En procura del Desarrollo se han
instrumentado en el campo económico distintos modelos, tales como el
“austriaco” el “keynesiano” el “marxismo-comunismo” y más recientemente modelo
de impresión de dinero inorgánico.
En lo específico del caso venezolano la historia
nos muestra un primer modelo que podemos denominar “Estado-Providencia” el cual
prácticamente se desintegra a finales del 70 para dar paso al
“Rentista-Consensual” que muestra su ineficiencia a partir del 80; lo cual
indujo a partir de 1998 (momento en el cual ocupábamos la cuarta posición entre
los países ricos de América Latina) una “ilusión de cambio” que fue adquiriendo
una orientación estatista-socialista (el Estado interviene directamente en el
terreno económico) que profundizó el capitalismo de Estado (propiedad estatal
de los medios de producción) en aras de instaurar un Modelo Socialista de
Producción sustentado en la impresión de dinero inorgánico para estimular el
crecimiento económico, en complicidad con las reiteradas devaluaciones fiscalistas
a los efectos de apuntalar un gasto público marcadamente populista.
Es de
resaltar, que en cualquier modelo que se pretenda ha de armonizarse la economía
política (estudio y análisis del comportamiento real de la economía) con la
política económica (empleo de estrategias y herramientas relacionadas con
política fiscal, cambiaria, monetaria, entre otras).
La construcción constitucional de un Estado
Socialista (ya rechazado en nuestro país en el Referendo de 2007), es
ideológicamente distinta a un gobierno socialista donde el aparato estatal no
tiene que obligatoria y necesariamente
transitar hacia ese tipo de Estado, donde rige una economía capitalista
planificada y altamente regulada. Sirva de referencia que durante el lapso
comprendido entre 1989 a 1992 ventidos (22) países revirtieron esa forma de
Estado, y para 2012 de los 193 países que existían según la ONU, sólo cinco (5)
de ellos (2,6%!!) fueron calificados como Estados Socialistas; mientras que
otros cinco (5) países (2,6%) aspiraban alcanzar tal condición: Venezuela,
Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Nepal.
La pretensión de instaurar en Venezuela un
modelo socialista (u otro) requiere de un liderazgo político, es decir la
presencia de una persona que tenga la capacidad de movilizar e inspirar a la
gente hacia un cambio de pensamiento que les permita alcanzar ciertos objetivos
en función del bienestar de la población, afianzado en una economía política
que sustente una clara política
económica. Tal acción ya de por sí dificultosa e imposible de dirigir por
Tele-prompters de dudosos contenidos muy alejados de la economía como ciencia,
se agrava habida cuenta de considerar el actual gabinete económico al gremio de
economistas (al cual con pleno orgullo pertenecemos) como “fantoches”
(petulante, presuntuoso) y “mercachifle” (mercader de poca importancia), a la
par de incentivar una “guerra mundial económica y monetaria” contra nuestro
país (¿?).
La polarización política imperante en
Venezuela obliga a la instrumentación de
un diálogo inteligente para abordar la realidad económica más allá de los
dogmatismos, en aras de generar una visión política integrada a la economía
política y que en apego a la Constitución le devuelva la economía a la
sociedad.
observatorio2012@gmail.com
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