En estos tiempos de asesinos en los que
vivimos, la muerte es algo que a veces se capta, para que no haya dudas sobre
lo ocurrido, para que no se negocie la realidad ni se manipule. Alguien con un
ojo tecnológico de pronto graba, recogiendo testimonios de un hacer que se ha
vuelto terrible. Y de pronto, en medio de protestas y altercados, queda fijada
en el lente una imagen que no se esperaba, que da cuenta de la barbarie a que
hemos llegado, sin razón ni medida, donde unos pueden abalanzarse sobre otros,
como si estuviésemos en un campo de batalla.
Edvard Munch
Tal vez
ese es el propósito: llevarnos a una batalla que otros libran por sus propios
intereses pero que es el colectivo el que pone los asesinos y los asesinados,
en nombre de una mitología vacía de todo
contenido. Las ideas dan paso al puro atropello, a los desmanes, a una iracundia
que hiere tanto a quien alcanza como a quien la ejerce. Pobre expaís llevado a
esta desazón y penuria.
Si la
imagen de Julio César Sarmiento Macías, atropellado sin recato, sirve para
crear conciencia, para que sea espejo de aquello en los que nos están
convirtiendo, tendrá sentido colocar la fotografía de un asesinato en estas
páginas, que juegan a futuro, que apuestan a porvenir, que laboran para un
tiempo sin bochorno.
@merysananes
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