Ayer sábado, 19 de marzo, tuve la oportunidad de asistir a un conversatorio auspiciado por la RED POR LA DEFENSA AL TRABAJO, LA PROPIEDAD Y LA CONSTITUCIÓN. Extraordinaria jornada de reflexión. Y no solo por la iniciativa del tema _Democracia es Democracia y punto_ sino por la calidad y la cantidad de los asistentes. Gente del mundo empresarial, activistas sociales, representantes de partidos políticos, actores de la sociedad civil y un conjunto de ciudadanos preocupados del acontecer político nacional en un dialogo participativo en procura de respuestas y puntos de vista a los tópicos planteados.
El contraste de ideas comienza con la pregunta ¿Es acaso que al concepto de democracia convenga el llevar apellido? Se habla de democracia social, de social democracia, de democracia cristiana, de democracia protagónica del socialismo del siglo XXI decían algunos. Y de democracia liberal ripostaron otros. Alguien se atrevió hacer una aproximación de definición: “La democracia liberal es una forma de gobierno que consiste en una democracia representativa donde la capacidad de los representantes electos para la toma de decisiones políticas se encuentra sujeta al Estado de Derecho y normalmente moderada por una Constitución que regula la protección de los derechos y libertades individuales y colectivas, estableciendo restricciones tanto a los líderes como a la ejecución de la voluntad de una determinada mayoría. Las democracias liberales se suelen caracterizar por la tolerancia y el pluralismo; las ideas sociales y políticas diferenciadas, incluso las más extremas, pueden coexistir y competir por el poder político siempre sobre una base democrática. El término "liberal" dentro de la expresión "democracia liberal" no implica que el gobierno de una democracia de este tipo deba seguir estrictamente la ideología política del liberalismo, si bien el concepto puro de "democracia liberal" nace de la corriente del liberalismo político encontrando sus orígenes (y su nombre) de la época de la Ilustración europea”.
Para ese momento, todos concordamos que puesto así, de ese modo, debería significar un punto de partida en respuesta a la necesidad de un Gran Acuerdo Nacional que debe tomar la Nación para su recuperación, reconstrucción y reconciliación con plena realización Política, Económica y Social. Si deseamos una Venezuela libre y próspera. Si pretendemos un Estado responsable, ordenado, eficiente y eficaz, que haga buen uso del dinero de los venezolanos, de la reducción de la inflación, de la reducción de la deuda pública, y el mejoramiento de la economía y del bienestar de todos los ciudadanos entre otras cosas. Pues entonces bienvenida democracia liberal en el entendido que no es el punto de llegada, sino el punto de partida.
Otro tópico muy importante fue darle respuesta a ¿Cómo fortalecer las estructuras democráticas de la Nación?
Hubo consenso unánime con la afirmación: “Los problemas de la democracia se solucionan con mejores partidos y no con , con política de mejor calidad y no con antipolítica. De ahí la importancia de recuperar la credibilidad en la política, de mejorar su calidad, de hacerla más transparente, de volverla más eficaz, de acercarla a la ética, pero, sobre todo, reconectarla con la gente. Es apremiante fortalecer el sistema de partidos y las instituciones políticas para aumentar su efectividad y eficiencia, y con ello aumentar su legitimidad. De ahí la necesidad de una sociedad civil comprometida con la democracia que no menosprecie los mecanismos institucionales de representación. En este sentido, es prioritario construir “capital político” que asegure el éxito de los futuros procesos de reforma necesarios” (Noel Álvarez, dixit)
Esa contundente afirmación reforzó anteriores criterios de todo tenor esbozados por los copartícipes del conversatorio:
“La descentralización es la vía para el verdadero fortalecimiento de las estructuras democráticas de una Nación”.
“Solicitar que el Consejo Nacional Electoral y el poder Judicial sea integrado por personas independientes como garantía a las elecciones del 2012”
“Institucionalizar y darle el presupuesto adecuado las Misiones como instrumento de protección social”.
“El bienestar de la persona humana, la familia y -por tanto- la sociedad constituyen el objetivo de nuestro pensar. El fin de la acción política es la persona humana y su familia. El Estado es útil, pero no como un fin en sí mismo sino como el medio para facilitar las condiciones para que las personas y las familias logren un mayor bienestar”
“Oportunidad para todos. Venezuela debe ser tierra de oportunidades para todos, sin discriminaciones ni privilegios. Todos deben tener, de una vez, oportunidad de un empleo productivo y de cambiar de empleo para lograr mejores condiciones económicas o de otra índole”.
“Un gobierno para la gente. Los Venezolanos merecen y necesitan un Gobierno amigable. Un gobierno inclusivo quitará las limitaciones a la iniciativa privada y a la generación de empleos, respetará a las minorías y la libertad de expresión y fomentará el debate nacional con liderazgo y convicción”.
“Libertad, responsabilidad y orden. El principal elemento de la libertad es la responsabilidad. El irrespeto a la vida y a la propiedad es incompatible con una vida ciudadana en libertad, libre de temores e inseguridad en las casas, las escuelas o las calles”.
“Un país de propietarios. Venezuela debe ser un país de propietarios. Hoy, muchos venezolanos que solo son dueños de su salario y de algunos pocos ahorros. Hoy día, cada familia que lo desee y se esfuerce, debería ser dueña de su casa de habitación, del mobiliario hogareño, de una computadora y de un medio de transporte familiar. Además, los venezolanos podrían, si así lo deciden, ser dueños de una empresa de servicios, agricultura, industria o fondo de pensión e inversión; participar plena y dignamente de la economía nacional y no solo como asalariados. Se puede y se deben titular las tierras en zonas populares urbanas y de las zonas del campo. Todos los ciudadanos tendrán la oportunidad de participar de forma activa en el capital de muchas empresas y en las grandes obras de infraestructura, mediante la titularización, como dueños, en vez de meros espectadores”.
“Una Venezuela respetada, moderna y visionaria. Hay que romper las cadenas de la ineptitud y la ineficacia _del presente y del pasado_ que le han puesto freno al desarrollo y la prosperidad nacional. Las acciones deben estar basadas en la participación e inclusión de los pobres que hoy están en la base de la pirámide de ingresos. La infraestructura de carreteras, puentes, represas, acueductos, electrificación, puertos marítimos y aeropuertos, transporte urbano, servicios básicos en salud y educación se han quedado rezagadas bajo los esquemas del estatismo inoperante. Es necesario dar un cambio substancial y profundo para su rescate estructural y la construcción eficiente de nuevas obras”.
A estas alturas y habiendo escuchado todas las reflexiones me viene al pelo esta enunciación:
Cualquier gran cambio político, en cualquier parte del mundo, en cualquier momento de la historia se ha compuesto de dos elementos principales:
A) Un factor impulsor representado por un cuerpo cultural formado por ideas, opiniones, ideologías, filosofías, mística, dogma, tradiciones, — es decir: todo lo que podríamos incluir en el concepto de "ambiente cultural" — y, además,
B) Un factor aglutinante representado por un conjunto organizado de seres humanos que abarcaría a líderes, agrupaciones, partidos, organizaciones, corporaciones, facciones, instituciones, — es decir: todo lo que podríamos incluir en ese otro concepto genérico de "movimiento sociopolítico".
Y digo esto porque salí mas convencido de la propuesta que vengo predicando en cualquier escenario. La salida es definitivamente un Contrato Social para la Prosperidad Democrática.
Los actores sociales para emprenderlas están públicamente disponibles. Hacen falta la lucidez, el coraje y la voluntad política necesarios para asumir este desafío. La alternativa democrática necesita un rostro. Hay mucho por hacer, lo importante es comenzar a andar y pronto.
En fin, mis sufridos lectores, de la experiencia de esta jornada casi se me ocurre titular esta crónica el “Manifiesto de San José”. Por lo del onomástico del patrono, celebrado el día de ayer.
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