Como toda filosofía o
ideología o dogma religioso, el liberalismo no se ha podido abstraer de los
pensadores dogmáticos que se cierran a toda posibilidad de cambio o variación
de los principios y planteamientos que dan vida a la filosofía liberal.
Estos pnsadores con sus
interpretaciones fundamentalistas, inflexibles y rígidas le han quitado al
liberalismo muchas de las banderas que esta filosofía ha enarbolado en favor de
las libertades civiles, económicas, políticas y socioculturales, da tal manera,
que el propio liberalismo se ha vuelto tan dogmático e intolerante como las
filosofías e ideologías a que el liberalismo se opuso en un principio.
Y entonces el liberalismo
se ha convertido en su principal enemigo.
En su sano juicio, el
liberalismo no puede pretender que todos los miembros de la sociedad sean
liberales, ojalá lo fueran la mayoría. Y no es posible que todos sean
liberales, por la sencilla razón de que cada individuo que conforma la sociedad
ha tenido únicas experiencias de vida, desigual condición económica, distinto
nivel educativo, un lugar de residencia igualmente distinto, etc.
No es lo mismo ser
campesino que obrero, empleado de un supermercado, ejecutivo de un banco,
director de una microempresa o alto funcionario del gobierno. Cada trabajo
implica, para quien lo ejerce, una distinta visión del mundo, que puede avalar
o confrontar la ideología o filosofía imperante en la sociedad.
Así que si unos pueden
estar de acuerdo parcial o totalmente con la filosofía liberal, otros pueden
estar en contra. Y el liberalismo debe mantener las puertras abiertas al
diálogo con esas otras filosofías e ideologías, tanto para encontrar puntos de
coincidencia y acuerdo, como para enriquecerse a través de una confrontación de
ideas fructífera.
Además el liberalismo debe
garantizar la libertad de los seres humanos para pensar y actuar precisamente
libremente, aunque eso suponga en algunos casos que tomen posiciones contrarias
a los postulados liberales.
Con aquellos que optan por
filosofías e ideologías diferentes al liberalismo es con los que hay que hacer
un esfuerzo más grande en ser tolerantes y estar abiertos al diálogo. Esa es la garantía de la supervivencia del
liberalismo y la posibilidad de convivencia en una sociedad plural y
multicultural como la mexicana en nuestros días y muchas otras más en el
mundo.
@pedro_aureo
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