Heráclito, el filósofo de Efeso, hablaba de palintonos armonía (παλίντονος ἁρμονία), de lo que podríamos llamar, hoy en día, la “unidad de lo diverso”. Se preguntaba por qué sus contemporáneos no podían entender cómo lo que es diferente puede concertarse, y añadía que la armonía consiste en tensión que se opone, como la del arco o de la lira. Y es que en griego, la palabra palintonos (παλίντονος) quiere decir “que se mueve hacia atrás”.
Se refería a fuerzas que se oponían como se da con la tensión de un arco, en el que la cuerda es halada por un extremo del arco y, en sentido opuesto, por el otro. Con ello, el arco podía cumplir su función, podía ser lo que estaba llamado a ser. El arco luce estático, pero de hecho es dinámico aunque en él está inmersa una tensión, la de fuerzas que se oponen. Decía lo mismo del antiguo instrumento de cuerdas: la lira. La tensión presente en las cuerdas del arco o de la lira, al hallarse en equilibrio con la tensión externa ejercida por los brazos da lugar a un complejo unificado, estable y eficiente. Agregaba, además que “a la naturaleza le gusta esconderse” y que hay una conexión que no es aparente, que él llamaba armonía (ἁρμονίη) y que es “es más fuerte de la que es aparente”.
En la historia de la humanidad comprobamos mucho la existencia de esa παλίντονος ἁρμονία o unidad de lo diverso. Bajo un paradigma químico vemos como dos elementos diversos como el hidrógeno y el oxígeno, se unen para crear el agua, sin la que no es posible vivir. Para referirnos a tiempos presentes, observamos esa existencia, por ejemplo, en la orquesta creada por David Barenboim, un judío, y Edward Said, palestino: la Orquesta del Diván Oeste-Este, formada fundamentalmente por jóvenes músicos palestinos y judíos que han dejado atrás todo lo que los dividía para producir las maravillosas melodías y armonías de la música. También lo vimos en lo que se produjo en Venezuela, a la caída del dictador Marcos Pérez Jiménez y en Chile, con el fin de la dictadura de Augusto Pinochet, casos en que las tendencias políticas diversas se unieron para lograr libertad, democracia y paz.
En nuestra Venezuela que desde hace cerca de doce años sufre los rigores de un gobierno totalitario con intenciones de instaurar el comunismo, acabamos de ver cómo los partidos, las organizaciones y los mayores sectores de la sociedad que quieren vivir en democracia y defender una libertad tan amenazada, se han unido.
El ejemplo de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) es muy claro: se pusieron de acuerdo las fuerzas de las tendencias políticas y filosóficas más diversas para, por vía democrática, lograr obtener una poderosa presencia en la Asamblea Nacional que pueda contribuir a ponerle freno y control a un poder ejercido, a todos los niveles, bajo los designios voluntariosos y hegemónicos de una sola persona. Y esa unión obtuvo un triunfo indiscutible: hay una mayoría de oposición en todo el país que, a pesar de que, por las maquinaciones en la estructura electoral producidas bajo órdenes del jefe, no se logró en cuanto al número de diputados que debía corresponder en sana justicia. No obstante, se ha producido un paso firme hacia la reconquista de la democracia, que se logrará, en el 2012, con esa παλίντονος ἁρμονίη lograda por la MUD.
cafigueredo@analitica.com
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