El “papelito” que se le entrega al Presidente se ha convertido en el método que algunos desesperadamente utilizan para hacer conocer sus demandas personales o comunitarias, para buscar solución a problemas que el Estado tiene obligación de resolver o para recibir algún beneficio, al cual generalmente tienen derecho. Como todo autócrata populista, al TteCnel Chávez Frías le encanta el Método del Papelito, lo hace sentir como el “gran benefactor”, como el líder indispensable para que el pueblo sea feliz, reafirma la idea de que es tan poderoso e importante que todo el mundo depende de su decisión.
La otra cara de la moneda es que el Método del Papelito pone en evidencia que la democracia participativa y protagónica consagrada en la Carta Magna es letra muerta, el Poder Popular es una retórica para embaucar a incautos y manipular políticamente las necesidades de los sectores más débiles de la población. Cuando Chávez dice en sus cadenas “saben que yo me llevo sacos de papelitos” quiere que la gente crea que está entre sus preocupaciones pero realmente evidencia la incompetencia del gobierno, el elevado nivel de insatisfacción y que el modelo centralista-autocrático –según el cual todos los Poderes Públicos están en sus manos- es absolutamente ineficiente. Es cierto, la gente sabe que se lleva sacos de papelitos y lamentablemente sabe también donde terminan.… ¡Algo se aprende en 12 años!
Siendo el Presidente tan inaccesible, la gente opta por hacer una pelota con el papelito y lanzarla con la esperanza de que caiga en las manos del “gran benefactor”. Como se ve en un video que circula por Internet, a veces el papelito golpea el rostro del TteCnel Chávez Frías y cae al piso, donde termina siendo pisoteado, tal como son pisoteadas las ilusiones del infortunado lanzador. El Método del Papelito es tremendamente humillante, pone a la gente en situación desesperada y muchas veces a suplicar un poco de atención por parte de quien está obligado a brindarla.
Como ciudadano todos tienen derecho –o deberían tenerlo- a acceder a cualquier beneficio que provea el Estado. Pero los regímenes populistas generan una relación política clientelar a partir de esa grosera exclusión que significa condicionar tal derecho al uso de una franela roja, a inscribirse en el PSUV o a participar en algún batallón, escuadra, patrulla u otra de esas estructuras militaristas que ha inventado el gobierno. Pero ello no es suficiente humillación, es patético que su suerte dependa de entregar un papelito al Comandante-Presidente, para que quizás –óigase bien, quizás- su demanda pueda ser atendida.
Terminar con esta bochornosa práctica, poner fin a la exclusión y reestablecer la autonomía de los Poderes Públicos para garantizar una auténtica democracia participativa y protagónica, es hoy el gran reto de las fuerzas de cambio en Venezuela. ¡El 2012 está cerca!
Twitter: @richcasanova
Richard Casanova
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