que quedó como una fantasía delirante; Chávez les
abría los brazos en su plan de socavar el poderío de Estados Unidos, hoy Jaua
le sonríe a Kerry,
Venezuela le sigue pidiendo prestado a China que busca un
acuerdo global con Estados Unidos. En 2007 Irak sufría la invasión de Estados
Unidos, y sigue hoy sufriendo una terrible guerra sectaria, a pesar de lo cual
produce más de 3 millones de barriles y producirá para 2019 6 millones y medio.
En el blog Global Barrel explican esta
historia absurda en “Why is Chinese production in Iraq booming, and in
Venezuela lagging?” Chávez utilizó a China como una vaca lechera y para
rescatar citas de Mao: se pasó de listo, le extrajo dinero prestado cuando el
verdadero negocio era aumentar la producción petrolera.
Algo salió bien en Irak para los chinos y mal
en Venezuela.
Después de 2002 Pdvsa perdió una gerencia
profesional, capaz de cumplir acuerdos. En cambio, los ingenieros petroleros
iraquíes mantuvieron una organización eficiente a pesar de una guerra terrible,
solo que tras la muerte de Chávez a Pdvsa no la llamarán de Miraflores un
domingo para organizar la siembra de aguacate en los médanos de Coro. Con la
botija vacía Nicolás Maduro busca ingresos y solo con el petróleo saldrá de
abajo sin tanto trabajo. Los chinos y los inversionistas extranjeros, como
también nuestros empresarios, son su tabla de salvación, pero todos quieren
comprobar que Maduro aplicará un nuevo modelo económico, cosa bien cuesta
arriba porque 20% de chavistas radicales le exigen a Maduro que se hunda por
ser fiel al legado de Chávez.
Maduro heredó un país en ruinas, un discurso
político, una realidad que lo obliga a dar un golpe de timón, urgentemente; por
ahora reprime a la oposición política, acentúa los rasgos autoritarios del
chavismo, se proclama hijo de Chávez mientras abandona el plan de desarrollo
chavista poco a poco.
Los chinos siguen prestando miles de millones
a Venezuela, resulta algo ridículo que después de proclamar poseer las mayores
reservas de petróleo del mundo, solo así podamos comprar papel higiénico. Esta
política suicida seguida desde 1999 nos condena, aún bajo el gobierno de
Maduro, a privatizar la industria petrolera, de manera encubierta, y dando al
mismo tiempo gritos de viva el Che. De que se pueden hacer cosas tan locas, se
puede, claro esas cosas solo ocurren en un país petrolero que vive en el siglo
pasado.
El verdadero legado final de Chávez ha sido
la necesidad de revertir el gran logro de la democracia venezolana: la
nacionalización del petróleo. En cambio, Irak sobrevivió a la ocupación
norteamericana, mientras Chávez gritaba que poseíamos las reservas mayores del
mundo los petroleros se marchaban para África, Irak, Colombia; desarrollaban
las arenas del Canadá, más costosas que nuestro petróleo pesado, y sacaban
literalmente gas y petróleo de las piedras.
Pagamos las consecuencias de una revolución
charlatana: Maduro necesita dinero, mucho dinero, lograr que los agricultores
siembren y los .petroleros busquen petróleo.
Maduro descubrió el agua tibia. ¿Tarde?
Mientras, los chinos producen petróleo en Irak en condiciones extremadamente
beneficiosas para la industria iraquí.
@faustomaso
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