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lunes, 22 de abril de 2013

VÍCTOR RODRÍGUEZ CEDEÑO, INJERENCIA E INTERVENCIÓN

Un proceso electoral irregular, calificado por muchos de “fraude continuado” , avalado por las instituciones del Estado, debía concluir en medio de dudas y reclamos. La incertidumbre continua, aun más ante las declaraciones de la presidenta del CNE de las que se deduce que los resultados de la auditoria, sobre la cual se supone que había un acuerdo, serán favorables a Maduro.
Adentro se esperaba que las instituciones secuestradas por el Ejecutivo hiciesen todo para favorecer la candidatura oficialista. Afuera se suponía lo que sucedió. Es decir, que algunos gobiernos se pronunciasen, unos a favor de las irregularidades, otros a favor del respeto de las reglas.
El “reconocimiento prematuro” de Maduro por algunos y la exigencia del respeto de las reglas y de la voluntad popular por otros obliga a revisitar algunos conceptos y principios de Derecho Internacional. Me refiero a la soberanía, entendida como el poder del Estado para utilizar libremente su territorio y para ejercer  autoridad sobre las personas  que se encuentran bajo su jurisdicción; y, a la no injerencia en los asuntos internos de los demás Estados, expresiones reconocidas por el Derecho Internacional y recogidas en la Carta de la ONU.
Aunque los gobiernos albistas y asociados no lo entiendan, el mundo tiene un camino y ningún régimen lograra cambiar el rumbo de las cosas que se traducen, en este contexto, en el pleno respeto de los derechos humanos y de las libertades. Un logro realizado tras siglos de sufrimiento y reflexión.
Estos “objetores persistentes”, forajidos para muchos, deben entender que la sociedad internacional sufre cambios permanentemente, las relaciones internacionales evolucionan y ante esas realidades, el Derecho Internacional se transforma. Ya no hablamos de una sociedad internacional integrada solamente por Estados. Las organizaciones internacionales, la sociedad civil, la comunidad internacional en su conjunto actúan hoy en un mismo espacio. Las relaciones entre los distintos sujetos no son simplemente de cooperación sino que en ese tránsito que se experimenta hacia la constitución de una comunidad internacional, en la que prevalecen los intereses comunes, esas relaciones se basan en la solidaridad.
Hoy podemos hablar de un Derecho Internacional distinto, mas objetivo, en el que la voluntad de los Estados cede ante un orden público internacional en formación, integrado por normas y principios superiores que interesan a la comunidad. De allí, las nuevas fuentes del Derecho; conceptos, principios y normas  nuevos adaptaos a esa realidad. La comunidad internacional, el patrimonio común de la humanidad, son solo algunos de esos conceptos que surgen ante esa nueva realidad.
El surgimiento del Individuo como objeto y sujeto de Derecho Internacional abre el espacio a los derechos humanos y a su naturaleza superior. No puede ningún Estado desconocerlos, aunque no lo haya suscrito formalmente. Se trata de derechos inherentes al hombre que nadie puede despreciare. Surgen derecho humanos nuevos, uno de ellos el derecho humano a vivir en democracia, a elegir libremente las autoridades y decidir el destino sin interferencia de ninguna especia, sea nacional o externa.
El “reconocimiento prematuro” que los “objetores persistentes” han hecho a Maduro como Presidente electo es una lamentable y peligrosa “injerencia externa” en nuestros asuntos internos, una bofetada a los venezolanos y a las instituciones nacionales. Distintamente, el llamado al dialogo, al recuento de votos, al respeto a la voluntad popular expresado por otros Gobiernos constituye una “intervención legitima.”
Debemos distinguir la “injerencia externa”, la de albistas y socios, contraria al Derecho Internacional (Art. 2-5 de la Carta de la ONU), de la “intervención legitima” de algunos Gobiernos democráticos y de instituciones internacionales (OEA,ONU,Union Europea).
La “soberanía” no es mas la “soberanía” que pretenden los albistas y los regímenes totalitarios en general, ni la “intervención legitima” es “injerencia en los asuntos internos.” La protección de los derechos humanos, de la democracia en especial en este caso, es una preocupación de la comunidad internacional y ello, así de simple, legitima su actuación, siempre evidentemente en respeto de las normas y principios vigentes.
vitoco98@hotmail.com

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