Cuando me refiero al
individuo sin más, necesariamente me estoy refiriendo a todos los individuos y
no solamente a uno. Si quisiera referirme sólo a un individuo no tengo
necesidad de (ni debo) hacerlo así, sino que directamente lo identificaré por
su nombre propio (Pedro, Juan, Adolfo, María, etc.) o, si es una cosa, por su
nombre común (una roca, un zapato, un florero, etc.). Pero si no identifico al
individuo en cuestión, la palabra individuo se entiende que alude a todos los
individuos. Cosa semejante sucede con el término individualismo, se refiere a
una doctrina que representa y tiene como
objeto a todos los individuos y no a algunos y -menos aun -a uno en
particular.
Una persona
individualista, entonces, es aquella que piensa y vive en función de todos los
individuos y no solamente en la de sí mismo. Se ama a sí mismo y vive para sí
mismo, es verdad, pero ello no se contrapone con que también lo haga para todos
los demás individuos. Y si no llega a amarlos, como mínimo los respeta y los
considera. Si no lo hiciera así, sería
un colectivista y no un individualista. Ninguna persona desconoce que, además
de sí misma, existen otras personas en el mundo. Lo que diferencia el actuar y
hablar de un individualista al de un colectivista no es este hecho, sino la
postura y actitud mental que asuma respecto de sus semejantes. Es decir, si los
considera individuos o los considera formando parte de grupos (que pueden ser el suyo propio o
ajenos). Por ejemplo, si Juan es negro y
cuando pienso en Juan lo pienso como Juan, lo estoy pensando como individuo. Si
en cambio, cuando pienso en Juan no lo hago como Juan sino como
"negro" lo estoy pensando no como individuo sino como parte de un
colectivo, en este caso, un colectivo racial : el de los negros. Lo mismo se me
aplica a mí mismo. Si en lugar de pensarme como Gabriel me pienso como rubio no
me estoy pensando como individuo, sino como parte de un grupo colectivo (en
este caso el de los rubios). Lo mismo sucede con muchas etiquetas tales como
judíos, católicos, obreros, arios, negros, flacos, gordos, nipones, alemanes,
norteamericanos, inteligentes, idiotas, etc. se tratan -en todos los casos- de
etiquetas de colectivos que denotan un pensar, un decir (y en muchos casos un
sentir) colectivista.
El colectivista concibe al
mundo "naturalmente" como un "colectivo". No piensa en
términos de individuos, sino como partes de un ente "colectivo"
mayor. Para un colectivista un individuo sólo es una pieza de un mecanismo
mayor y su "función" sólo se limita exclusivamente a hacer
"funcionar" dicho mecanismo. Lo ve pues, como un simple engranaje de
una cadena de trasmisión. La "cadena de transmisión" viene a ser el
grupo o colectivo, y el individuo solamente su engranaje. Por consiguiente,
cuando piensa en términos de "derechos" y "obligaciones" lo
hace respecto de algún "colectivo" y nunca respecto de otros
individuos.
El colectivista se debe y
debe a grupos. Inversamente, entiende que tiene derechos respecto de grupos. No
a ni de individuos.
Veamos algunas
aplicaciones prácticas de estos conceptos.
Cuando un conductor
estaciona en un lugar prohibido para tal efecto en la calle, lo hace
-precisamente- porque entiende que él forma parte de un conjunto que tiene
"derechos" que ejercer sobre otro conjunto que tiene
"obligaciones" para con el conjunto al que el sujeto en cuestión
pertenece. Un colectivo llamado el
estado-nación le ha otorgado "derechos" sobre determinados bienes que
le ha dado en llamar bienes públicos. Es decir, que forma parte de un colectivo
que, puede denominarse indistintamente "el público, la sociedad, el
estado, la ciudadanía, etc." y que ese colectivo tiene una "propiedad
pública" que es -por ejemplo- la calle. De modo tal que, actúa
coherentemente con tales premisas cuando estaciona donde quiere, por cuanto lo
está haciendo en un lugar que le han dicho que le pertenece tanto a él como a
todos los que forman parte de ese colectivo.
Lo malo pues no está en lo que hace, o sea, en su conducta, sino en la
noción de "público" que es un concepto típicamente colectivo y no
individual. Por eso se trata de una conducta colectivista y no individualista.
Su mentalidad es pues
colectivista, por cuanto considera que él forma parte de un
"colectivo" al que puede denominar "pueblo, comunidad,
etc." o -en su caso puntual- el "colectivo" de los
"conductores de automóviles" que "tiene derechos" como
parte de ese "colectivo" a utilizar a su antojo los espacios
públicos, porque son de propiedad del público, y como él forma parte de ese
público tiene "derecho" a usarlos.
En consecuencia, no se siente infringiendo ninguna disposición, ni
ningún derecho cuando estaciona su automóvil en espacios públicos prohibidos a
tal efecto.
La persona que fuma en un
lugar público -poniendo otro ejemplo- no es individualista sino colectivista.
Si fuera individualista no fumaria en lugares públicos, sino que lo haría en
privados (individuales o pertenecientes a individuos). Si lo hace en un lugar
público es porque es colectivista y, al serlo, puede pensar que el resto de los
presentes están allí porque también son colectivistas (aunque no fumen), ergo,
considera que no les molesta ni les debe molestar que el sujeto en cuestión
fume. Si no fueran colectivistas no estarían allí. O bien puede pensar que si
les molesta, son ellos (los molestados) los que no deberían estar allí. ¿Por
qué si es un lugar público (y por lo tanto parte de él mismo) no debería hacer
allí lo que le venga en gana? Este es el razonar de un colectivista. En consecuencia, si fuma en ese lugar, su
conducta es producto de su ser y "razonar" colectivista. No
individualista. Y además
"coherente" con su colectivismo. Lo mismo puede decirse para otras
tantas acciones que se verifican en la vía pública (es decir colectiva) como
tirar basura, cruzar semáforos en rojo, adelantase en la fila, etc.
La forma pues como se
comporta la gente en espacios públicos -es decir, en espacios colectivos-nunca
es ni puede ser individualista sino colectivista.
En los espacios públicos
nunca resultará posible ver conductas individualistas, porque al ser espacios
colectivos, necesariamente la gente que se mueve y se comporta en ellos, lo
hará de modo colectivista. Si hay tres (o 10 o 30) asientos en una plaza
pública y todos están ocupados, los que están sentados no tienen un derecho
exclusivo ni mejor a ocuparlos que otros, por lo que si llegan otras personas
que se quieren sentar y los que ocupan se resisten, los recién llegados no
harán más que ejercer su derecho público y colectivo si desplazan por la
violencia a los que estaban sentados primero. En el colectivismo nadie tiene
exclusivos ni mejores derechos que otros.
De idéntico modo, si el hecho de violencia se produce, y los que se
quieren sentar echan a los golpes a los que ya estaban sentados, lo hacen en nombre
de sus "derechos públicos" o colectivos y no en virtud de ningún
derecho "individualista".
Esta es la razón por la
cual se necesita de la policía en los espacios públicos y no en los
privados. Sólo se requiere de la policía
en espacios privados cuando algún colectivista desea ejercer su colectivismo en
un reducto privado. O en otros términos, cuando una o muchas personas de
mentalidad y conducta colectivista quiere/n violar el derecho de otra u otras
personas, por ejemplo, cuando el ladrón quiere entrar en la casa u otra
posesión del vecino o de la del lector.
La conducta del ladrón es
típicamente colectivista. Cuando roba lo hace porque entiende que los bienes
que roba son públicos y que él tiene algún "derecho" sobre ellos o
parte de ellos. Como "el ladrón ve a todos conforme a su condición",
contempla a todos sus "prójimos" como potenciales o efectivos
ladrones, de modo tal que, al ser un colectivista consecuente con su
colectivismo, no siente al robar encontrarse infringiendo "derecho
individual" alguno, ya que no considera estarse apoderando de ninguna
"propiedad privada" (la que para él no existe). Ergo, no es un
individualista, sino un colectivista.
gabriel.boragina@gmail.com
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