Vista la forma en la que han transcurrido las campañas de los diversos procesos electorales en estos últimos once años, no es difícil prever las acciones que realizará el oficialismo, en los cerca de sesenta días que restan para el 26 de septiembre.
El grosero ventajismo oficial volverá a ser la norma. Las cadenas presidenciales irán incrementando su frecuencia y duración. El canal "de todos los venezolanos", tendrá cobertura únicamente para las actividades de los candidatos gubernamentales. Todo esto seguirá sucediendo, como ya es costumbre, con la mirada complaciente de la mayoría de los miembros del directorio del CNE.
Ante el cuadro adverso que le muestran todas las encuestas, la tarea del Gobierno se circunscribirá principalmente, a producir hechos que fomenten la abstención de los factores democráticos. En el pasado, ya esta estrategia fue utilizada con éxito. Por haber caído en esa trampa, la oposición carece actualmente de representantes ante la Asamblea Nacional. En el presente, nadie va a morder ese anzuelo, pero desde el poder lo seguirán intentando.
En esta recta final, es de esperar que el gasto público aumente de manera considerable, lo que traerá como consecuencia un mayor incremento de la inflación. Sin embargo, en las condiciones de destrucción del aparato productivo nacional, es casi imposible que la economía pueda reactivarse, ni siquiera de manera coyuntural. En todo caso, la intención del Gobierno será correr la arruga de la deba- cle económica.
Los trapos rojos, continuarán siendo utilizados para intentar desviar la atención de la gente sobre los graves problemas que afectan la vida cotidiana. La profanación inútil de tumbas, el montaje de Chávez Abarca, los ataques a la Iglesia, las peleas con el nuevo Gobierno colombiano, y hasta la visita de personajes como Maradona, son ejemplos de este tipo de acciones distraccionistas. A falta de pan, sólo queda el circo.
En esta época electoral, visto el rechazo que producen, las palabras marxismo y comunismo son execradas del vocabulario oficial. La radicalización es sustituida por el mensaje del amor y los lloriqueos. El traje rojo, se cambia por uno de color azul. La finalidad es tratar de atraer momentáneamente, la simpatía de los desprevenidos "ni-ni".
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