“Todavía hay quienes lo reciben
como un héroe..”
Esta semana el presidente Irání Mahmoud Ahmadinejad estará visitando
Latinoamérica por quinta vez desde el 2007, con la misma frecuencia que lo han
hecho los presidentes de Estados Unidos durante el mismo período, y visitando
más países que estos últimos. Debe tener poderosas razones para pasar tanto
tiempo en la región.
El viaje de cinco días de Ahmadinejad a Venezuela, Nicaragua, Cuba y
Ecuador —un periplo que la presidenta del Comité de Relaciones Exteriores de la
Cámara de Representantes de Estados Unidos, la republicana Ileana Ros Lehtinen,
ha denominado “la gira de los tIrános”— se produce en un momento de crecientes
tensiones internacionales en torno al programa nuclear Irání.
Estados Unidos y los 27 países de la Unión Europea han anunciado nuevas
sanciones económicas a Irán, incluyendo un posible embargo petrolero europeo,
tras el informe de la Agencia Internacional de Energía Atómica de las Naciones
Unidas confirmando temores de que Irán estaría engañando al resto del mundo y
desarrollando una bomba nuclear en violación de tratados internacionales de no
proliferación. Irán, a su vez, está amenazando con cerrar el estrecho de Ormuz,
por donde pasa el 35 por ciento del petróleo del mundo, si las sanciones
económicas afectan sus exportaciones de petróleo.
En la comunidad diplomática estadounidense hay dos grandes teorías sobre
las motivaciones del viaje de Ahmadinejad:
Los “duros” en política exterior, incluyendo a los principales candidatos
presidenciales republicanos, dicen que la presencia reiterada de Ahmadinejad en
Latinoamérica es una demostración de poder por parte de un régimen terrorista.
“Los Iráníes se ven a sí mismos como una potencia global, y en este
momento se sienten ganadores”, dice Roger Noriega, republicano de línea dura
que dirigió la oficina de asuntos latinoamericanos del Departamento de Estado
durante la presidencia de George W. Bush. “Sienten que han bloqueado la
presencia estadounidense en Irak, están trabajando para socavar el acuerdo de
Estados Unidos con Afganistán, y quieren desafiarnos en nuestro propio
vecindario”.
Según Noriega, Irán está recibiendo ayuda de Venezuela, y tal vez de
Ecuador, para extraer uranio para su programa nuclear. Además, Irán está
construyendo una red de agentes locales en Latinoamérica para atentar contra
blancos de Estados Unidos y de Israel en la región en el caso de que se
produzca un ataque contra las instalaciones nucleares iraníes, dice Noriega.
Estados Unidos y varios otros países desde hace tiempo han calificado a
Irán como el mayor propulsor del terrorismo en el mundo. Irán proporciona armas
a diversos grupos terroristas, incluyendo a Hezbollah, además de estimular
activamente los atentados suicidas en Medio Oriente y abogar por la destrucción
de Israel. La justicia de Argentina también ha acusado a Irán y a Hezbollah de
llevar a cabo sangrientos atentados contra instituciones judías e israelíes en
Buenos Aires en 1992 y 1994.
Por su parte, los moderados en círculos diplomáticos de Estados Unidos
apoyan la vision del Departamento de Estado, según la cual la visita de
Ahmadinejad a Latinoamérica es un signo de debilidad del presidente iraní.
Según esta interpretación, Ahmadinejad está cada vez más aislado a nivel
nacional e internaiconal, y está tratando desesperadamente de proyectar una
imagen de fuerza mostrándoles a sus compatriotas que es recibido con todos los
honores en el extranjero.
En su país, Ahmadinejad ha perdido el apoyo del líder supremo, el ayatola
fundamentalista Alí Jamenei, y a la vez enfrenta un desafío creciente de los
líderes reformistas como el candidato presidencial Mir Hossein Mousavi.
Simultáneamente, su mayor aliado, el régimen de Siria, esta jaqueado por una
revuelta interna.
Cuando le pregunté por el viaje de Ahmadinejad, un funcionario de alto
rango del Departamento de Estado en Washington me dijo que se trata de un
esfuerzo por quebrar su aislamiento interno y externo. En cuanto a las
afirmaciones de que Irán está recibiendo cooperación nuclear de Venezuela y
creando potenciales redes terroristas en la región, el funcionario dijo: “La
amenaza de Irán a los intereses de seguridad nacional de Estados Unidos en
Latinoamérica está latente, no activa”.
Mi opinión: tiendo a coincidir con los moderados en el que el dictador
fascista Iráni está tratando de demostrarle a su país que no es un paria en el
mundo, y que todavía hay quienes lo reciben como un héroe.
Pero es lamentable que varios presidentes latinoamericanos estén
recibiendo con alfombra roja a un dictador sanguinario que según Amnistía
Internacional “reprime severamente” las libertades fundamentales y que ha
ejecutado a 552 personas el año pasado, más que cualquier otro país,
exceptuando China. Y es peligroso que le abran campo en la region a la cabeza
de un régimen que como política de estado promueve el terrorismo y la aniquilación
de otros países.
Recibir bien a Ahmadinejad en Latinoamérica es importar un conflicto
extranjero que -como lo demostraron los atentados de la década de 1990 en
Argentina- le puede costar muy caro a la región.
Por: Andrés Oppenheimer
aoppenheimer@MiamiHerald.com
@oppenheimera
http://www.reportero24.com/2012/01/andres-oppenheimer-%C2%BFque-busca-ahmadinejad-en-america-latina/
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