INEPTITUD
No han bastado catorce años de
revolución, para que el gobierno central siga demostrando su ineptitud. No sólo
sigue equivocando decisiones en el campo de la economía. Igualmente, en el
terreno de la seguridad con resultados francamente contradictorios. Más,
tratándose de un flagelo social que grava el derecho más trascendente del
hombre: la vida. Después de estos años, los logros son contrarios a los
esperados. La improvisación asumida como criterio de gobierno, sigue mellando
realidades que estimulan la impunidad en la cual se aloja la criminalidad.
Hasta este momento van
dieciocho planes de seguridad con resultados totalmente alejados de lo que recita
el discurso presidencial. Todo ello ha sucedido en el marco de una praxis de
gobierno cuyo recorrido ha dejado ver una fatal ausencia de políticas públicas.
Más aún, en el contexto de tan grave problema asoman marcados rastros de una
atroz ineficacia cuyos consecuencias resquebrajaron drásticamente la
funcionalidad gubernamental. De tal magnitud ha sido este problema, que sus
incidencias ocasionaron hondas fisuras en la estructura de gobierno por donde
se colaron retorcidos intereses que finalmente se convirtieron en las razones
que incitaron la debacle política que pervirtió la gestión pública y malogró la
institucionalidad democrática.
La creación de un nuevo
parapeto, al mejor estilo de una vulgarizada misión, acuñada “A Toda Vida”,
supuestamente dirigida a resolver el problema de la creciente inseguridad,
augura -según Murphy- que “todo lo malo se repite”. No sólo porque representa
un reacomodo de factores políticos que se valen de cualquier excusa, infundada
o no, para abochornar en contra de valores morales y actitudes éticas
intoleradas por el modelo de revolución que paradójicamente se declara
“pacífica, pero armada”. Asimismo, porque esta “Gran Misión” arrojará pérdidas
patrimoniales para el país. Particularmente por cuanto entre las decisiones que
estas organizaciones populistas incitan, están aquellas que hacen análisis de
lo absurdo para llegar a respuestas ilógicas que sólo acentúan problemas de
pretendida solución. Tanto ha sido éste el patrón seguido, que actualmente la
tasa de homicidios en Venezuela supera con creces realidades anteriores.
Incluso, de países con tradiciones de violencia como es el caso de Colombia o
México.
Cabe preguntarse lo siguiente:
si después de 18 planes que, al igual que este último, prometían resolver el
problema de la inseguridad, que además como propósito animó un importante
caudal de votos en las elecciones que ganó el chavismo hasta el año 2006,
entonces ¿por qué no pensar que el plan recién promulgado va a resultar tan
infructuoso como cualquiera de los anteriores? Luce difícil esperar que antes
del 7-O la situación cambie cuando las realidades anuncian el acecho de
situaciones críticas que seguirán avivando la delincuencia en el espacio de la
violencia en todos sus ámbitos. Y es que por desgracia, todo lo malo se repite
pues no hay duda, como asegura Edgard A. Murphy, que la fatalidad ayuda a los
defectos, por muy ocultos que estén. Y el actual régimen, ha perfeccionado el
método de encubrirlos que mejor complica las tendencias y hace fracasar las
buenas intenciones.
Sobraron razones a Luís
Miquelena para apuntar que el des-gobierno nacional “(…) no ha hecho otra cosa
más que ir a los basureros a pretender reencauchar todo lo malo de la historia
para presentárselo a Venezuela con el infame nombre de socialismo del siglo
XXI”. La gestión gubernamental ha pretendido asirse sobre futilidades,
disparates y ambigüedades que, aunque confunden al país con maquillados
discursos y obras chucutas, asoman la idea de un populismo de nuevo cuño como
muestra de una alabanza al engaño. Todo termina siendo la apología de una
mentira.
VENTANA DE PAPEL
DESVERGÜENZA TOTAL
En esta Venezuela descompuesta
por la acción de un mal gobierno que no entiende de valores ni principios de
justicia social, siguen viéndose hechos al mejor estilo vaquero. Como si se vivera en el Lejano Oeste.
Recientemente, la ciudad de Mérida fue terreno para que pistoleros acompañados
de funcionarios policiales y militares sometidos, pisotearan el legado de
buenas costumbres y actitudes de respeto que han distinguido a Mérida por su
abolengo cultural. Ahora se estila que las diferencias políticas se salden a
pistoletazo limpio, chabacanerías y bravuconadas revolucionarias. La rivalidad
entre el gobernador y el alcalde de Mérida, ha devenido en eventos que no se
compaginan con la Universidad que congrega a una ciudad. A decir del problema
de la basura, indistintamente de quien tiene mayor o menor culpa, no debió dirimirse
secuestrando de camiones compactadores de basura que fueron conseguidos por el
alcalde, Lester Rodríguez, luego de complicadas negociaciones en beneficio de
la salud del pueblo merideño y la imagen citadina.
Aprovechándose de la fuerza y
del abuso de poder político, el gobernador ordenó a subalternos confiscar,
contra todo principio de legalidad, legitimidad y constitucionalidad, los
camiones que serían utilizados para recolección de desechos sólidos lo que
lejos de remontar el problema de la basura en la ciudad, logró urdir un hecho
que exacerbó dicha situación. Aunque lo más grave ha sido la complicidad de
instancias judiciales, justificando así el perverso cometido gubernamental sin
que la ciudad haya podido verse nuevamente exenta de basura. Y es que sin
sentido de ciudadanía, las realidades se enturbian. Pareciera que todo es
resultado de una desvergüenza total.
¿SI VENEZUELA FUERA PARAGUAY?
Si Venezuela fuera Paraguay,
otro “gallo cantaría”. El país se habría dado otro presidente, otros
gobernadores, otros legisladores, otros alcaldes que no obrarían a hurtadilla
de preceptos constitucionales. Que atendieran valores de respeto, tolerancia y
pluralismo. Que combatieran la corrupción sin importar de donde viniera. Que
reconocieran ideas de otros aunque no comulguen la ideología gubernamental. No
hubiera gente de la calaña de funcionarios mentirosos y deshonestos como en
efecto los hay en altos y medianos cargos. Si Venezuela fuera Paraguay,
funcionaría la justicia y las instituciones públicas. Pero sobre todo, una
administración responsable de manejar la economía y las finanzas con transparencia.
Sería una profunda lección
política que el ejemplo que ha dado el país sureño, fuera emulado en Venezuela
pues son reiteradas las causas por las cuales muchos de los actuales
gobernantes merecen un juicio de tal naturaleza por el pésimo desempeño de sus
funciones. En Paraguay funcionó la justicia de manera efectiva cuando un total
de 39 de los 43 senadores, entendieron que el mandatario era culpable de las
acusaciones imputadas. Esto condujo a que fuera inmediatamente destituido de su
cargo mediante una sentencia del Congreso de la República. A pesar de las
protestas de países que obviaron las razones que llevaron a defenestrarlo, el
presidente Fernando Lugo reconoció la potestad del Poder Legislativo aceptando
la decisión sin que la situación deviniera en mayores problemas civiles y
políticos. ¿Cómo serían las realidades nacionales si Venezuela fuera Paraguay?
PULSANDO LA CALLE
Mientras el candidato del
oficialismo, desde una cómoda silla palaciega, se aprovecha de los medios para
convencer al país político del “paraíso que construirá” jugando con la miseria
del venezolano, el candidato de la alternativa democrática recorre el país
dejando ver no sólo juventud. También voluntad, ideas y capacidad. Sobre todo,
afecto y respeto hacia propios y extraños a la causa que exhorta. Mientras el
candidato del oficialismo continúa vociferando amenazas contra quienes no lo
apoyan, el candidato de la alternativa democrática hace un discurso
esperanzador a pesar de los problemas que significará volver el país al carril
del desarrollo. Mientras el candidato del oficialismo vuelve a ofrecer metas
que no cumplirá como en efecto ha sucedido en catorce años en la presidencia de
la República, el candidato de la alternativa democrática, ofrece un futuro
razonable que bien encaja con las potencialidades y capacidades nacionales.
Mientras el candidato del oficialismo ve mermar la gente que lo apoya, el candidato
de la alternativa democrática, ve crecido el número de seguidores que día a día
se incrementa llenando calles y avenidas para escuchar sus palabras y saludar
su valiente entrega.
El actual presidente mantiene
un sermón que refleja resentimiento. El próximo presidente, se expresa con la
dignidad de quien reconoce el sentido de la benevolencia. El actual presidente
ha gobernado permitiendo que la corrupción cabalgue el devenir administrativo.
El próximo presidente, sabrá actuar con la experiencia de quien ha combatido la
incidencia de tan grave problema en cada rincón gubernamental. Es lo que
políticamente se deduce, pulsando la calle.
amonagas@cantv.net
@ajmonagas
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