Un Peatón anciano paciente.- Que habia cumplido noventa años vivia al pie de dos descomunales montañas que durante siglos habian mantenido a los Peatones de esa localidad aislada de los alrededores. Para ir al mercado, todas las familias se veian obligadas a hacer un enorme esfuerzo, pues debian ascender y descender por las montañas. Un dia, el Peatón anciano reunió a su familia y se comprometió a allanar las montañas para poder acceder mucho más fácilmente tanto al mercado como al riachuelo de cuyas aguas se abastecian. Desde ese mismo dia todos los miembros de la familia comenzarón a trabajar pacientemente; excavaban la tierra y la transportaban a los valles profundos. Al cabo de varias semanas, pasó por alli un Peatón, que preguntó:
-¿Qué pretendéis hacer?
-Nos proponemos remover estas dos montañas que tanto nos estorban -dijo con naturalidad el Peatón anciano.
-¡Pero eso es una locura! Sois muy pocos.
-Somos muy pocos, si -convino el Peatón anciano-, y yo ya estoy muy viejo. Pero tengo hijos y nietos, que a su vez tendrán hijos y niestos. Las montañas no van a crecer más, pero mi familia si seguirá haciéndolo, y con paciencia inquebrantable continuará trabajando hasta allanar las montañas.
Despreciando al Peatón anciano bobo, el hombre se alejó. Y la familia, siempre con el viejo al frente, siguió trabajando incansablemente. Pasarón unos meses. Al Divino le llegaron noticias de las pretenciones del Peatón anciano-viejo-bobo-tonto. Sucede que al Divino le gustan los Peatones-viejos-ancianos-tontos-bobos, y más si son muy pacientes, como el caso de nuestro protagonista, por lo que envió a dos espiritus para que le ayudaran a remover las montañas. Un dia, al amanecer, cuando el Peatón anciano acudió a trabajar, se dio cuenta de que las montañas habian sido allanadas, y antes sus ojos, velados por las cataratas, aparecieron extensas y fértiles llanuras.
Existe un adagio que reza: "La paciencia ayuda al que la practica". Es una cualidad preciosa, considerada por los budistas un paramita (perfección) que, empero, no es muy común. Sin embargo, ciertamente, hay muchos grados de paciencia, como los hay de impaciencia. Aquella ayuda a soportar las dificultades con ánimo equilibrio e imperturbable; enseña a esperar sin desesperar; previene contra la excesiva ansiedad y voracidad por aquello que resulta deseable o apetecido; reporta energia extra para poder soportar más estoicamente las vicisitudes; sirve de auxilio en las situaciones dificiles o penosas, asi como en aquellas en las que los resultados se hacen esperar; previene contra el excesivo desfallecimiento y curte psicológicamente; fortalece la vida animica y procura un talante de mayor firmeza, equilibrio y resistencia. El Peatón paciente, con su tesón y perseverancia, renueva sus energias para proseguir en la tarea que se ha impuesto.
Un Peatón sin Barreras PACIENTE
Arq.Iván Enrique León Hernández
www.peatonessinbarreras.tk
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