La
peor manipulación política partidaria en la educación venezolana, sumada a la
mediocridad y a la insuficiencia, se puede percibir durante este supuesto
gobierno revolucionario socialista-comunista del teniente coronel.
Ni siquiera
ha existido posibilidad de mejorarla, porque el sistema educativo se maneja a
la deriva, sin orientación ni la seriedad que requiere la enseñanza académica
con dos sistemas educativos paralelos, uno formal que va desde la educación
inicial hasta la universitaria y el de las llamadas misiones educativas.
Este
es un grave error del jefe de Estado y de los tantos ministros de Educación que
han estado al frente de las dos Carteras: la de Educación y Deportes y el de la
Educación Superior Universitaria ya, que desde su asunción al cargo las cosas
empeoraron, por el clientelismo político partidario.
Si
hiciéramos un paralelismo, nos daríamos cuenta de que a pesar de las críticas
recibidas y las dificultades, la educación tuvo mejor directriz en la IV
República. Al menos se intentó impulsar la educación en valores y había más
unidad de criterios como para pisar tierra e impartir las enseñanzas a los
niños y jóvenes.
Desde hace 13 años, todo se vino en picada, por
soslayar las leyes educativas y los reglamentos de selección de los maestros,
directores y supervisores. Se tiró todo por la ventana, se pisotearon
principios éticos y la educación se volvió un circo manejado por políticos de
turno rojo-rojitos que entre bambalinas dan las órdenes, según sus intereses
partidarios y de los movimientos que surgieron como hongos.
El
filósofo y pensador chino, Confucio (551 a.C.-479 a.C.) ya hablaba de la
educación en valores y de las virtudes humanas como la tolerancia, la bondad,
la benevolencia, el amor al semejante y el respeto a los mayores y las
tradiciones. Según Confucio, un gobernante debe amar a su pueblo, renovarlo
moralmente y procurar poner los medios para la vida cotidiana. Pero como no se
aplica en la filosofía venezolana, mucho menos habrá conocimiento de la
filosofía universal.
Por
ello estamos de acuerdo con el candidato presidencial de la MUD Enrique
Capriles Radonsky, cuya bandera principal de su campaña a la Presidencia de la
República es, “que la educación debe ser
una prioridad para el desarrollo y el crecimiento del país”. Mostrarse
indiferente a los problemas educativos es cometer un daño moral al pueblo que
necesita ser educado.
CON EXCELENTE EDUCACIÒN SE CONSTRUYE DEMOCRACIA
El
proceso educativo venezolano, como en el resto de Latinoamérica, está marcado
sobre todo por el desarrollo de la exclusión histórica. El gobierno socialista-comunista actual, pretendió
cambiar esto radicalmente pero ha hecho muy poco con las llamadas misiones en
estos 13 años que lleva en el poder. Sin embargo, la inadecuada distribución de
los recursos públicos, la crisis fiscal, la falta de crecimiento económico en
los últimos años, la crisis económica mundial y el incremento de la pobreza y
la marginación versus la elevada concentración de la riqueza en la mafia
roja-rojita en realidad dejan fuera a grandes cantidades de niños y jóvenes,
abandonados a su suerte.
La
totalidad del acontecer social se refleja en los contenidos y métodos del
quehacer educativo. Sin embargo vale decir que en la realidad actual, la
evolución del sistema educacional en países como el nuestro, ha obedecido a la
intención de la ideología socialista, para aceptar el poder de facto usurpado
desde algunas formas y prácticas del Estado.
Está
demostrado que cada avance del pueblo en la participación política, económica,
social y cultural, ha sido precedido o acompañado de saltos educativos en
número y calidad. Por ello podemos afirmar que la democracia participativa (una democracia que según
normativiza la desigualdad) poco eficaz, pero sobredimensionada en Venezuela y
la decepción de los ciudadanos sobre la usual desatención de sus necesidades,
ha impedido esos saltos.
La
educación ha sido históricamente, transmisora y amplificadora de las
desigualdades y el mayor obstáculo para la integración social, el crecimiento
económico y la superación de la pobreza nacional. Nuestra historia educativa
venezolana verifica que a grandes rasgos corresponden al concepto de Estado.
Una
contemporánea educación para la paz, debe asumir creativamente el conflicto
como un proceso natural y consustancial a la existencia humana. La educación
para la paz ayuda a la persona a desvelar críticamente la realidad compleja y
conflictiva para poder situarse en ella y actuar en consecuencia.
Educar
para la paz es invitar a actuar en el microcosmos escolar y en el nivel de las
estructuras sociales. Los componentes de la educación para la paz son: la razón
internacional, los derechos humanos, el mundo multicultural, el desarme, el
desarrollo del pueblo, la democracia efectiva y el abordaje del conflicto,
entre otros problemas sociales.
La
preocupación por una educación democrática para todos como lo ha venido
señalando el candidato Enrique Capriles, se centra en el compromiso con la
democracia como régimen y como modo de vida de los individuos en la sociedad.
En otras palabras la teoría democrática que es el fundamento de la educación
democrática, plantea el ideal de la autodeterminación colectiva, un ideal de
los ciudadanos que comparten, al determinar por medio de la deliberación, la
forma futura de su sociedad. Si la sociedad democrática es el “ser” que los ciudadanos determinan, dentro de ésta
son los individuos los mejores jueces de sus propios intereses.
Así,
el ideal democrático de autodeterminación colectiva es una reproducción social
consciente, siendo éste el mismo ideal que guía la educación democrática. No es
coincidencia pues, la convergencia de los ideales democráticos con la educación
democrática. La educación democrática nos da los fundamentos sobre los cuales
una sociedad democrática puede asegurar el pleno conocimiento de las libertades
políticas y civiles de las personas y los mecanismos para exigirlas y respetarlas.
Con
ausencia de la educación democrática como lo ha sido en estos 13 años
socialistas-comunistas, seguirá siendo para la ciudadanía prácticamente
imposible, desarrollar una conciencia efectiva para luchar por el respeto a sus
derechos y preferencias. La
argumentación y la lucha civilizada a favor de la libertad cívica y política,
es muy débil en una sociedad cuyos miembros han sido privados de una educación
adecuada, solo ideologizada y alienante.
La
fuerza de toda democracia depende de las
virtudes de todos los ciudadanos. El paso del estado natural al estado civil,
dice Rousseau supone el abandono de las actitudes instintivas que han guiado al
hombre, y la sustitución de éstas por actitudes guiadas por los valores humanos
y la moral. La democracia es pues una construcción humana, que deviene del
conocimiento ilustrado. Las relaciones entre la democracia y la educación son
por ello, indisolubles. Por ello aspiramos q a partir del próximo 7 de octubre
Enrique Capriles como Presidente, con una excelente educación se construya la
democracia que todos queremos.
britozenair@gmail.com
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