Con increíble candidez, la flamante
Presidenta del Banco Central de Venezuela, Edmée Betancourt, le admitió a un
grupo de empresarios con los que CADIVI
tiene atrasos en su cumplimiento de hasta 300 días, que: “Lo que se entregó en
divisas el año pasado, fueron cantidades muy considerables; muchas de las
cuales se las llevaron las empresas de
maletín.”
No fue poca cosa, porque la funcionaria también dijo que: “solamente
en dañarnos la economía [las empresas de maletín] y llegar nuevamente por el
mercado negro y toda esa cosa, se pasaron entre 15 y 20 mil millones de
dólares”.
O sea, si entendemos bien, en el 2012, bajo
las narices complacientes de la burocracia gubernamental, incluidos el para
entonces Ministro de Finanzas, Jorge Giordani, y el entonces Presidente del
BCV, Nelson Merentes -y ahora Zar de la
economía-, el Presidente de CADIVI, Manuel Barroso, y la propia Señora Betancourt,
a la sazón Ministra del Comercio, entre el 5 y el 10% del Producto Interno
Bruto (35% de las supuestas importaciones) fue asignado por ellos mismos a
“empresarios de maletín” que adquirían dólares al cambio de 4,30 Bolívares, sin
importar ni un tornillo, los reinyectaban a valores entre 10 y 18 Bolívares por
dólar, mientras los productores de papel sanitario, automóviles, productos
agros industriales etc. paralizaban sus plantas por falta de divisas.
Después de 10 años, éste es el triste
resultado de un control de cambios que, como se ha dicho hasta el cansancio,
potencia la fuga de divisas, enriqueciendo, de paso, a los amigos del sistema.
Sólo ésto, por supuesto, debería convencer al Gobierno que ha llegado el
momento de darle cristiana sepultura a ese engendro sesentoso de control
absurdo.
La forma de iniciar el retorno a un cambio
único, ruta que necesariamente tiene que ser
progresiva por los fuertes desequilibrios existentes, es abriendo de
inmediato una ventana de libre convertibilidad en el BCV en lo que se conoce
como “flotación sucia”, permitiendo en ella una amplia gama de actividades,
como buena parte de las importaciones y todas las exportaciones. Si la tasa es
adecuada (probablemente alrededor de Bs.12 a 15/$) habrá estímulo para que los
particulares vendan sus dólares en dicho mercado, aumentando así la oferta.
Este mercado le restaría fuerza al paralelo o negro, que probablemente bajaría
un 10 a 15% de sus actuales niveles estratosféricos. Con el tiempo (tal vez un
año) esos dos mercados convergerían. El cambio de Bs.6.30/$ puede mantenerse
por un tiempo, pero limitado a bienes de primera necesidad muy específicos
(materias primas agrícolas, como el trigo por ejemplo).
El gran temor de los “burócratas de maletín”
es la explosión de precios que puede suceder, pero lo que no quieren entender,
es que buena parte de esa explosión ya está sucediendo de todas maneras, y se
refleja en los precios de los buhoneros y en otros productos, como el café en
barra, que ya cuesta 3 tanques de gasolina.
¡Atrévase, Presidente Maduro! Porque, de lo
contrario, nadie sabe cómo es que Usted le va a explicar a los venezolanos que
sus “burócratas de maletín” permitieron que el control de cambios se
convirtiera en el Festín de Baltasar más grande de la Historia Patria, y para
“maletineros” nacidos en tiempos de revolución.
*Editorial Laotravía
www.laotraviarcr.blogspot.com
* Editorial
(Radio Caracas Radio, 750.AM/Sábados de 08 a 09:00)
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