Los venezolanos somos virtuosos cuando demostramos los talentos al
mundo, actuamos como las panteras con gran habilidad, astucia y fortaleza
esperando el mejor momento para atrapar a su presa. La espera para saber el
mejor momento de triunfar, viene dado por la capacidad de reconocer las
aptitudes, enfrentar las circunstancias y obtener finalmente la gloria.
Alguna vez tildaron a los venezolanos de flojos, achantados o cómodos,
pero esa apreciación cambio porque tenemos comprobadas razones para sentirnos
orgullosos de nuestras hazañas. En estos días Johan Santana, el pelotero de Los
Mets, logró su No Hit No Run, que marca
historia en esta especialidad deportiva. Todos asumimos el triunfo de “El
Gocho” como una conquista personal. Días después triunfa la Vinotinto al
igualarse con Uruguay. Gran celebración.
Y no es para menos.
Así hemos sido vistos en muchas tierras de este planeta, por una parte
por la belleza de las mujeres venezolanas que en buena lid se han destacado y
coronado como reinas del mundo y del universo. Desde Susana Duijm hasta Vivian
Sarcos, pasando por Irene Saez, Bárbara Palacios y muchas otras mujeres que se
han prestado para mostrar sus dotes físicos como intelectuales.
Hemos sido aplaudidos en las artes, en la escritura y en la música,
porque el venezolano cuando se destaca vibra la tierra que lo vio nacer. Entre
los más jóvenes músicos tenemos a Gustavo Dudamel, director de orquesta
escuchado en los más exquisitos países con tradición en la música orquestal. En
el deporte femenino, gastronomía y hasta en el deporte acuestre, los
venezolanos nos hemos llevado las más ambiciosas preseas.
La historia nos
recuerda la actuación de Angie González en Guadalajara. Armando Scannone se
destaca en la gastronomía clásica y si retrocedemos en el tiempo no podemos
olvidar a “Cañonero”, con su hazaña en
el hipismo venezolano hace más de 40 años. Sin descuidar el tema “Caballo
Viejo” del maestro Simón Díaz que ha
sonado en los rincones del mundo.
En lo que andamos muy mal es en la elección presidencial, no acertamos y
son pocos los presidentes que dejaron buena huella durante la llamada “Cuarta
República”. Cuando gobernaron consolidaron el sistema democrático y con el
tiempo se fue contaminando con políticas equivocadas hasta llegar al
Neoliberalismo: más para los ricos, menos para los pobres, lo que vino a
desencadenar el régimen actual que nadie precisa el objetivo claro de su rumbo.
Cuando nos corresponda recordar a este gobierno, vamos a tener pendiente
que aquí se gestó la animadversión entre unos y otros con la secuela de un
conflicto y hostilidad producto del rechazo de ideas y posiciones. Es el peor
hándicap de la historia.
susana.morffe@gmail.com
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