Nota 10. Continuamos. La defensa del carácter
ético y moral de la economía de mercado y del liberalismo es imprescindible
para asegurar el éxito político de las reformas liberales.
1. Es
hora de cesar con el monopolio del argumento “moral” que hasta el momento han
exhibido con estridencia los políticos interven¬cionistas, totalitarios (de
izquierdas y de derechas) por culpa de la inhibición ética que tiene su origen
en el racionalismo estrechamente utilitarista de la escuela neoclásica.
2.
Uno de los aportes más recientes e importantes de la teoría de la libertad en
el siglo XX ha sido, precisamente, el poner de ma¬nifiesto que el análisis
meramente consecuencial de costos y benefi¬cios, hasta ahora desarrollado por
la ciencia económica en términos de estricta eficiencia utilitarista, no es
suficiente para justificar, por sí solo, la economía de mercado.
3.
La base ética de la teoría de la libertad es indispensable. He aquí algunos de
los argumentos: a) El fracaso estruendoso de la “ingeniería social” y del
consecuencialismo que se deriva del paradigma neoclásico-wairasiano, que hasta
ahora ha dominado la ciencia económica. b) Porque el análisis teórico de los
procesos de mercado desarrollado por la Escuela Austríaca, en base a la teoría
de la función empresa¬rial y al concepto de “eficiencia dinámica”, tampoco es
suficiente para justificar por sí sola la economía de mercado, especialmente
frente a aquellos grupos privilegiados de interés que siempre salen
beneficia¬dos a corto plazo de la intervención coactiva, represiva, terrorista
y criminal del Estado (tal como se hace actualmente, sobre todo en Vzla) y cuya
preferencia temporal en favor de las subvenciones (misiones, comunas, etc.),
privilegios y ventajas presentes, que logran siempre. Predominan sobre el valor
subjetivo que dan a las consecuencias negativas que el intervencionismo,
totalitarismo, del que ahora se aprovechan, podrá tener en el futuro. c) Sobre todo, porque desde el punto de vista
estratégico son básicamente las consideraciones de tipo moral las que mueven el
comporta¬miento reformista de los seres humanos, que en muchas ocasiones es¬tán
dispuestos a realizar importantes sacrificios para perseguir lo que estiman
bueno y justo, desde el punto de vista moral, mientras que este comportamiento
es mucho más difícil de asegurar sobre la base de es¬trechos criterios de
eficiencia, que tan sólo consisten en fríos cálculos de costos y beneficios,
cuya virtud y fundamentación científica es, por otro lado, dudosa.
4.
Pudiéramos, entonces, atinar que ninguna reforma liberal ten¬drá éxito a la
larga, si sus impulsores no argumentan con todo conoci¬miento y energía ante
sus conciudadanos que la economía de mercado, no sólo es más eficiente, sino
que, además y sobre todo, es el único sistema económico acorde con la moral.
5.
Y, simultáneamente, que el interven¬cionismo, el totalitarismo, del gobierno,
tal como se ha observado históricamente y, sobre todo como lo estamos
padeciendo en Vzla, sometida a la destrucción, a la extinción, durante los
últimos 13 años, y a la acción de los grupos de interés puramente crematísticos
que lo respal¬dan, son substancialmente inmorales. Seguiremos.
“El gobierno no tiene otro fin que la preservación de la propiedad”, John Locke, Ingles, Filosofo, 1632-1704.
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