Las teorías críticas de la sociedad contemporánea, no desmayaron en su pretensión de referir la importancia del término en correspondencia con criterios de gobernabilidad asociados a la necesaria exaltación de los derechos humanos como puntal de la democracia.
El término “tolerancia” es inmensamente prolífico en términos de sus interpretaciones. Admite diferentes lecturas que se pasean por ámbitos tan selectivos como el filosófico, el moral, el religioso, el deontológico, el social, el axiológico y el político, fundamentalmente. Aunque unas contrariadas de otras pues supone la existencia de un estado confesional que puede generar enfoques encontrados.
Sin embargo, cabe la posibilidad cierta de referir su trascendencia desde una perspectiva política toda vez que sus implicaciones semánticas comprometen difíciles realidades incitadas por sumas confusiones derivadas de manejos amañados en el plano del debate político. Hay quienes dicen, por ejemplo, que “no es lógicamente posible hablar de tolerancia sin tener en cuenta el problema de la verdad y sus implicaciones” (Tejedor de la Iglesia, Cesar; Verdad y Tolerancia. Factótum, Revista de Filosofía; 2009; p.58) Aún así, la más cercana a la postura de este análisis, la destaca como “respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias” (DRAE, 2002)
En el curso de las ideas políticas que tomaron fuerza con el devenir del siglo XX, su significación cimentó toda un abanico teorético que avaló el desarrollo de la ciencia política. Las teorías críticas de la sociedad contemporánea, no desmayaron en su pretensión de referir la importancia del término en correspondencia con criterios de gobernabilidad asociados a la necesaria exaltación de los derechos humanos como puntal de la democracia entendida como modelo político.
En todo caso, no hay duda de que la tolerancia está entrañablemente vinculada con la libertad política necesaria para el mejor desempeño del hombre social y económico. No obstante, su aplicación no termina de comprenderse en medio de realidades contrapuestas por causa de relaciones que se cruzan y se interceptan como resultado de problemas que tienen explicación en el ámbito epistemológico, tanto como en el contexto de la moral. Por eso la distinción entre estas esferas del dialéctica, hace difícil entender la tolerancia como razón absoluta de la transigencia entre pensamientos y posturas, particularmente, políticas y religiosas. Y ello, indiscutiblemente, “hace menos clara y mas confusa la idea de “tolerancia”. A pesar de que “la tolerancia parte de una cierta concepción de la verdad sin la cual es imposible hablar de tolerancia genuina” (Tejedor; 2009; p.59)
Pudiera aducirse que en esta Venezuela, existen sumas contrariedades muchas de las cuales son expresiones de causas que dimanan de una gerencia política deficitaria, de un afán descomedido por el poder, de un desorden administrativo que acarrea serias inflexiones en la economía nacional, de un sistema que valora la antipolítica por encima del significado de democracia como producto de sus raíces militaristas y de un agravamiento de los principios por los cuales se rige la justicia, el respeto a los derechos fundamentales del hombre, la ética pública y las libertades capitales. En el centro de una situación así que, a todas luces resulta una vulgarizada diatriba casi institucionalizada por la genuflexión al líder del proceso político de gobierno que circunstancialmente domina al país, no resulta difícil entender la intolerancia predominante. Más, cuando la situación venezolana devino en una profunda crisis que ha puesto en riesgo el futuro de la Nación.
VENTANA DE PAPEL
GAJES DEL OFICIO DESPÓTICO
Al comandante Mandamás, le ha salido “el tiro por la culata”. Su radicalismo y equívocos, dividieron el país en dos toletes. El sector de los recolectores/cazadores y el de los sembradores/criadores. Y el gran jefe se quedó con los primeros, desechando a los segundos, atacándoles, eliminándolos. ¿Qué pasó entonces? ¿Por qué ahora nada funciona? ¿Cómo amparó que un grupo robe cadenas de oro y las suplan por collares de plástico? ¿Que falló en eso que llama “revolución bolivariana”? Usted comandante Mandamás, tiene el dinero, tiene la fuerza, tiene el poder ¡Y nada le funciona! Ha gastado millones en armas para amedrentar, intimidar. Nada le funciona como prometió en 1998. Tiene ejércitos regulares e irregulares bajo su mando para oprimir. Ha comprado voluntades. ¡Y nada le funciona! Sin embargo no entiende qué es lo que no funciona, pues usando tantos recursos no logra crear, ni siquiera mantener. Y es porque no ha entendido lo que sucede en usted. El problema es de sentimientos y espiritualidad. El alma, eso que hace que un hombre cree, produzca, haga, invente, es lo que permite salvar obstáculos. Esa cosa maravillosa que hace que un hombre, una mota de polvo en el universo, se convierta en un gigante capaz de transformar su entorno, de ponerlo a la orden de deseos constructivos. No destructivos. El problema es que cuando ordena expropiar, sólo se arrebata lo físico, lo material. Lo que realmente mueve todo es la suma de voluntades. Lo que mueve todo es el cerebro y el alma de millones de seres humanos que hacen que las cosas tengan vida, porque las cosas, cuando no tienen el alma del hombre que las hace útiles, no son nada. He ahí el problema.
MENSAJE CAUTIVADOR Y REFLEXIVO
No sorprende que Goerge Carlin, comediante de los años 70 y 80, escribiera algo tan elocuente. Así redactó que “la paradoja de nuestro tiempo es que tenemos edificios mas altos y temperamentos mas reducidos, carreteras más anchas y puntos de vista mas estrechos. Gastamos más pero tenemos menos. Compramos más pero disfrutamos menos. (…) Tenemos más grados académicos pero menos sentido común, mayor conocimiento pero menor capacidad de juicio, mas expertos pero mas problemas, mejor medicina pero menor bienestar. (…) Hemos multiplicado nuestras posesiones pero reducido nuestros valores. Hablamos demasiado, amamos demasiado poco y odiamos muy frecuentemente. (…)Hemos aprendido a ganarnos la vida, pero no a vivir. Añadimos años a nuestras vidas, no vida a nuestros años. (…) Planificamos más pero logramos menos. Hemos aprendido a apresurarnos, pero no a esperar. Producimos computadoras que pueden procesar mayor información y difundirla, pero nos comunicamos cada vez menos y menos. (…)Acuérdate de tomarte de la mano con tu ser querido y atesorar ese momento, porque un día esa persona ya no estará contigo. (…)Y siempre recuerda que la vida no se mide por el número de veces que tomamos aliento, sino por los extraordinarios momentos que nos lo quitan”
CONSEJOS PARA DEPORTISTAS PRINCIPIANTES
Según la revista Sport Life, todo deportista novel debe seguir recomendaciones como estas para ganar la confianza necesaria para convertir la actividad deportiva en proyecto de vida. 1. Olvidar los nervios en la competencia. 2. Lo importante es llegar a la meta. 3. Hay que estar cómodo de ropa. 4. No hay que ser profesional para participar en un evento. 5. Disfruta el momento deportivo. 6. Aprovecha la ocasión para hacer amistades. 7. No sea esclavo del reloj. 8.- Escucha a los veteranos. 9. Apóyate en la euforia de quienes pueden decirte: ¡Vamos! ¡Vamos!. 10. Olvídate de pasar un mal rato: Estás en algo que apasiona como es correr, caminar, montar bicicleta. Por tanto, no te des mala vida si en algún momento del trazado algún hecho te perturba. Vive y goza el deporte con sano sentimiento y edificante actitud.
ABSURDAS PARADOJAS
Expresaba recientemente Joaquín Villalobos en su columna del diario El País, de España, que “es paradójico que mientras Colombia está empezando a terminar su guerra, Venezuela esté comenzando a armarse la propia” Y no podía decirlo de otra manera pues las realidades apuntan a tal tendencia. Es contradictorio dar cuenta que durante el periodo de gobierno de Chávez, se han realizado las inversiones sociales más grandes de la historia de Venezuela para combatir la pobreza. Sin embargo, los hechos resultaron contrarios. Así pues, en ese mismo período, más de 120.000 venezolanos, en su inmensa mayoría pobres, han muerto asesinados y Venezuela está viviendo la peor crisis de seguridad que ha conocido. Entonces salta a la vista preguntarse ¿cómo, a pesar de los ingresos extraordinarios provenientes de la renta petrolera y de los esfuerzos redistributivos de Chávez, la rica Venezuela está ahogándose en por sus finanzas? Ahora compite por el primer lugar en homicidios en el escalafón internacional. Por el primer lugar en cuanto a falta de transparencia administrativa. Por el primer lugar en inflación a nivel mundial. Que la concentración de la riqueza provoque inseguridad puede ser lógico. Pero que ésta se multiplique cuando está distribuyéndose la riqueza, no es lo propio. ¿No son éstas tristes realidades incomprensibles o absurdas paradojas?
amonagas@cantv.net
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