Santayana afirmaba que aquellos que no aprenden de la Historia, están condenados a repetir los mismos errores. Yo pienso que la lección más importante de la historia moderna, la hemos recibido de tres eventos conformados recientemente:
1) Los fracasos del comunismo en la Unión Soviética. 2) El fracaso del modelo Neo Confucianismo en el este de Asia. 3) El resurgimiento de las economías en el mundo de habla inglesa, particularmente en los EU y en Inglaterra, para luego caer de nuevo víctimas del estatismo que en estos momentos las postran de rodillas, precisamente por no aprender de la historia.
Esas experiencias nos permiten entender las raíces culturales del nuevo fenómeno que iniciara en los años 80 bautizado como "ultra prosperidad." Ultra prosperidad se ha definido como la habilidad de una economía para generar un crecimiento a largo plazo por encima de las normas históricas. Un crecimiento no inflacionario de la mano con una creación de riqueza a niveles récord, en un estado de pleno empleo elevando los niveles de vida de la población.
Bajo los estándares de este concepto, el crecimiento experimentado por los EU durante los años 80 y 90 no ha sido un hecho excepcional, sino la conformación de una norma que, a pesar de sus problemas actuales, se espera tome de nuevo su paso para continuar durante todo el siglo 21 en el que se proyecta su PIB, al final de la segunda década, se ubique cercano a los 30 trillones de dólares. Hay varias explicaciones para este fenómeno. Todas ellas asumen un Dow de 30,000 para finales de la próxima década, y algunas van hasta predecir un Dow de 250,000 para mediados del siglo.
Estas lecciones nos han enseñado algo muy importante, la relación entre prosperidad y sociedad civil. Una Sociedad Civil es aquella en la cual la gente tiene dos elementos fundamentales; libertad y las herramientas para formar asociaciones —compañías, clubes, sociedades, empresas y redes informales— que después actúan como un gran sistema intercomunicado y auto organizado para resolver las necesidades de la comunidad. Los gobiernos en las sociedades civiles exitosas, han servido solo como proveedores de la estructura que alguien ha llamado el guardián de funciones —un justo e imparcial adjudicador—, mantenedor de la paz, el centinela de la paz interna y externa.
Las sociedades civiles se desarrollan gradualmente, no se encuentran en estado natural. Los países con sociedades civiles defectuosas, o que no las tienen, se dividen en dos tipos. Los primeros son aquellos en los que la sociedad es un tejido de complicidades entre el Estado y ciertos miembros de la familia política, un exclusivo club de saqueadores. Los menos comunes son aquellos en los que sociedades civiles existieron, pero fueron destruidas por algún Estado opresivo. Durante el siglo pasado fuimos testigos de cómo ideologías opresivas crearon maquinarias gubernamentales para destruir las sociedades. Las monarquías nunca las permitieron, las dictaduras las asesinaron.
Las experiencias la ex Unión Soviética y el este de Asia, han reforzado la importancia de la sociedad civil, en el camino hacia la prosperidad de las naciones. El comunismo ha sido la maquinaria más eficiente para destruir las sociedades. La recuperación de esa fatal plaga se puede predecir respondiendo dos preguntas:
¿Cuánto tiempo estuvo un país bajo tal yugo, y qué tan fuerte era su Sociedad Civil antes de que lo subyugaran? Países como Polonia, Hungría, Estonia que tenían sociedades fuertes antes del comunismo y fueron subyugadas después de la Segunda Guerra Mundial, son las que mejor se han recuperado. Aquellas con antecedentes de opresión más largos y antiguos como Rusia y sus diferentes regiones, tienen graves dificultades. Las regiones que tenían sociedades casi monárquicas como Albania y Asia Central, permanecen al final de la lista. Insurrecciones, corrupción, ausencia de la ley y sociedades civiles putrefactas, hacen imposible la construcción de países desarrollados.
El este de Asia es una historia diferente pero con los mismos resultados. Los países exitosos de Asia siempre tuvieron economías de mercado, pero con sociedades sumamente débiles. Los negocios se basaron en relaciones familiares o gubernamentales y los que no pertenecieran a esos círculos, siempre corrieron riesgos muy anormales al tratar de participar. Ese tipo de sociedad prospera por algún tiempo, sobre todo si tienen ética de trabajo y responsabilidad. Los tigres se convirtieron en expertos copiadores de proyectos para repetirlos más baratos, más eficientes, con el apoyo y capitalización gubernamental. Pero siempre les llega la hora de la factura y la tienen que pagar.
Finalmente, el modelo neo confuciano —lealtad familiar, proteccionismo, supresión del individualismo, ética de trabajo, ayuda estatal— tuvieron que enfrentar las furias de los mercados libres agigantados por las verdaderas sociedades civiles a nivel mundial, provocando el derretimiento del milagro asiático y un tapabocas para todos aquellos profetas del Apocalipsis que, durante los 80s, hicieron casi una religión con sus predicciones del declive de los EU ante Japón. Ello fue una situación similar a la que vive China en estos momentos, economías a base de esteroides gubernamentales.
Sin embargo, países como Hong Kong y Singapur, antiguas colonias inglesas que heredaron su sistema legal y los verdaderos mercados libres, fueron protegidas por sus blindajes anglo-confucianos contra ese neo-confusionismo, y han seguido marcando la pauta de la prosperidad mundial creciendo aún más libres. Son las ciudades inteligentes del futuro.
Ahora ¿este análisis deja a México y América Latina sin respuesta? En México nunca ha existido una sociedad civil madura y robusta. La concentración de poder en la época de la colonia no permitió su formación. Al lograr nuestra independencia no tuvimos paz, después Porfirio Díaz la suprimió, la Revo-lución la remató, hasta que el gran invento revolucionario; el PRI, la moldeara como la borregada.
En esos momentos, el PRI asumió el papel de Luis XVI, el rey sol de Francia, concentrando el poder para impedir el desarrollo de la Sociedad Civil. Fue en esa época cuando Calles le dio vida a la Cosa Nostra mexicana. Mediante los tentáculos de "La organización revolucionaria," se dieron a controlar obreros, campesinos, burócratas, profesionistas, partidos políticos, iglesias e infinidad de "organizaciones empresariales".
En estos momentos México es un potaje de lo peor analizado; un país sin instituciones, sin una verdadera sociedad civil, sin un sistema legislativo apropiado, con una economía todavía controlada por la familia, con una incipiente democracia que nadie sabe qué hacer con ella, con una gran corrupción que lo destroza.
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