* Es habitual encontrar en los medios de comunicación explicaciones variadas sobre el origen de la inflación: que puja distributiva de precios y salarios, que la concentración económica, que la oferta escasa y la reducida capacidad ociosa, que el poder económico de los monopolios.
* Sin embargo, ninguna de ellas constituye un determinante del alza generalizada de los precios.
* Algunos de estos argumentos tienden a confundir las causas de la inflación con algunas de sus manifestaciones o de sus efectos; otros confunden inflación con el alza de ciertos precios relativos.
* Hay un único determinante -condición necesaria y suficiente- del alza de los precios generalizada, que es lo que corresponde llamar inflación: el diferencial entre la oferta y demanda de dinero.
* Habrá inflación siempre que el crecimiento de la oferta de dinero -es decir, de la moneda en que están nominados los precios de los bienes- sea mayor al crecimiento de la demanda de dinero.
* La inflación es siempre, e ineludiblemente, un fenómeno monetario.
* Como el crecimiento de la demanda de dinero está vinculado al crecimiento de la economía y a las expectativas de inflación, la oferta de dinero no debiera -salvo excepciones- superar la tasa de crecimiento de la actividad a la vez que no se deberían alentar expectativas de sobreoferta monetaria.
* Otra falacia bastante difundida -y a la que el kirchnerismo se manifestó adscripto- es que la sobreemisión estructural estimula la actividad, por lo que "un poco de inflación hace bien".
* A contrapelo de ese postulado, es manifiestamente falso que los países que
emiten más dinero crezcan más.
* Si el crecimiento sostenido se lograse emitiendo dinero, no habría países pobres en el mundo.
* Bajo ambas administraciones kirchneristas, dos han sido los motores de la sobreexpansión monetaria:
* uno fue el sostenimiento del tipo de cambio nominal (comprar reservas con emisión);
* y el otro ha sido solventar el feroz crecimiento del gasto estatal (en forma encubierta en la gestión de Kirchner y ostensible con su mujer).
* En los años de Alfonsín también se financió el gasto público con emisión monetaria, lo que derivó en un grave proceso hiperinflacionario.
* Debido al aumento en los precios de los bienes primarios que exportan, las monedas de muchos países productores empezaron a apreciarse en términos nominales.
* La apreciación nominal estimuló, además de la demanda por consumo, la demanda por inversión.
* Chile y Brasil, para evitar la inflación, prefirieron dejar apreciar nominalmente sus monedas.
* En vez de dejar que se aprecie la moneda nacional, el Banco Central argentino siguió emitiendo pesos para comprar reservas y sostener el valor nominal del dólar.
* Embanderados en una política de tipo de cambio alto que permitiera hacerse de las jugosas retenciones, los Kirchner optaron por evitar la apreciación nominal del peso argentino manteniendo un tipo de cambio cuasifijo y debiendo soportar, en cambio, la apreciación real a través de la inflación.
* Pero esta apreciación en términos reales tiene las contras pero no los beneficios de la apreciación sin inflación: se estimula el consumo y el costo argentino sube de la misma forma que en el caso de la revaluación nominal pero, en cambio, se desalienta la inversión.
* Otro problema es que, adicionalmente a la sobreexpansión monetaria en curso, los agentes económicos incorporan estas expectativas de inflación en sus planes, con lo que se acelera el proceso por el cual la sobreabundancia de dinero se transmite a los precios de los bienes.
* Esto es lo que ocurre cuando se hacen más exigentes y más frecuentes los reclamos de aumentos salariales.
* Los incrementos salariales por sí solos no generan inflación; para tener ese efecto deben ser convalidados por la emisión monetaria.
* Sin mediar la sobreexpansión monetaria, las mejoras salariales se agotarían en un cambio de precios relativos que derivaría en un comportamiento recesivo.
- En el caso de que los aumentos que se otorgan no obedecen a un correlativo aumento de la productividad laboral, si la autoridad monetaria no imprime el dinero que convalide las expectativas de inflación, los salarios reales serán demasiado altos y habrá desempleo.
- Los bienes intensivos en mano de obra y con demanda inelástica incrementarían sus precios en desmedro del resto.
* También en este caso las expectativas pueden acelerar el proceso de transmisión a los precios.
- Si los empresarios y trabajadores piensan que la inflación va a ser alta, van a negociar aumentos de salarios basados en estas expectativas.
- Y eso puede formar parte de un fenómeno circular: como en nuestro país la autoridad monetaria está sometida a los deseos del Ejecutivo y a éste no le gusta el desempleo, el BCRA imprime el dinero necesario para hacer frente a los aumentos, dando combustible a la espiral inflacionaria.
* Hasta octubre, el M2 Privado -circulante en poder del público más depósitos a la vista del sector privado- viene creciendo a un ritmo de 33 % interanual.
* Además de confirmar la trayectoria ascendente que anticipamos para la inflación, ratifica también que el alza de los precios durante el último trimestre será particularmente gravosa.
* Con este ritmo, el BCRA ni siquiera podrá cumplir lo pautado en la reciente reformulación del programa monetario.
* El tope de expansión de ese agregado, a fin de diciembre, es de 29,9%.
* Para cumplir el programa, el BCRA debería hacer en estas dos últimas semanas de noviembre -se descarta que lo pueda hacer en diciembre por las tensiones estacionales- un enorme esfuerzo y admitir consiguientes subas de más de 300 pb en las tasas de interés.
* Las metas monetarias eran originalmente de 19,1 %, para el M2 privado y de 18,9 % para el M2 total.
* La presidente del Banco Central aseguró, sin embargo, que "tiene que seguir habiendo expansión de dinero".
* Y volvió a descartar que la emisión de pesos sea una causa de la suba de precios domésticos.
* "Hoy no se encuentran condiciones objetivas en Argentina para que existan de ninguna manera procesos de aceleración inflacionaria" (sic Marcó del Pont).
* La titular del BCRA sigue vinculando la expansión monetaria con el crecimiento; pero está claro que si la vitalidad de la actividad económica pudiera conseguirse con la mera emisión de dinero, el mundo tendría sus problemas de crecimiento solucionados.
* Sin embargo, ninguna de ellas constituye un determinante del alza generalizada de los precios.
* Algunos de estos argumentos tienden a confundir las causas de la inflación con algunas de sus manifestaciones o de sus efectos; otros confunden inflación con el alza de ciertos precios relativos.
* Hay un único determinante -condición necesaria y suficiente- del alza de los precios generalizada, que es lo que corresponde llamar inflación: el diferencial entre la oferta y demanda de dinero.
* Habrá inflación siempre que el crecimiento de la oferta de dinero -es decir, de la moneda en que están nominados los precios de los bienes- sea mayor al crecimiento de la demanda de dinero.
* La inflación es siempre, e ineludiblemente, un fenómeno monetario.
* Como el crecimiento de la demanda de dinero está vinculado al crecimiento de la economía y a las expectativas de inflación, la oferta de dinero no debiera -salvo excepciones- superar la tasa de crecimiento de la actividad a la vez que no se deberían alentar expectativas de sobreoferta monetaria.
* Otra falacia bastante difundida -y a la que el kirchnerismo se manifestó adscripto- es que la sobreemisión estructural estimula la actividad, por lo que "un poco de inflación hace bien".
* A contrapelo de ese postulado, es manifiestamente falso que los países que
emiten más dinero crezcan más.
* Si el crecimiento sostenido se lograse emitiendo dinero, no habría países pobres en el mundo.
* Bajo ambas administraciones kirchneristas, dos han sido los motores de la sobreexpansión monetaria:
* uno fue el sostenimiento del tipo de cambio nominal (comprar reservas con emisión);
* y el otro ha sido solventar el feroz crecimiento del gasto estatal (en forma encubierta en la gestión de Kirchner y ostensible con su mujer).
* En los años de Alfonsín también se financió el gasto público con emisión monetaria, lo que derivó en un grave proceso hiperinflacionario.
* Debido al aumento en los precios de los bienes primarios que exportan, las monedas de muchos países productores empezaron a apreciarse en términos nominales.
* La apreciación nominal estimuló, además de la demanda por consumo, la demanda por inversión.
* Chile y Brasil, para evitar la inflación, prefirieron dejar apreciar nominalmente sus monedas.
* En vez de dejar que se aprecie la moneda nacional, el Banco Central argentino siguió emitiendo pesos para comprar reservas y sostener el valor nominal del dólar.
* Embanderados en una política de tipo de cambio alto que permitiera hacerse de las jugosas retenciones, los Kirchner optaron por evitar la apreciación nominal del peso argentino manteniendo un tipo de cambio cuasifijo y debiendo soportar, en cambio, la apreciación real a través de la inflación.
* Pero esta apreciación en términos reales tiene las contras pero no los beneficios de la apreciación sin inflación: se estimula el consumo y el costo argentino sube de la misma forma que en el caso de la revaluación nominal pero, en cambio, se desalienta la inversión.
* Otro problema es que, adicionalmente a la sobreexpansión monetaria en curso, los agentes económicos incorporan estas expectativas de inflación en sus planes, con lo que se acelera el proceso por el cual la sobreabundancia de dinero se transmite a los precios de los bienes.
* Esto es lo que ocurre cuando se hacen más exigentes y más frecuentes los reclamos de aumentos salariales.
* Los incrementos salariales por sí solos no generan inflación; para tener ese efecto deben ser convalidados por la emisión monetaria.
* Sin mediar la sobreexpansión monetaria, las mejoras salariales se agotarían en un cambio de precios relativos que derivaría en un comportamiento recesivo.
- En el caso de que los aumentos que se otorgan no obedecen a un correlativo aumento de la productividad laboral, si la autoridad monetaria no imprime el dinero que convalide las expectativas de inflación, los salarios reales serán demasiado altos y habrá desempleo.
- Los bienes intensivos en mano de obra y con demanda inelástica incrementarían sus precios en desmedro del resto.
* También en este caso las expectativas pueden acelerar el proceso de transmisión a los precios.
- Si los empresarios y trabajadores piensan que la inflación va a ser alta, van a negociar aumentos de salarios basados en estas expectativas.
- Y eso puede formar parte de un fenómeno circular: como en nuestro país la autoridad monetaria está sometida a los deseos del Ejecutivo y a éste no le gusta el desempleo, el BCRA imprime el dinero necesario para hacer frente a los aumentos, dando combustible a la espiral inflacionaria.
* Hasta octubre, el M2 Privado -circulante en poder del público más depósitos a la vista del sector privado- viene creciendo a un ritmo de 33 % interanual.
* Además de confirmar la trayectoria ascendente que anticipamos para la inflación, ratifica también que el alza de los precios durante el último trimestre será particularmente gravosa.
* Con este ritmo, el BCRA ni siquiera podrá cumplir lo pautado en la reciente reformulación del programa monetario.
* El tope de expansión de ese agregado, a fin de diciembre, es de 29,9%.
* Para cumplir el programa, el BCRA debería hacer en estas dos últimas semanas de noviembre -se descarta que lo pueda hacer en diciembre por las tensiones estacionales- un enorme esfuerzo y admitir consiguientes subas de más de 300 pb en las tasas de interés.
* Las metas monetarias eran originalmente de 19,1 %, para el M2 privado y de 18,9 % para el M2 total.
* La presidente del Banco Central aseguró, sin embargo, que "tiene que seguir habiendo expansión de dinero".
* Y volvió a descartar que la emisión de pesos sea una causa de la suba de precios domésticos.
* "Hoy no se encuentran condiciones objetivas en Argentina para que existan de ninguna manera procesos de aceleración inflacionaria" (sic Marcó del Pont).
* La titular del BCRA sigue vinculando la expansión monetaria con el crecimiento; pero está claro que si la vitalidad de la actividad económica pudiera conseguirse con la mera emisión de dinero, el mundo tendría sus problemas de crecimiento solucionados.
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