Sin duda, el tema que más inquieta al
personal de la Fuerza pública es la supuesta reducción de sus efectivos, su
reorganización y cambio en la doctrina, aspectos planteados en la Habana y
ventilados de manera recurrente por las FARC en todos los intentos de paz
fallidos con los gobiernos anteriores. Sin embargo, son los mandos medios los
llamados a socializar y explicar en las filas de las instituciones, tan absurda
petición; es su deber transmitir seguridad y confianza a los cuadros y la
tropa, acerca de las decisiones adoptadas por el Gobierno Nacional, en aras de
encontrar una solución política al conflicto armado interno en Colombia.
Así las cosas, es necesario que el equipo
negociador, tenga muy en cuentas las siguientes “premisas fundamentales”:
1. La perspectiva de la amenaza. Es
visualizar en todo el contexto la mentalidad de los cabecillas sentados en la
mesa. Es decir, se debe considerar su visión político-estratégica, sus
objetivos finales de corto, mediano y largo plazo, sus planes específicos. Es
ubicarse “en el otro lado de la colina”, con la finalidad de comprender las
verdaderas intenciones del enemigo y enfrentarlo en las peores circunstancias
posibles. Entender su direccionamiento estratégico, su conducción táctica y la
perfecta interconexión de numerosos eventos políticos, sociales y militares que
gravitan a su alrededor. “Si conocemos con antelación como el oponente planea
explotar nuestras debilidades para materializar sus amenazas sobre nosotros;
podremos desarrollar una línea específica de pensamiento para contrarrestar sus
acciones.” J.F.C. Fuller [1]
2. El peor de los escenarios. Ello implica
colocarse en la posición de prepararse siempre para lo peor, y más perjudicial
que pueda hacer el adversario. No subestimarlo bajo ningún concepto. Así, si
éste se presenta en condiciones más benignas, pues se estará en mejores
condiciones de neutralizar sus intenciones. Aquí la experiencia reciente
indica, que la dinámica política y alcances en este ámbito del grupo
guerrillero, ha sido peligrosamente subestimada.
3. El pragmatismo. Es captar las realidades
políticas tal cual se presentan, con todas sus consecuencias. Se trata
simplemente, de tener una percepción realista de las causas y consecuencias
impuestas por las crudas circunstancias de hechos inevitables. Frases como “No
somos narcotraficantes”; “No tenemos secuestrados” y “No extorsionamos”; buscan
precisamente distorsionar ante el mundo la verdadera naturaleza del grupo
guerrillero.
4. Una visión conjunta de hechos articulados.
“Ver el bosque y no perderse entre las ramas”. Es tener una visión conjunta y
articulada de los hechos y captar la realidad del fenómeno político-militar
analizado. En gran parte los fracasos en procesos de paz anteriores, se debe a
la incapacidad de los negociadores, en el sentido de apreciar escenarios
prospectivos y proyectivos, es decir, su escasa comprensión de la dimensión
histórica, las profundas raíces ideológicas del grupo terrorista y sus planes,
que están diseñados desde hace 30 años y siguen vigentes.
5. Pensamiento simétrico versus asimétrico.
La naturaleza de las FARC es asimétrica. No se debe en consecuencia, analizar y
enfocar bajo una perspectiva simétrica. Se deberá entender que lo simétrico se
asocia a lo convencional, cartesiano, conservador, bidimensional y lógico. Lo
asimétrico se asocia a lo no convencional, tridimensional, innovador e ilógico.
6. Realidad militar regional. Observamos en
el continente modelos altamente influenciados por un “proceso de conversión
revolucionaria”; es decir, unas fuerzas armadas con una estructura militar cuya
base son las milicias populares, mejor entendidas como civiles armados y
uniformados con escasa instrucción y entrenamiento y listos para “apoyar” a las
fuerzas regulares; en Venezuela son ya una realidad, toda vez que fue activada
una nueva fuerza, denominada la Milicia Nacional Bolivariana, a la par del
Ejército, la Armada, la Fuerza Aérea y la Guardia Nacional.
En síntesis, urge estar alerta, pues las FARC
siempre se han aprovechado de la ansiedad de paz del pueblo colombiano, y es
por ello que su estrategia no cambia:
extender las negociaciones al máximo y que sigan desarrollándose en
territorio extranjero; así ganan tiempo y continúa el show mediático internacional;
seguir exigiendo más de lo pactado en los cinco puntos; buscar más aliados
internacionales que convaliden su naturaleza y propósito; y mantener un nivel
de lucha armada aceptable, que no de motivos al Gobierno para pararse de la
mesa.
[1]
General británico, teórico de la guerra de los blindados. Fue quien
definió los nueve principios de esa
guerra vigentes hoy.
*Analista político y militar, Bogotá
Periodismo
sin Fronteras, Bogotá
http://www.periodismosinfronteras.com/el-proceso-de-paz-consideraciones-desde-colombia.html
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