Segunda entrada sobre el liberalismo.
Abriremos los comentarios para el debate en la tercera entrega.
Nos preguntábamos en la entrada anterior si
hay algún rasgo de los “liberalismos” que los unifica y permite llamarles de
esa manera. La apelación al nombre es útil para encontrar la nota definitoria:
liberalismo proviene de libertad. Y ello es así porque la nota distintiva
esencial está en el principio fontal de todos los liberalismos que sean
relativamente coherentes: el principio libertad. El Cardenal Billot hablando
del liberalismo religioso, se creyó obligado a “ascender” a este principio
unificador; hagámoslo también nosotros con tan prestigiosa guía:
“La libertad es el bien fundamental, santo e
inviolable del hombre, contra el cual es un sacrilegio atentar por medio de la
coacción; y de tal modo esta misma irrestringible libertad debe ser puesta como
piedra inconmovible sobre la cual se organice todo de hecho en la humana
convivencia, y como norma inconmovible según la cual se juzgue todo de derecho,
que sólo sea dicha equitativa, buena y justa la condición de una sociedad que
descanse en el citado principio de la inviolable libertad individual; inicua y
perversa, la que sea de otro modo”.
Pero, ¿qué libertad defiende el liberalismo?
Sigamos con el mismo autor:
"La libertad de la que tratamos ahora no
es... la facultad del libre albedrío, consistente en el dominio de la voluntad
sobre sus actos... De esta libertad, que es libertad de necesidad intrínseca,
que lleva consigo obligaciones de conciencia y que nos hace observantes de la
ley moral, el liberalismo no se ocupa, y tanto no se ocupa que la mayor parte
de sus secuaces son puros materialistas, que no reconocen en el hombre sino los
principios del movimiento espontáneo, según el instinto y la determinación de
la naturaleza. En todo caso, admitan o no el libre albedrío en su sentido propio
y metafísico, no hacen de él en cuanto tal su ídolo, sino de la facultad de
usar de la propia actividad, cualquiera sea ella, sin ninguna coacción exterior
que impida su autónoma expresión”.
En resumen: la libertad axial para los
liberales es la libertad de coacción externa sólo limitada por los derechos
individuales de los demás. Bien lo expresa Alberto Benegas Lynch (h.) en el
video que ilustra nuestra entrada: el liberalismo es el respeto irrestricto de
los proyectos de vida de los demás, es decir a una esfera de autonomía
intocable mientras no afecten los derechos de terceros.
http://info-caotica.blogspot.com/2012/03/tres-notas-sobre-el-liberalismo-2.html
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