«Que yo conciba lícito, lo urgente en
Ultimomundano es que, en tiempos de resurrección de tiranos, quienes somos la
mayoría incontaminada restituyamos la paz: fijándole término a los criminales
fraudulentamente investidos de supremacía, en los estados que ellos minaron y
dejaron de ser de Derecho»
Es la «Fase Superior del Totalitarismo y la
Devastación»: el «Poder Hegemónico». Se trata de un asunto que, virtud a los
consejos de si se sabe cuáles
literato-tastos y filosofastros proclives a la Pendencia de la Internacional
(Comunista) Socialista Unida, susurran a faltos de sesos y perezosos
mandatarios ultimomundanos para que impongan el «Poder Hegemónico» y perviertan
con decisiones «del liga» disciplinas fundamentales para el desenvolvimiento y
discurrir de las sociedades. Enumero algunas: la «Judicial», «Penal»,
«Política», «Comunicacional», también la de la «Mercadería», «Asistencia
Médica», «Derechos Humanos», «Educativa», «Policial», «Militar», la «Teologal»
y en el ejercicio del «Pensamiento»
representada en la joya más preciada de la Civilización.
Los proclives sí saben que se trata de
institucionalizar decisiones que, por fácticas, jamás podrían merecer
legitimidad ante el «Principio de la Razón Suficiente e Inmutable» que blinda a
inteligencias no contaminadas de acomodos criminales. Y no duden de mi
fidedigno malestar e indescriptible conmoción y dolor espiritual, aun cuando
«cupio me esse clementem: miserum te si intellegis, miserum si non intellegis».
Esa propensión animalesca, primitiva, hacia la férrea dominación de una casta
de seres inferiores, pero armados y con determinación para cometer toda clase
de delitos a la Humanidad lesivos, no tiene nada de novísima en la Historia
Universal de Infamias.
Es inobjetable que la oficiosa propaganda
segregacionista, de odio, división entre ciudadanos, la amenaza subliminal e
igual explícita y profusa en instrumentos de comunicación social bajo el
perverso control de quienes tienen el foete asesino con el cual castigan a los
pueblos, sólo pretende fomentar guerras civiles en los territorios donde
gobiernan de facto y ya sin enmascararse de impolutos demócratas.
El agravamiento de las conductas de jaurías,
delictivas y potencialmente genocidas que orgullosa exhibe la casta de mofetas
de Pendencia de la Internacional (Comunista) Socialista Unida ha encendido
todas las alarmas del Sector Civilizado del Mundo. Si tuviésemos que definirla
en términos médicos, diríamos que se trata de una «endemia» sin obstáculos en
curso para convertirse en «pandemia». Deterioro de la Ética y Moral que salpica
y contamina a representantes de todos los ámbitos de las sociedades, empero con
insospechado énfasis en la Intelectualidad Latinoamericana. Los apátridas y
gozosos neo-fascistas devastan mientras son aplaudidos por la minoría del
bufonariado cómplice conformado por escritores, poetas, músicos, artistas
plásticos, docentes y políticos de la Nómina del Mercenariado Cobarde. Sin
embargo, vaticino que el Vulgo se apartará de esos desalmados y –pronto-
vendrán mejores y de reparación días («Dicere nemo potest, nisi qui prudenter
intelligit»)
Alberto Jimenez Ure
jimenezure@hotmail.com
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