Curiosidad y asombro, pero sobre todo escepticismo e incredulidad, ha generado la aparentemente “civilizada” actitud del Iluminado de Sabaneta en su perorata del sábado en la asamblea nazional, vestido de civil con traje y corbata. No creo que ella sea producto de ningún cambio sustancial y menos permanente, en su conducta. Ese tipo de declaraciones y promesas de "diálogo" y trato civilizado con quienes no comparten su visión del país no son nuevas y siempre producidas cuando le flaquean las piernas. Basta recordar el juramento crucifijo en mano del 13 abril, los acuerdos con la oposición y otros sectores promovidos y suscritos con el aval de Gaviria y Carter, etc., todos convertidos en sal y agua.
Creer que Chávez variará su actitud pugnaz y su permanente siembra de odios me parece una ingenuidad mayúscula, entre otras razones porque esa conducta, de clasificar a los venezolanos como amigos o enemigos, es producto de su estrecha y deficiente formación personal y militar. Pero más importante, por condenable que nos parezca, aparentemente le ha dado resultados. La propagación de odio entre los venezolanos es su principal herramienta política y parte fundamental de su esquema de pensamiento, de una concepción maniquea de las relaciones entre los seres humanos y entre los diferentes grupos que conforman la sociedad producto de sus complejos personales y resentimientos sociales: o son "amigos" o son "enemigos".
Esta actitud que con frecuencia suele encontrarse entre aquellos militares menos inteligentes, aunque a veces astutos como el Iluminado, deriva de su formación orientada a enfrentar y exterminar al enemigo, doctrina no trasladable a la vida política sin lesión a la libertad y la paz social. Recuerdo que en una campaña electoral me tocó participar en la coordinación de diversos aspectos de la seguridad con el MRI y las autoridades policiales. En su oportunidad me hicieron llegar el Plan de Operaciones de la Policía Metropolitana, dirigida entonces por oficiales de la GN, para varios actos públicos de la campaña y en el definían como "amigos" a los seguidores, militantes y simpatizantes de todos los grupos seguidores de nuestro candidato y como "enemigos" a todos los demás ciudadanos. Igual definición tenía el Plan de Operaciones de la Dirección de Tránsito Terrestre en esa ocasión.
Un cambio de esa concepción maniquea por parte de Chávez, implicaría una especie de “reingeniería” o cirugía estética reconstructiva de su personalidad, que borrara aquellos principios que mal aprendió e internalizó desde joven y que hiciera desaparecer las cicatrices de sus complejos y resentimientos sociales. Solamente así, mediante un milagro médico psicoquirúrgico, se podría esperar alguna variación en su conducta política. Para él los opositores nuca serán “adversarios” sino “enemigos”, sin derecho a opinar, ni a existir, ni a albergar aspiración política alguna, lo que se expresa en la frase acuñada por el mismo de “No volverán”, que no se refiere a quienes en el pasado ejercieron legítimamente el poder, sino a que no volverán la libertad y la democracia, lo que parece posible si no arremetemos con fuerza, organización e inteligencia contra el régimen. Con ese mensaje agresivo, el Iluminado pretende cerrarle el paso a los sectores democráticos que lo enfrentan para restablecer la libertad y el estado de derecho, para restablecer el “hilo constitucional”, perdido bajo su mandato. El “No Volverán” ha tomado formas concretas en las amenazas del mismo Iluminado y su súbdito castrense, Rangel Silva, quienes ha expresado que si los sectores democráticos, como sucedería si hay elecciones en el 2012, ganan la presidencia no reconocerían a un gobierno no afecto a la Robolución Bolivariana…!!!
Otra constante en la conducta política del Iluminado es su desprecio por la inteligencia de los venezolanos, incluidos sus seguidores. Su oferta de "devolución de la ley habilitante", es una burla a todos los diputados y a todos los venezolanos. Afirmar que el objeto de ese esperpento jurídico que es la ley habilitantes es dotarlo de herramientas para enfrentar la "emergencia" producida por las inundaciones, es tomar a los demás por estúpidos, cuando la ley señala claramente las materias sobre las cuales lo autoriza a legislar, que son todos los aspectos de la vida de la Nación, sin faltar uno. La oferta de "devolverla en mayo" es grotesca y una especie de bomba cazabobos. Si esa oferta, que apuesto que nunca se materializará, fuese cierta, de aquí a Mayo se pueden elaborar las mismas leyes que de aquí a julio del 2012. El verdadero objetivo de esa oferta cazabobos, es aplacar las múltiples manifestaciones de rechazo de la comunidad internacional.
Quien pocas horas antes amenazaba y llamaba a "triturar" a los diputados de la oposición, a menos que padezca de esquizofrenia aguda, entre otras dolencias mentales, no puede haber cambiado de posición tan rápidamente.
Como especulan algunos analistas, el show del sábado, especie de Sábado Sensacional político, estuvo dirigido a moderar creciente la opinión internacional negativa, que cada día lo percibe más acertadamente como un dictador excluyente y sectario. Así mismo, la actuación estuvo también dirigida a "suavizar" su imagen interna de perseguidor implacable contra quienes contrarían sus órdenes arbitrarias, caso Afiuni, o de quienes se oponen a sus proyectos, Casos Mazuco-Pilieri-Blanco-Alemán-Alvarez Paz, o a sus pretensiones de convertirse en el "presidente vitalicio" todopoderoso a que aspiró ser Bolívar hasta su muerte.
Teodoro Petkoff, cuyas opiniones generalmente comparto, en su escrito de hoy en Tal Cual, titulado Vamos a Ver, escribe entre otras cosas lo siguiente: "Ese reconocimiento [de Chávez] del Otro que significa admitirlo como “adversario” y no, como en la fórmula que tomó del jurista nazi Carl Schmitt, de la ecuación “amigo/enemigo” como la clave de la política, implica, al menos “por ahora”, un cambio sustancial en su tónica". El "por ahora" a que se refiere Teodoro, con seguridad, duró hasta que terminaron sus casi ocho horas de perorata incoherente y mentirosa.
Me atrevo a asegurar, sin temor a equivocarme y sin pretender ser pitoniso, que los opositores, diputados o no, nunca serán para Chávez "adversarios". Apuesto a que, lamentablemente, dentro de muy pocos días retomará su lenguaje usual y volverá a clasificar a los venezolanos en dos categorías: sus “amigos”: los patriotas, sociolistos, robolucionarios y boliburgueses y por otro lado sus “enemigos”: los realistas, apátridas, traidores, fascistas, golpistas, derechistas, corruptos, burgueses, ricos, terratenientes, latifundistas, especuladores, explotadores, escuálidos o pitiyanquis, a quienes, como el mismo ha dicho, hay que "triturar" o como dijo el intelectual presidente de la asamblea nazional, hay que "caerles a carajazos".
¿Estará Chávez arrepentido de sus palabras, de su conducta y de sus efectos?, ¿hizo algún oculto acto de contrición? ¿Dejará a Soto Rosas en ridículo o a Cilia en la estacada?
Dice la sabiduría popular: perro que come manteca mete la lengua en tapara, así le pongan bozal, y el que nace barrigón ni que lo fajen chiquito.
Jchaffardet@gmail.com
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