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martes, 30 de octubre de 2012

RUTH CAPRILES, INFIERNO MALADRO, LAS CARCELES SON RECINTOS PARA GENERAR DEMONIOS SOBRE LA|SOCIEDAD

Una colega me preguntó sobre el culto a los malandros. Casualmente, un sobrino recién me había enviado un video, efectuado en 2009 por una valiente periodista extranjera que va a los lugares del culto, habla con los seguidores de los malandros, visita cárceles y da la dimensión debida al fenómeno. Por supuesto, tuve que explicar a mi colega que la situación se había puesto 20 veces peor en estos últimos cuatro años. Y mientras escribía me pegó la angustia ante el espejo de mi país. Hemos visto y conocemos de primera mano esos horrores pero seguimos como si no existieran, como si no significaran la peor violación de los derechos humanos que pueda imaginarse. Ni el Dante prefiguró el infierno venezolano. 


Los presos viven en condiciones infrahumanas. Se matan entre ellos por cientos y la sociedad lee la noticia y sigue; no sabemos qué pensar, qué sentir. Porque lo cierto es que esos internos viven en el infierno pero exportan su infierno al resto de los ciudadanos. Son víctimas de un gobierno que no sólo no hace nada por mejorar su condición sino que la empeora, a la vez que los empodera como instrumentos convenientes del mal. Porque esos presos son ricos y poderosos. Tienen armas de guerra tan sofisticadas como el ejército; ninguna autoridad entra a sus inmundas celdas y ni sueñan con desarmarlos. Desde allí, los presos controlan gran parte de la organización criminal que azota a los de afuera. Cuando la situación se sale de control, cuando las armas de los internos matan a vecinos, el mismo Presidente negocia con aquellos, incluso los saca y coloca entre los ciudadanos para que sirvan a la revolución. 

Me han dicho que el Presidente no quiere que repriman a los presos. Y su designación para el ministerio pertinente constata esa información. Entiendo por qué. Las cárceles son recintos para generar demonios sobre la sociedad. 

La corte de los malandros es espejo del gobierno. Pero estoy convencida de que la verdadera mayoría de los venezolanos ha tornado sus ojos hacia el espejo de la luz. 


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