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jueves, 2 de agosto de 2012

MIGUEL BAHACHILLE M., OTRA VEZ EL CHANTAJE DE LAS ENCUESTAS

La realización de la encuesta en Venezuela está tan integrada a una flamante industria de manipulación de conciencias como al negocio de oferta de un servicio comercial. Algunas encuestadoras, operando bajo la égida del gobierno acaudalado, intentan manipular la opinión pública en una escala sin precedentes
La encuesta, si bien es un instrumento de configuración científica, no puede ser neutral sobre todo cuando está referido al área política. Su designio de contribuir a la elaboración de tácticas de opinión para la toma de decisiones, a veces no muy ecuménicas, lo convierte en un sombrío utensilio de manipulación. Investigar opiniones de grupos, por la razón que fuere, sugiere el talante mental del encuestador pues ello implica una promesa de acción futura o, lo que no es menos significativo, de provocar inacción entre los electores que es lo que busca el régimen para incitar la abstención el 7 de octubre.
La realización de la encuesta en Venezuela está tan integrada a una flamante industria de manipulación de conciencias como al negocio de oferta de un servicio comercial. Algunas encuestadoras, operando bajo la égida del gobierno acaudalado, intentan manipular la opinión pública en una escala sin precedentes. Lo cierto es que este avío de manejo de conciencias, al arrear sus banderas hacia una ramplona comercialización, subvierte el necesario equilibrio político. ¿No están manipuladas las encuestas en Venezuela? Algunos agentes, muy elocuentes, no tienen recato al declarar que la privanza por el candidato oficialista está dada por el fervor religioso del pueblo hacia él. Lo que se busca en el fondo es incitar a los llamados irresolutos a favor del supuesto ganador fundamentándose en la teoría del efecto arrastre; por cierto hoy demolida a nivel mundial.
Sería de mucha utilidad para el país conocer los sondeos que reflejen de manera explícita el ánimo colectivo sobre la ruina de hospitales y ambulatorios públicos, el caos en las vías terrestres y subterráneas, la acción criminal de bandas armadas que actúan a la libre, el alto costo de vida, la escasez de viviendas, la carencia de escuelas, entre otras incidencias. En sustitución de ello algunos insolentes no dudan en publicar mediciones basadas en el sentimiento religioso hacia el devastador del país. Ello equivaldría a aseverar que el pueblo venezolano está afectado por una masiva patología masoquista.
La encuesta de opinión es un invento social que no debe analizarse fuera del contexto institucional en cuyo seno funciona. En la sociedad venezolana de hoy esa pesquisa implica un juicio difuso, por decir lo menos, en manos del gobierno que la ha transformado en instrumento de maniobra a su disposición no obstante el estado ruinoso del país. ¿Ha medido el régimen a lo largo de 14 años el alcance de los estridentes conflictos creados por el candidato que pretende repetir? De allí que el gobierno omita divulgar la identidad de los patrocinadores de los sondeos que contrata.
Hoy nadie duda que las encuestas pro oficialistas se originan en grupos marginales con propósitos claramente demagógicos. Todos sabemos que el elevado costo de encuestas bien programadas se justifica cuando los responsables de tomar decisiones se sirven de este instrumento de intercambio reciproco para atender e identificar los deseos e inclinaciones del público. Sin embargo no es así. Poco le importa al régimen la acumulación de viejos conflictos y la creación de otros. Primero, porque no es su prioridad resolverlos y, segundo, por su demostrada impericia y desbocada corrupción. En sistemas ciertamente liberales los hacedores de política manejan las encuestas para tomar decisiones racionales y democráticas; no para agredir.
La democracia exige, como lo está haciendo el futuro presidente Capriles, que exista una comunicación eficaz y fidedigna entre gobernantes y gobernados. Las pesquisas dignas permiten que el pueblo exprese sus inquietudes sin temor a ser reprendidos por exigir sus derechos. ¿No es acaso el chip zuliano un acto vengativo del poder central contra una región que adversa al candidato repetido? El que tenga ojos.
miguelbm@movistar.net.ve

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