Me pregunto todos los días y me vuelvo a preguntar el porqué de las decisiones que toma este gobierno.
Más de cincuenta estudiantes, algunos enfermeros y otros grupos de protesta, llegan a los extremos de adelantar una huelga de hambre, en lo qué es el principio de una nueva revolución, otra etapa de cambio y Chávez sigue tomando decisiones que no parecen estar en línea con los acontecimientos. No quiere entender que el pueblo está clamando por un cambio en su manera de actuar. Hace caso omiso a las protestas exigiendo un presupuesto justo para las Universidades, que reverse su intención de ahogar económicamente a las escuelas de pensamiento que le son contrarias. Chávez no está en el negocio de conciliar con los estudiantes.
Chávez hace alianzas con gobiernos que la humanidad considera –bien gobiernos forajidos- o en la tenue línea de división, que los separa de lo correcto. Según Chávez, casi doscientos países están equivocados al afirmar que Cadaffi es un dictador pero Nicaragua, Cuba y Venezuela, unida a un par de dictadores africanos tienen razón en defender lo indefendible. Cadaffi sobrepasó cualquier extremo permisible al apuntar las armas de sus ejércitos a un pueblo que se rebeló a la continuidad de sus desmanes. ¿Acaso eso no es lo mismo que hizo Chávez en 1992? Rebeliones buenas, rebeliones malas. Apoyar a los cubanos, a Mugabe y a otros dictadores es solamente producto de la necesidad personal de que el virus de la libertad no llegue a nuestras tierras. Chávez no está en el negocio de manejar adecuadamente nuestra política internacional.
Habla y habla de nacionalismo y patria, se llena la boca de palabras vacías acerca de nuestra Venezuela, pero desprecia cualquier intento de los nacionales para hacer algo en nuestro país. Contrata a compañías chinas, bielorrusas, iraníes, cubanas y uruguayas para hacer viviendas. Le entrega concesiones de petróleo a los rusos, sin considerar la posibilidad de permitir que los venezolanos explotemos nuestro petróleo. Vehículos en fábricas chinas y también teléfonos celulares. Pone a trabajar a los portugueses para que nos fabriquen las computadoras Canaima y paga asesorías a los cubanos para que nos manejen los registros, el deporte y la salud. Ahora compramos café a los brasileros y ganado a los nicaragüenses, al tiempo que los argentinos y ecuatorianos nos envían vehículos que antes se producían en Valencia y Cumaná ¿Esa es la Venezuela qué estamos construyendo? Chávez definitivamente no está en el negocio de hacer una patria soberana.
Lo único sólido y consistente que le encuentro a Chávez es su vocación de poder. Su manifiesta urgencia y dedicación a la posibilidad de permanecer en la silla de gobierno hasta que sus nietos lo sucedan. En eso trabaja muy duro. Ya nos dimos harto cuenta.
Chávez está en el negocio de permanecer en el poder.
Enrique Pereira <
vienegrande@yahoo.es
@pereiralibre
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