En política, al igual que en religión y en deportes, es muy difícil lograr que mucha gente se
ponga de acuerdo en cuanto a temas, hechos y hasta estadísticas. Sin embargo,
la mayoría de los expertos y analistas en cuestiones electorales coinciden en
que las elecciones del 2012 serán no solo las mas importantes y reñidas en mas
de un siglo sino las mas virulentas y sucias en muchos años.
Las razones: un presidente con tal expediente de fracasos y mentiras
probadas que no puede aspirar señalando
sus éxitos ni su integridad de carácter, que dispone de una inaudita cuenta de
campaña de MIL MILLONES de dólares y que
tiene en el bolsillo a una prensa de izquierda dedicada a mantener en la Casa
Blanca al aliado ideológico que ayudaron a elegir en el 2008.
Un Obama triunfante establecería regulaciones más onerosas sobre la
empresa privada, aumentaría los impuestos a los creadores de empleo, mantendría
a los Estados Unidos a merced del chantaje de la OPEP limitando el desarrollo
de fuentes tradicionales de energía en territorio norteamericano, debilitaría
la capacidad de este país para competir frente adversarios comerciales como
China Comunista, incrementaría el control del gobierno sobre la vida privada de
los ciudadanos y hasta pondría en peligro la seguridad nacional de los Estados
Unidos.
Estas son solo unas pocas muestras
de la larga lista de tragedias que desataría sobre la sociedad norteamericana
un ideólogo con una agenda radical, fortalecido por la reelección y sin
aspiraciones a un tercer período. Un Obama que, para implantar esa agenda, no
tendría la menor inhibición de llevar a la nación al deplorable estado de
la Europa social demócrata que se hunde
por estos días en una horrible bancarrota financiera y moral.
De izquierda a derecha: Rick Santorum, Michele Bachmann, Newt Gingrich, Mitt Romney, Ron Paul, Tim Pawlenty y Herman Cain- EMMANUEL DUNAND (AFP) |
De ahí la extraordinaria importancia de que el Partido Republicano
seleccione al candidato con mayores
probabilidades de derrotar a Barack Obama. Un candidato con las credenciales,
el expediente y el temperamento que le permitan atraer a una proporción considerable
del 30 por ciento de electores norteamericanos que se declaran
independientes. Ellos son quienes van a
determinar el resultado de los comicios, no el otro 70 por ciento integrado por
demócratas y republicanos que sabemos que, a la hora de la hora, votarán por el
candidato de su propio partido.
Empecemos por reconocer que dentro del Partido Republicano existen en la
actualidad dos escuelas de pensamiento. Están quienes piensan que Barack Obama
no tiene probabilidad alguna de resultar reelecto y que, por lo tanto,
cualquier candidato republicano será capaz de derrotarlo el próximo mes de
noviembre. Estos son los que se inclinan a postular a un candidato con las
sólidas credenciales conservadoras que predominan en la base militante del
partido. Estos sentimientos están reflejados en el ascenso vertiginoso de Newt
Gingrich en las últimas encuestas sobre primarias republicanas.
Por otra parte, hay quienes consideran que Obama sigue siendo un
formidable adversario que sólo será derrotado por un candidato con la capacidad
de lograr el apoyo de votantes fuera de la ideología conservadora sustentada por la base del
partido. Estos los que apoyan a Mitt Romney y que, sin dudas, constituyen una
minoría dentro del partido.
El peligro reside en que las primarias republicanas se conviertan en una
avalancha emocional que postule a un candidato atractivo a la base pero sin
probabilidades de derrotar a Barack Obama en las elecciones generales de 2012.
Y cuando la razón es apabullada por el fanatismo ideológico los resultados son
casi siempre desastrosos.
La experiencia nos demuestra que la política no es la ciencia de lo
perfecto sino el arte de lo posible. Que las opciones están limitadas por las
realidades del momento político y que la mayoría de las veces se reducen a la
selección del menor entre varios males. Una simple mirada a las desastrosas
campañas presidenciales del Partido Demócrata en los últimos años debería
servirle de advertencia al segmento del Partido Republicano que por resabios
ideológicos se resiste a apoyar la candidatura de Mitt Romney.
En los 40 años transcurridos entre 1968 y 2008 la Casa Blanca fue
domicilio de 5 presidentes postulados por el Partido Republicano (Nixon, Ford,
Reagan, Bush padre y Bush hijo) que gobernaron por un total de 28 años. En el
mismo período, sólo dos presidentes postulados por el Partido Demócrata (Carter
y Clinton) lograron llegar a la Casa Blanca y sus períodos combinados de
gobierno sumaron un total de 12 años. Asumiendo el riesgo de que muchos
entendidos reten mi explicación, considero que la razón para este desequilibrio
fue el empecinamiento de los demócratas de anteponer ideología a elegibilidad a
la hora de postular a sus candidatos.
Hagamos un simple recorrido para ilustrar esta afirmación. A partir de
1968, los demócratas decidieron someter a sus candidatos a una prueba de pureza
ideológica en concordancia con la izquierda política de la base más vociferante
del partido. Precisamente en 1968 y 1972, los demócratas se negaron a postular
a un candidato centrista como el Senador Henry Jackson, quien habría sido un
adversario formidable frente a Nixon, y se empecinaron en postular a dos
abanderados de la izquierda como Huber Humphrey (1968) y George Mc Govern
(1972). Este fue el inicio de una cadena de derrotas en que Nixon le ganó 49
estados a McGovern en 1972, Reagan le ganó 44 estados a Carter en 1980, y 49
estados a Mondale en 1984 y Bush padre le ganó 40 estados a Dukakis en 1988.
En 1992, tuvo que venir el gobernador de un estado sureño como Arkansas,
quien no era conservador pero tuvo la habilidad de poner sordina a su ideología
de izquierda, para romper el maleficio y poner fin al largo invierno demócrata
fuera de la Casa Blanca. Con ello se puso a tono con la corriente de centro
derecha que predomina en la sociedad norteamericana y, aunque por estrecho
margen, ganó las elecciones. Bill Clinton parecía, sin embargo, estar destinado
como Carter a ser presidente de un solo período pero lo salvó la campana de las
elecciones parciales de 1994.
Ese año los republicanos ganaron control de la Cámara de Representantes
por primera vez en 40 años. En vez de
confrontarlos como hace el ideólogo incurable de Barack Obama, Clinton tuvo la
habilidad de moverse hacia la derecha y pactar con sus adversarios para
balancear el presupuesto y llevar a cabo una reforma radical del programa de
bienestar social. Con ello se aseguró la reelección en 1996. Para su infortunio
y sin dudas el de los Estados Unidos, Barack Obama ha demostrado que carece del
pragmatismo y la habilidad política de Bill Clinton. Luchará hasta la última
bala y, si es reelecto, destruirá a la nación. Por eso hay que derrotarlo en el
2012.
Para lograrlo, los republicanos tienen que liberarse de la euforia
ideológica que hasta ahora ha caracterizado a las primarias y tomar nota de las
encuestas sobre las posibilidades de sus candidatos de derrotar a Obama en los
comicios del próximo noviembre. En la mayor parte de ellas, Romney aparece como
el hombre con mayores posibilidades de salir exitoso. La razón es su habilidad
de atraer el imprescindible voto independiente. Sabemos que las encuestas son
fotografías en un momento específico y pueden cambiar de la noche a la mañana
pero quien las ignora corre el riesgo de pagar el precio.
En este caso el precio sería demasiado alto para arriesgarnos a tener que
pagarlo. Nos encontramos en la hora definitoria en que la razón debe predominar
sobre el corazón. De evitar que cualquier romance ideológico nos conduzca a un
suicidio político. De aplicar la sabia y simple advertencia de “better safe
than sorry” o en traducción libre: “Mejor ir al seguro que lamentar la
derrota”. Por eso yo, que estoy ideológicamente más cerca de Gingrich, echo a
un lado la ideología y, por el bien del país y la felicidad de mis nietos,
apoyo a Mitt Romney como el camino seguro para salir del pantano en que nos ha
metido Barack Obama.
ALFREDO M. CEPERO
Director de www.lanuevanacion.com
alfredocepero@bellsouth.netEL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, REPUBLICANO LIBERAL, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA, INTERNACIONAL, ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA