Ha comenzado un nuevo año.
Normalmente el inicio de un nuevo año es ocasión propicia para promover la
conciliación y el diálogo. Pero la palabra diálogo no figura en el léxico del
régimen. Mucho menos los términos concordia o conciliación. Para la gran
mayoría de los venezolanos será un año completamente lleno de esperanzas y de
optimismo. Con la ayuda de Dios y con el voto se pondrá fin a 13 años de
dictadura disfrazada de democracia. Las condiciones para lograrlo no pueden ser
mejores.
La oposición ha logrado la
unidad casi perfecta que conducirá a la escogencia de un candidato único para
enfrentar al führer y sus pretensiones de monarca absoluto. Esto lo tiene
aterrado y lo lleva a asegurar que "matemática y políticamente" es
imposible que la oposición pueda derrotarlo el 7 de octubre próximo. Lo primero
lo acepto, porque las matemáticas son susceptibles de manipulación y de eso
"tenemos un rollo". Lo segundo, eso de que políticamente no es
posible que el candidato de la oposición triunfe, es la admisión de que
empleará todos los recursos de que dispone para impedir el triunfo del
candidato opositor. De hecho, lo viene haciendo desde hace mas de un año.
El führer denuncia que la
oposición "anda en campaña por todos lados" a pesar de que todavía no
ha comenzado la campaña. Finge ignorar que la campaña de los que él llama
"premajunches" -¡que falta de imaginación! - es para competir por la
candidatura presidencial y no por la presidencia como tal. Su constumbre de
atribuir a los demás lo que es él mismo lo lleva a tratar de descalificar a
personas dignas, responsables, serias, capaces, como lo están demostrando en la
campaña pre-primarias. El único verdadero majunche es él, que al cabo de 13
años de gobierno ha llevado el país a la ruina en su empeño por revivir e
imponernos un régimen "obsoleto y periclitado", copiado del sistema
que fracasó en otros países, especialmente en dos de sus principales aliados -
China y Rusia -,donde ha sido remplazado por el sistema caspitalista de libre
empresa que él se empeña en destruir.
El 2012 es el año del cambio
y eso tiene al fúhrer desesperado. Además de la concertación que se ha logrado
la disidencia para enfrentarlo con un candidato unitario, las encuestas dan
cuenta de que su arrastre en las masas, particularmente en la población menos
favorecida e incluso dentro de sus propias huestes, está en picada. Sus
esfuerzos por conservar bajo control a sus simpatizantes valiéndose de prebendas,
dádivas, engaños, promesas y ofrecimientos mentirosos e hipócritas ya no rinden
resultados. Lo que no obsta para que los beneficiarios, sin vender su alma al
diablo,se aprovechen de la munificencia presidencial a costa del dinero de
todos los venezolanos, del cual dispone como si fueran parte de su
"chacarita" (portamonedas) personal. En el 2012 presenciaremos la
manera grosera cómo se incrementará exponencialmente el populismo y el derroche
para tratar de mantener la manada dentro del corral.
Mientras tanto, los
pre-candidatos siguen recorriendo pacientemente el país y sus opciones
demostrando que es posible elegir un presidente que gobierne para todos, sin
distinción de color o parcialidad política. ¿Cual de los pre-candidatos será el
afortunado? Eso lo decidiremos los venezolanos el 12 de febrero.
El otro factor fundamental
que hace del 2012 el año del cambio es la condición de la salud del candidato
oficial. Su prepotencia, sus abusos de poder, su ventajismo, resultan
neutralizados por, hay que decirlo claramente, la espada de Damocles que pende
sobre su capacidad de sobreponerse a la grave patología que le aqueja. Aún
cuando logre superar el mal del cual padece, los electores se preguntarán si
deben elegir un gobernante que no estará en condiciones - eso está ya a la
vista de todos - de desempeñar plenamente las exigentes tareas que impone el
ejercicio de la presidencia.
Muchos piensan todavía que
lo de la enfermedad presidencial es una más de las comedias que acostumbre
escenificar. Personalmente pienso que su estado de salud esta seriamente
afectado. A pesar de que lo adverso no puedo dejar de desearle total
recuperación. En el supuesto caso de que fuera una farsa, sería la burla, el
vituperio mas grave que alguien podría hacer a su propio pueblo, a la opinión
pública internacional y a sus propios colegas Jefes de Estado y de Gobierno de
todo el mundo, que han dado por cierta la informnación acerca de su dolencia.
Eso sería la estocada final al malogrado prestigio que todavía conserva.
Soy optimista pero no iluso.
El 7 de octubre próximo elegiremos un nuevo presidente. Lo que no se puede
predecir es cual será la reacción del führer cuando vea que ha sido derrotado.
¿Intentará copiar la conducta de sus hermanos Muhamar Khadafi y Bashar al
Assad? ¿Se atrincherará en Miraflores con el apoyo de su milicia personal y de
los jefesotes militares que mas que por lealtad, lo defenderám por temor a
perder los privilegios y beneficios obtenidos mediante la corrupción y la
adulancia?
Si esto último ocurriera el
coraje y el sacrificio de los tunecinos, los egipcios, los libios, los
yemenitas, los sirios y ahora los rusos, debería servir de ejemplo de cómo hay
pueblos dispuestos a luchar y sacrificarse por su libertad y sus derechos.
También los militares leales a la Constitución deberán demostrar que su papel
no es servir a un déspota ni a una parcialidad política sino a la nación como
un todo.
Deseo a mis lectores,
incluso a aquellos que formulan comentarios críticos a mis escritos, un año
2012 muy feliz y próspero. Soy optimista. Lograremos el cambio para bien de
todos y pido a Dios que ese cambio se materialice sin tráumas ni dolor para la
familia venezolana.
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