Ojala y la actual situación de Venezuela termine en
comedia y no en tragedia. Todo puede suceder. Hasta las comedias pueden tener
desenlaces poco satisfactorios. Venezuela camina aceleradamente hacia un desenlace
grave y peligroso, aunque todavía incierto. Esto trasciende la situación de
salud de Hugo Chávez. Se refiere a un país que, con el presidente sano o
enfermo, está harto de la ineficacia y corrupción de un régimen que será
recordado como una infección maligna que invadió el cuerpo de la República.
Gracias a Dios y a la vocación democrática del pueblo, se han generado
suficientes anticuerpos que van liquidando la infección. La nación se recupera.
Una indetenible corriente de optimismo sustituye la triste resignación
características de buena parte del actual ejercicio presidencial. Cuanto digo
ha sido ratificado por la hermosa contienda entre los sectores democráticos que
desembocó en las primarias del pasado 12-F. Henrique Capriles Radonski es ahora
el abanderado de la esperanza. El 7 de octubre próximo lo veremos elegido como
Presidente de la República. En un país normal no habría espacio para dudar de
esta afirmación. Pero aquí, gobernados por irregulares subversivos que actúan
en contra de la Constitución y las leyes y de espaldas al más elemental sentido
común, no son pocos quienes alertan sobre las trampas, provocaciones y
calculadas desviaciones de un régimen tan agotado como desesperado. Lucen
capaces de cualquier cosa
Las luces rojas que en señal de peligro están
encendidas en el tablero merecen nuestra serena atención. Henrique debe
continuar su trabajo como lo está haciendo. Sin caer en provocaciones, enfocado
en sumar la mayor cantidad de apoyos posible, visitando intensamente el
interior del país y rodeándose del mejor talento humano del que Venezuela aún
dispone. Henrique ya tiene gente para ganar y gente para gobernar en el difícil
período de reconstrucción que se avecina.
La obligación de quienes nos jactamos de tener
“mucha experiencia”, de quienes creemos tener suficiente kilometraje político y
social, más que alertar permanentemente sobre los peligros, lo cual puede
sembrar incertidumbres innecesarias, tendrá que ser enfrentar frontalmente las
maniobras continuistas del régimen, las desviaciones militaristas, el
artificioso ruido de quienes aspiran ser los pre-validos de Chávez, el control
cubano sobre áreas claves y crear las condiciones mínimas indispensables para
que la transferencia en el poder se cumpla por encima de todas las cosas.
Venezuela y el mundo pueden tener la seguridad de
que Henrique Capriles Radonski tiene las elecciones ganadas. Hugo Chávez
entregará, sano o enfermo, por las buenas o por las malas. La voluntad general
de la nación será respetada. La Fuerza Armada sigue atentamente el proceso.
Cumplirá y hará cumplir la Constitución. A algunos de sus cuestionados jefes
actuales, les recomendamos prudencia y aceptar la realidad. El tiempo se les
agotó. Traten de salir de esto lo mejor posible.
oalvarezpaz@gmail.com
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Mi paisano 'El Zuliano Mayor' acierta en su diagnóstico, y le respaldo cuando afirma...
ResponderEliminar"La obligación de quienes nos jactamos de tener “mucha experiencia”, de quienes creemos tener suficiente kilometraje político y social, más que alertar permanentemente sobre los peligros, lo cual puede sembrar incertidumbres innecesarias, tendrá que ser enfrentar frontalmente las maniobras continuistas del régimen, las desviaciones militaristas, el artificioso ruido de quienes aspiran ser los pre-validos de Chávez, el control cubano sobre áreas claves y crear las condiciones mínimas indispensables para que la transferencia en el poder se cumpla por encima de todas las cosas."
Esa posición de gallardía y de valentía política es la que Venezuela aspira de todos los políticos 'veteranos'(en el buen sentido del término) para coadyuvar eficazmente en el tránsito hacia la democracia.
Su lector de siempre
Andrés Simón Moreno Arreche