“Nunca un gobierno hizo tanto por el extranjero y tan poco por Venezuela”
En el país hay una semi-dictadura. Ya se escogió la vía electoral como la única posible para cambiar las cosas en el país. Es irregular que no exista pluripartidismo en el CNE. Este gobierno no cree en la democracia. El hecho de que la represión aún no alcance picos como en tiempos de Pérez Jiménez, no significa que exista libertad, señala el conocido luchador democrático.
Tiene que haber una reconciliación entre el pueblo” – Enrique Aristiguieta Gramcko
ENRIQUE ARISTIGUIETA GRAMCKO |
Es abogado, de esos que no evaden y menos disfrazan la crítica. Fue parlamentario al Congreso Nacional y Embajador itinerante en la Cancillería para el área del Caribe/ Centroamérica. Durante los tres primeros años del gobierno de Luis Herrera Campins fue Viceministro de Relaciones Interiores y le tocó encargarse 27 veces del Despacho. Como Director de Registro del Consejo Supremo Electoral, bajo la Presidencia del recordado Carlos Delgado Chapellín, se lleva el pañuelo a la nariz cuando le mencionan el actual REP. De todos los cargos salió tan impoluto como entró.
Su vida ha sido una defensa permanente de la democracia desde el momento en que se comprometió con la nada simple tarea de salir de Marcos Pérez Jiménez. Terminó esa década oscura formando parte de la Junta Patriótica que coordinó los esfuerzos para derrocar al dictador. Sigue, lúcido y actuante, pensando en salidas porque considera que las hay. Estas son sus reflexiones para los lectores de ABC de la Semana.
- ¿Por la vía del CNE?
- Ya se escogió la vía electoral como la única posible para cambiar las cosas en el país, así que hay que actuar en las condiciones en que estamos. Es el camino que hay que transitar. Lleno de trampas, es innegable. Sin embargo le hemos ganado en dos ocasiones al gobierno. La votación opositora ha debido ser de una magnitud tal que no les quedó otra opción que aceptar la derrota.
- ¿Pero no es grotesco sacar más votos y obtener menos diputados?
- Son perversiones que huelen a arreglos en el sistema electrónico con que se vota. No olvido aquella consulta cuando se expulsó de la Sala de Totalización a dos Rectores del CNE. Una mancha indeleble que impedirá creer jamás en esos resultados. Tampoco olvido las triquiñuelas para invalidar el caudal de firmas que la oposición recogió en varias oportunidades. Las famosas planillas planas de Jorge Rodríguez…
- Hemos acudido a las urnas con frecuencia, pero bajo estas condiciones inéditas que hacen temer por una institucionalización de lo irregular…
- Es irregular que no exista pluripartidismo en el CNE, que los miembros no sean imparciales, que en cada una de las oficinas del organismo no estén presentes representantes de cada organización política, que no exista supervisión interna, que los partidos no reciban antes del proceso el registro electoral y puedan hacerle observaciones que se procesen y se respeten hasta firmar su aceptación conforme. Todo ello es absolutamente irregular.
Venezuela democrática
- Aún cuando el gobierno ha intentado defenestrar la fecha, el venezolano reivindica el 23 de Enero. ¿Qué la hace imbatible?
- Por primera vez en la historia de Venezuela se produjo una sustitución de gobierno -por la vía de la fuerza pues aquél presidente también estaba empeñado en mantenerse en el poder en forma irregular- donde la participación del pueblo fue crucial para que ocurriera lo que ocurrió. El 1º de Enero hubo un intento de golpe militar químicamente puro. Y ese golpe fracasó. Los militares descontentos, quienes querían un cambio hacia la democracia tanto como los civiles, tuvieron que entrar en contacto con nosotros, los de la Junta Patriótica, para que fuera el pueblo en la calle el que reclamara la acción de los uniformados. Esa fue la clave del éxito. Había verdadera unidad entre todos los partidos de la oposición. En la Junta habíamos miembros de partidos, pero por razones tácticas nos manteníamos en el anonimato. Ni siquiera se sabía quiénes éramos, pero inspirábamos confianza. La gente hacía mil conjeturas mientras la acción de la Junta, movilizando a la gente de Caracas y el interior, contando con las precarias maquinarias de los partidos, demostró que sin la presencia del pueblo la salida no se habría producido. Los militares pidieron huelgas y acciones de calle. Nosotros se las dimos.
La unidad fue la clave del éxito para establecer la democracia, según el miembro fundador de la Junta Patriótica de 1958.
- ¿A qué costo?
- La Policía de Caracas fue muy agresiva, sin el menor reparo en utilizar las armas. Hubo sangre, lógicamente. Pero fue una jornada impresionante, gloriosa, como nunca la había vivido Venezuela, con el pueblo en la calle desafiando a la policía, resuelto a obtener su libertad. Fue el punto culminante que desató la acción de las Fuerzas Armadas, comprometidas con sacar al dictador. Todos le dijeron a Pérez Jiménez que se fuera por violar la Constitución, por organizar elecciones fraudulentas, por irrespetar a los venezolanos inventando plebiscitos y obligando a los empleados públicos a votar bajo amenaza. No se contaron los votos y se anunció un resultado en el que nadie creyó. El país no aguantó más la situación.
- ¿Por dónde comenzó el final?
- La Carta Pastoral de Monseñor Arias Blanco fue el detonante. Causó fricciones graves entre la Iglesia y el Estado pero abrió el camino. Luego reaccionaron los estudiantes y cerraron la Universidad. Se llevaron preso del rector para abajo, a todo el que encontraron al paso. No obstante, el panorama se le enrarecía cada vez más al gobierno. Si bien el primer intento de golpe fracas,ó sirvió para que el pueblo, percatado de la falta de unidad monolítica en las Fuerzas Armadas, se lanzara a la calle a protestar día tras día y cada vez con más fuerza. El llamado a paro general fue acatado, comenzando por la prensa que no salió a circular. Días antes aparecieron gradualmente pronunciamientos de los gremios profesionales, educadores, intelectuales, pidiendo el regreso a la democracia y un proceso electoral limpio. Los autos tocaban sus bocinas, las campanas de las iglesias sonaban, las manifestaciones eran ríos humanos que bajaban de los cerros y ni la brutal represión de la Policía de Caracas pudo detenerlas. Más que una simple huelga, aquello tomó características de una rebelión popular. Los militares tuvieron en esos acontecimientos una base firme para decirle al dictador “¡señor, váyase!”.
- ¿En qué se basó la unidad de propósitos?
- Como premisa, la salida de Pérez Jiménez del poder. Luego la instauración de una democracia plena.
- ¿Hay democracia hoy en Venezuela?
- Hay una semi-dictadura. Y eso no es democracia. El hecho de que la represión aún no alcance picos como en tiempos de Pérez Jiménez, no significa que exista libertad. El hecho de que yo esté hablando en esta entrevista –lo cual no habría podido hacer bajo aquella dictadura- no obvia su carácter de mendrugo de libertad que deja este gobierno para poder sostener ante la comunidad internacional que aquí funciona una democracia. Este gobierno no cree en la democracia y lo ha dicho abiertamente. Hay que obligarlo a que acepte las demandas del pueblo. En eso deben estar muy claros los partidos de oposición.
- ¿Le parece que lo están?
- Con una oposición blanda no salimos de este gobierno. Me refiero a que si alteran el resultado electoral hay que echarse a la calle, hay que reclamar el triunfo a costa de lo que sea. La libertad se conquista, no se mendiga. La actitud de la actual dirigencia opositora semeja a la “leal oposición de Su Majestad” en el Reino Unido. Esto debe ser un bombardeo continuo por todas las fechorías y desmanes que comete el gobierno. Hay que recordar que partido de oposición que no hace oposición continúa en la oposición. Es suicida limitarnos a actuar de manera reactiva.
- ¿Aceptar la vía electoral es ser blando?
- Es que no hay otra cosa, no se ha trabajado otras alternativas y no queda más remedio por el momento. Pero me refiero a que no se ataca al gobierno frontalmente cuando este es el más vulnerable que ha tenido la historia de la República. Es el que ha dispuesto de más recursos y el que ha realizado menos. El que más ha destruido y lo ha hecho intencionalmente. Chávez calza a la perfección en la definición de Mijaíl Bakunin, el fundador del anarquismo internacional, quien decía que “el revolucionario es un ser sagrado cuya única misión es destruir”. Eso lo estamos viviendo.
¿Una especie de “Terminator” a la criolla?
- Ha destruido todo, hasta la Fuerza Armada, Pdvsa, las instituciones en general. Aquí no hay seguridad jurídica ni personal. Priva la voluntad omnímoda de un sólo hombre que simplemente señala un edificio y dice “exprópiese”. Hemos vuelto a la época del Absolutismo, sólo que en lugar de estar en Madrid, el monarca absoluto está en Miraflores.
- Aquí solemos excusar los excesos si vienen acompañados de algún beneficio colectivo…
- ¿Cuál? Nunca un gobierno hizo tanto por el extranjero y tan poco por Venezuela. No hay comparación con ningún otro a lo largo de la historia. Ningún gobierno de la democracia, ni siquiera los dictadores del siglo 19, llegaron tan bajo, ninguno entregó nuestras reservas en garantía por el dinero que nos van a prestar. Ahora estamos sometidos a la voluntad de Fidel Castro, la única persona que Chávez escucha. Somos el primer caso de la historia en que un país más importante, más desarrollado, más próspero, le pide a un país anclado en el fracaso como es Cuba, que por favor nos colonice. Hemos pedido a los cubanos que metan las narices en todas las áreas sensibles, estratégicas y confidenciales de este país. Digno de un estudio psiquiátrico. Inaceptable.
- Pero lo aceptamos…
- Allí es donde resiento de la conducta opositora. Esa entrega de la soberanía tendría que ser el caballo de batalla de la oposición, minuto a minuto, sin tregua. En casi 13 años se ha derrochado 2 billones 200 mil millones de dólares. ¡Ni decirlo es fácil! ¿Dónde está ese dineral representado aquí en Venezuela? Gómez fue cruel, pero dejó este país mejor de cómo lo encontró. Chávez dejará destrucción.
¿Y el líder?
- La culpa sigue siendo de la IV…
- Difícilmente pueden apelar a ese argumento, cuando este gobierno se alumbra con la luz producida por la IV durante el proceso de electrificación del país.
- ¿Qué institución ha sufrido más?
- Sin duda la Fuerza Armada. No hay institución más humillada y golpeada. Son capaces de aguantar cualquier cosa y eso te da la medida.
- ¿El sector empresarial?
- Hay grupos haciendo negocios, enriqueciéndose vertiginosamente. Pero no les arriendo la ganancia.
La gente se queja de la falta de reacción popular…
- Hay un vacío de liderazgo que se fraguó desde el momento en que los partidos de la democracia no se percataron de que dejaban de ser lo que habían sido, olvidaron los principios ganados por el pragmatismo que se llevó por delante la doctrina. Se contentaron con ganar elecciones pasando por alto que ellas sólo son un medio para lograr un fin. Soslayaron también hacerse cargo del creciente problema social en este país y revisar con más detenimiento a quienes ingresaban a las escuelas de formación de oficiales de las Fuerzas Armadas. Los jóvenes no querían saber nada de política ni de partidos. Ese vacío de liderazgo, esa falta de relevo generacional es el bache que observamos hoy. Algo sano en estos momentos es que la juventud se ha vuelto a interesar en ello.
- ¿Ese vacío lo llena el liderazgo que hoy protagoniza?
- Lamentablemente creo que no. A simple vista se nota que necesitan mayor fogueo. Esta situación los sobrepasa. No pasaron por lo que nosotros. Esto no es juego.
- Pareciera que el país no tiene tiempo de esperar a que se entrenen…
- Los líderes salen de las crisis históricas. Surgirán. Pero, en todo caso, el peor dirigente de la oposición es preferible a Hugo Chávez o a cualquiera de los suyos. Eso lo tengo muy claro.
- ¿Qué siente alguien como usted, que vivió y luchó tanto, ante este panorama?
- Tristeza y frustración, pero tengo que mantener la esperanza en que alguien surja, de las filas de la oposición, que calce los puntos, que destaque por encima del montón, que sea capaz de reclamar el triunfo y despejar un nuevo horizonte. Celebro que se hagan elecciones primarias porque, al menos, resultará un candidato al que todos tendrán que apoyar.
- ¿Basta el candidato?
- Hay que firmar un pacto de gobernabilidad, en el espíritu de aquél denostado Pacto de Punto Fijo, que garantice concertación para la gobernabilidad. Olvidar en una primera etapa banderías y ambiciones personales. Muy difícil será devolver las cabras al corral. No es labor para un solo hombre ni un solo partido. Tarea ciclópea pero habrá que abordarla. Volver a la senda constitucional. Aquí se han cometido todos los delitos imaginables.
- ¿Será sano para una sociedad abstenerse de sancionarlos en aras de la reconciliación?
- ¡No, no! Aquí tiene que haber una reconciliación por abajo, entre el pueblo. Pero hay personajes de este gobierno que no sería justo con el país ni con la historia que pasaran lisos disfrutando de lo mal habido, sin responsabilidad por el colapso a que nos han llevado. Aquí hay que verlos responder por todas las tropelías que han cometido. Eso es lo sano.
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