La arrogancia incitada por la deformada perspectiva de la realidad nacional que aviva el poder político cuando éste se usurpa sin el debido compromiso y carente de la voluntad necesaria para condolerse de las penurias ajenas, acentuó con palmaria contundencia la desavenencia entre estas dos condiciones propias de quien, como cualquiera, debe compartir en virtud de la responsabilidad con la que asume distintas tareas. Antonio José Monagas
CHÁVEZ HOMBRE VS. CHÁVEZ NOMBRE
En política, abundan las contradicciones pues
con ellas se aseguran situaciones que rayan con la incertidumbre lo que a su
vez incita confusiones que resultan convenientes al momento de actuar de la
mano del engaño encubierto. Justamente, es lo que persigue la política cuando
se trata camuflar realidades con el propósito de ganar el mayor espacio público
que permite el ejercicio de la política cuando ésta es entendida como el arte
de mentir. Más, cuando se camina tras el efervescente y manipulador poder político.
El problema que surge del enfrentamiento
entre dos actitudes, dos posturas, nada menos que en la persona de quien en
1998 alcanzó la presidencia de la República, Hugo Chávez, deriva del dilema que
se arraigó con el devenir político desde entonces. Esta confrontación que ha
afectado considerablemente la condición política del país, desde el mismo
momento en que se produce la insurgencia de Chávez como dirigente político con
apetencias presidenciales, gracias a la bonhomía del presidente Caldera quien
en 1994 facultó su sobreseimiento y su consiguiente libertad, devino en
procesos de gobierno que terminaron fracturando cualquier propuesta que
comprometiera al país con objetivos capitales de desarrollo económico y social.
Procesos electorales, administrativos, fiscales, de organización, de
coordinación, de control, particularmente, comenzaron a desviarse de sus
cometidos originarios hasta convertirse en razones que justificaban erogaciones
tanto como movilizaciones de recursos con fines no identificados algunos.
Mientras que otros, eran concebidos bajo argumentos proselitistas por lo que
sus resultados calificaban de efímeros por cuanto sus motivaciones se disipaban
al calor de causas político-partidistas enteramente determinadas.
En tanto que tan pervertidas tergiversaciones
iban ocupando y consumiendo el tiempo y los recursos destinados para la gestión
gubernamental, al margen de los planes de la nación elaborados en el ínterin de
estos últimos catorce años de dominio chavista, la sociedad vino polarizándose
inusitadamente. La arrogancia incitada por la deformada perspectiva de la
realidad nacional que aviva el poder político cuando éste se usurpa sin el
debido compromiso y carente de la voluntad necesaria para condolerse de las
penurias ajenas, acentuó con palmaria contundencia la desavenencia entre estas
dos condiciones propias de quien, como cualquiera, debe compartir en virtud de
la responsabilidad con la que asume distintas tareas.
No solamente la sociedad fue discrepante a su
interioridad. Igualmente la faz de instituciones estratégicas, como las
ubicadas en el sector militar, industrial y comercial, tanto como las del
ámbito comunicacional y educacional, sintieron los rigores de la disociación
entre sus miembros lo que tendió a favorecer la dicotomía que afecta al
presidente de la República toda vez que sus decisiones no concuerdan con su
discurso, generándose una división de cometidos que alcanza por igual al
andamiaje sobre el cual se sostiene el país política, social y económicamente.
De manera que la disposición del hombre que habita en el cuerpo político del
presidente Chávez, no se corresponde con el nombre que proyecta la imagen de un
“combativo revolucionario socialista” cuando, por encima de las realidades, se
proclama al mundo entero su “benevolencia, respeto, tolerancia y amor” como
factor de promoción de un país en reconstrucción, pero que en verdad sólo llega
a la categoría de “una ilusión de armonía” parafraseando a Moisés Naím. Es el
enorme problema que se ha suscitado de la confrontación: Chávez hombre vs.
Chávez nombre.
VENTANA DE PAPEL
INSPIRADO POR LA ETERNIDAD
Toda hecho condiciona actitudes. Pero
también, compromete un tiempo en el que se afianzan reflexiones y sublima
esperanzas. De ahí que resulta primordial cultivar propósitos procedentes no
sólo de un pensamiento capaz de impulsar proyectos de firme asidero.
Igualmente, emergentes de la obra trajinada en el esfuerzo incesante de quienes
han entregado su vida a la creación de ideas muchas de las cuales prendieron
fruto en el ramaje de la intelectualidad que da cobijo a instituciones de tan
frondosa conciencia como la que engalana la Universidad autónoma, crítica y
democrática.
El homenaje que le tributa la Asamblea
Nacional al eximio y recordado docente universitario José Miguel Monagas a
través de la Universidad de Los Andes, decisión ésta acogida y aprobada por
unanimidad en el seno del máximo organismo de deliberación legislativa
venezolano, renueva la gratitud de un colectivo profesional repartido a lo
largo y ancho del país al reconocer en el maestro José Miguel el educador que
supo conciliar las capacidades y anhelos de quienes formaron parte de su
inmensa legión de alumnos, con las realidades de una Venezuela que aprendió a debatir
su futuro en los finos trazos de problemas de gruesa monta.
Tan merecido reconocimiento de la Asamblea
Nacional, pone de relieve que José Miguel Monagas sigue incitando la vida a
través del cirio que desde su papel de educador, periodista, gremialista,
escritor, poeta, parlamentario, concejal, dirigente político y académico, se ha
mantenido encendido. Porque quien muere en la entrega vive siempre en la
retribución que la vida resarce por la obra realizada. Y es que los maestros
nunca mueren. En ellos, morir no basta cuando en vida enseñaron a proceder
desde el corazón. José Miguel Monagas fue un maestro que realizó su labor
pedagógica inspirado por la eternidad.
PROMESAS INCIERTAS
Cualquier acuerdo a que llegue el Consejo
Universitario de la Universidad de Los Andes con la empresa estatal TROMERCA,
de cara a conciliar necesidades relacionadas con la solicitud de autorización
para la afectación e inicios de los trabajos del tercer tramo de la línea 1 del
sistema de transporte masivo Mérida, conocidos como trolebús, corre el riesgo
de ser quebrantado. Lo sucedido luego de la construcción de los trabajos que
afectaron el área del Central Azucarero cuyo espacio alberga a distintas
dependencias universitarias, y que fueron objeto de promesas por parte de
TROMERCA, no sólo fueron olvidadas, sino que además por ello se generaron
problemas de naturaleza urbanística que dieron al traste con importantes
proyectos pautados por la ULA para afianzar su presencia y activos en dicha
zona.
La pretensión de intervenir la avenida Don
Tulio Febres Cordero habrá de resultar un fiasco toda vez que Mérida perderá su
imagen de ciudad universitaria debido a que esta vía fue sembrada de escuelas,
módulos y oficinas universitarias cuando la Universidad de Los Andes comenzó a
irradiarse a mediados de los años cincuenta lo que motivó a decir que “Mérida
es una Universidad con una ciudad por dentro”.
Esta intervención de TROMERCA que bien puede
sustituirse el paso del trolebús a través de la avenida Las Américas,
enlazándose con el viaducto Miranda, perjudicará no sólo la visual más
característica de la ciudad. Sino además, la fachada histórica de una
Universidad desplegada a lo largo de la avenida Don Tulio. Con el agregado de
que lo que podría resarcirle la empresa a la ULA no será ni del mismo tenor
edificador, ni tampoco de la misma condición urbanística y calidad
arquitectónica lo que redundaría en perjuicio de la ULA y, por tanto, de la
ciudad. Al final, seguirán valiéndose de meros ofrecimientos que solo serán
promesas inciertas.
antoniomonagas@gmail.com
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