Un país jaqueado por las protestas sociales y gremiales, una economía cada día más resentida, desigualdades entre los que más y menos tienen y una clase política indiferente, son el escenario de la Argentina de hoy. Por qué el poder político no da solución a los temas prioritarios y el espeso aroma que sobrevuela sobre el territorio nacional
La escalada de conflictos que se viene viviendo en los últimos tiempos no permite percibir un horizonte diáfano para el país. La queja efectuada el miércoles en la provincia de Córdoba por la de la presidenta Cristina Fernández por el descontrol de los piquetes, marcan que el pico de los conflictos está muy cerca y las soluciones siguen aparentando estar cada vez más lejanas.
En la batalla a “todo o nada” que lleva adelante el ex presidente Néstor Kirchner por la sanción de la nueva ley de Servicios Audiovisuales, irá implícito después del resultado, el futuro político no sólo del patagónico, sino que arrastrará las consecuen cias del mismo a todo el arco político que se muestra indiferente a lo que pase con ello.
Cuentan los que conocen los pasillos del Senado de la Nación , que el presidente del bloque del Frente para la Victoria , el rionegrino Miguel Ángel Pichetto, recibió la orden terminante desde Olivos de aprobar la ley de medios sin agregarle un punto o una coma al proyecto llegado desde la Cámara de Diputados. Pero con lo que no contaba el santacruceño era que los números le fueran tan escasos, y que por estas horas hasta se vea peligrar la aprobación de la misma, o que por lo menos sea aprobada con varias modificaciones.
Los cálculos del ex presidente parecen estar a la altura de lo que sucedió el año pasado por el tema de la Resolución 125, y ahora la madre de todas las batallas parece ser a suerte y verdad, y hasta se duda que el kirchnerismo pueda sacar el dictamen en las comisiones de acuerdo a los plazos previstos, y se trate el proyecto en el recinto cuando la presidenta Cristina Fernández esté de viaje en la India , lo que viciaría de contenido a la ley ante la sociedad.
En lo que quizá sea uno de los mejores proyectos enviados por el kirchnerismo al Congreso, la forma en que lo ha comunicado es tan mala, que la sociedad se le ha venido en contra y no ha dado lugar a términos medios, se está a favor o en contra de la ley. El proyecto del Ejecutivo garantiza el derecho humano universal a la información y a la libertad de expresión, y la Autoridad de aplicación será en este caso compartida por el Ejecutivo, el poder Legislativo y las organizaciones sociales, algo sin precedentes en el mundo, ya que en la mayoría de los regímenes presidencialistas del mundo, la autoridad de aplicación es nombrada por el Poder Ejecutivo sin consultar a nadie.
A pesar de eso, muchos miembros de la oposición aseguran que el kirchnerismo busca quedarse con este poder para poder “amordazar y maniatar” a los medios de comunicación a sus necesidades políticas, cuando en realidad lo que se busca es terminar con los monopolios comunicac iones y la concentración de medios que se vive hoy en día en la Argentina.
El punto más álgido del debate en la Cámara Alta , radica en el tema de cuánto tiempo tendrán los actuales dueños de medios para desprenderse de los mismos. La norma aprobada en la Cámara Baja estipula que los actuales grupos deberán vender sus activos en el plazo de un año, mientras que la oposición plantea cambiar el mismo y elevarlo como mínimo a tres años, algo que parece contar con el beneplácito de varios legisladores oficialistas, descontando cambios en el Senado a la iniciativa del Ejecutivo, lo que le traería problemas al kirchnerismo a la hora de aprobar sin cambios la ley como ha exigido en las últimas hora la presidenta Cristina Fernández.
En otros países del mundo donde se dictaron normas para regular la monopolización de los mercados el plazo ha sido de un año y les ha servido para hacer suculentos negocios a dichas empresas, como por ejemplo el caso de Microsoft en los Estados Unidos. Si el plazo se extiende, todo parecería ser que se llegue a que varias personas ligadas a los multimedios actuales armen sociedades diferentes y se queden con los mismos, con lo que sería cambiar para que nada cambie.
Pero el debate en la Cámara Alta se ha tornado virulento y la posición asumi da por el jujeño Guillermo Jenefes, dueño de un multimedios en su provincia, sería contrario a los intereses del gobierno nacional, sin cuyo voto el proyecto podría naufragar en la primera instancia. Convencido como está el senador norteño de la importancia que reviste su figura, hubo que hacerle una concesión inicial y enviar el proyecto a 4 comisiones solamente.
Conclusión: aun en el caso de que el Frente para la Victoria obtuviese un triunfo en general —algo probable pero no seguro a esta altura— todo hace prever que deberá esmerilar los dos pilares básicos que quedan del plan K original. Si, efectivamente, en la discusión en particular, artículo por artículo, la oposición lograse imponerle esos cambios al proyecto, obligando a qu e sea remitido a la cámara baja para su tratamiento, lo que en principio parecía fácil para el oficialismo podría convertirse en un triunfo pírrico y, por lo tanto, tan costoso como una derrota.
Convulsiones sociales
La brutal represión sufrida por los obreros de Kraft la semana pasada en las puertas de la fábrica en general Pacheco por parte de la policía bonaerense y miembros de la Gendarmería nacional, abrió nuevamente el debate sobre el tema de la lucha obrera en nuestro país, sobre todo por estar los hombres ligados a la empresa en contra de a conducción sindical que comanda el ex titular de la CGT en épocas menemistas, Rodolfo Daer.
Ante la luz de que los capitales extranjeros comenzaron a cuestionar fuertemente la toma de fábricas y la creciente ola de conflictos gremiales que viene atravesando la Argentina , el gobierno de Cristina Fernández empezó a cambiar el discurso que viene llevando adelante desde el 2003, de no criminalizar la protesta social.
Enojada por los últimos hechos acaecidos en el país, sobre to do en la Capital Federal y Gran Buenos Aires con los cortes de calles en reclamo por la reincorporación de los obreros despedidos por la empresa estadounidense Kraft, la presidenta Cristina Fernández, aseguró que los argentinos "tenemos que organizarnos para ejercer nuestros propios derechos, que nunca pueden pasar por impedir que otro circule, trabaje o estudie, porque hace a la libertad".
El perfil progresista en el que se ha parado el gobierno nacional desde la llegada al poder allá por el 2003, hizo que el gobierno se ganara como adeptos a múltiples organizaciones sociales, pero los últimos hechos violentos contra los trabajadores, y el vuelco total del kirchnerismo en la toma de decisiones a todo lo ligado al Partido Justicialista, han h echo que los mismos dejen de apoyarlos (tal es el caso del Movimiento Libres del Sur) y salgan otra vez a las calles a exigir cambios en la distribución de la riqueza.
Esa dualidad política en la que convive un gobierno que no sabe todavía en qué lugar plantarse, que no sabe si es nacional y popular y de centroizquierda, o si sigue representando a los sectores de poder que se llenaron los bolsillos en los años '90 y en este milenio, y que ahora ante las menores pérdidas, esperan que sean los trabajadores y el pueblo los que paguen el costo de una crisis que ellos no produjeron. En esa dualidad se encuentra el kirchnerismo, que deberá responder en el corto y mediano plazo a qué lugar responde.
Una aparente anarquía sobrevuela por estas horas la administración nacional producto de la variedad de sectores que ven en principio un gobierno que produce mas grietas internas y a su vez no tiene respuesta de los sectores opositores, en donde también predominan las internas, ya son un deporte nacional, hasta el propio Duhalde medita mas de la cuenta para no dar un paso en falso y quedar nuevamente desairado al borde del ridículo.
Por otra parte, la pelea interna que se vive dentro del Sindicato de la Alimentación es tá minando un conflicto que debería haberse resuelto hace rato si es que la empresa hubiese tenido vocación de diálogo y hubiese aceptado las medidas de precaución contra la Gripe A que pedían los trabajadores en momentos en que la enfermedad hacía estragos en nuestro país.
Las relaciones entre el oficialismo sindical que responde a Daer y Moyano con la comisión interna, de origen izquierdista, mina hasta el momento cualquier posibilidad de acuerdo, debido sobre todo a la pasividad del gremio de Daer ante los despidos injustificados y los pedidos de la comisión interna de la ex Terrabusi de que se llamara a un paro nacional por parte del gremio para exigir la reincorporación de todos los despedidos.
Los que conocen el conflicto desde el comienzo dicen que el mismo se debe a la posición intransigente que ha tomado la empresa con respecto a los despidos a pesar de las medidas que ha tomado el Ministerio de Trabajo para detenerlos, y a la interna creciente que vive el sindicato de la alimentación que conduce el ex líder cegetista Rodolfo Daer.
Esta pelea en el Sindicato de la Alimentación , es algo que preocupa a Moyano y a las autoridades laborales del Ministerio de Trabajo, sobre todo luego del fallo de la Corte Suprema que dictó la libertad sindical, por lo que las comisi ones internas pasarían a cumplir un papel clave en las discusiones laborales, algo a lo que la CGT no estaría dispuesto a tolerar, ya que significaría una pérdida de poder total de la central obrera sobre los trabajadores.
El problema de la libertad sindical es algo que volvió a estar en boga esta semana luego de la marcha organizada el miércoles pasado por la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) donde se le volvió a exigir al gobierno kirchnerista que cumpla con su promesa de darle la personería gremial a la central que fuera fundada a principios de los ’90 por Germán Abdala y Víctor de Genaro.
La presión de la CGT amenazando con posibles medidas de fuerza y retiro de apoyo al Ejecutivo, ha servido para mantener a raya al kirchnerismo por parte del camionero Hugo Moyano y poder de esa manera mantener tranquila a la tropa cegetista que se opone a que el gobierno de la libertad sindical y el reconocimiento a la CTA , ya que de esa manera perderían buena parte del poder que detentan hoy en día.
El kirchnerismo tiene todavía los recursos que le permiten recuperar la confianza, cuya pérdida es su gran debilidad. Para esto es preciso realizar una profunda transformación: los principios de la moral y de la justicia social deben ser auténtica y no decorativamente afirmados con hechos, y no con meros discursos de atractiva oratoria pero mínima solidez ni con proyectos con dudosas posibilidades de cumplimiento.
La realidad nacional está dada dentro de un escenario muy complejo, en el cual los dirigentes políticos, tanto del oficialismo como de la oposición, deberán sacar a la luz sus mejores armas políticas para sacar a la Argentina del ostracismo y de la encrucijada en la que se encuentra. La hora de la verdad le ha llegado a la clase dirigente, ojala estén a la altura de las circunstancias y sepan responder a los más de 40 millones de argentinos que buscan una solución urgente a la crisis que se vive.
Agencia CNA info@agenciacna.com.ar
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La escalada de conflictos que se viene viviendo en los últimos tiempos no permite percibir un horizonte diáfano para el país. La queja efectuada el miércoles en la provincia de Córdoba por la de la presidenta Cristina Fernández por el descontrol de los piquetes, marcan que el pico de los conflictos está muy cerca y las soluciones siguen aparentando estar cada vez más lejanas.
En la batalla a “todo o nada” que lleva adelante el ex presidente Néstor Kirchner por la sanción de la nueva ley de Servicios Audiovisuales, irá implícito después del resultado, el futuro político no sólo del patagónico, sino que arrastrará las consecuen cias del mismo a todo el arco político que se muestra indiferente a lo que pase con ello.
Cuentan los que conocen los pasillos del Senado de la Nación , que el presidente del bloque del Frente para la Victoria , el rionegrino Miguel Ángel Pichetto, recibió la orden terminante desde Olivos de aprobar la ley de medios sin agregarle un punto o una coma al proyecto llegado desde la Cámara de Diputados. Pero con lo que no contaba el santacruceño era que los números le fueran tan escasos, y que por estas horas hasta se vea peligrar la aprobación de la misma, o que por lo menos sea aprobada con varias modificaciones.
Los cálculos del ex presidente parecen estar a la altura de lo que sucedió el año pasado por el tema de la Resolución 125, y ahora la madre de todas las batallas parece ser a suerte y verdad, y hasta se duda que el kirchnerismo pueda sacar el dictamen en las comisiones de acuerdo a los plazos previstos, y se trate el proyecto en el recinto cuando la presidenta Cristina Fernández esté de viaje en la India , lo que viciaría de contenido a la ley ante la sociedad.
En lo que quizá sea uno de los mejores proyectos enviados por el kirchnerismo al Congreso, la forma en que lo ha comunicado es tan mala, que la sociedad se le ha venido en contra y no ha dado lugar a términos medios, se está a favor o en contra de la ley. El proyecto del Ejecutivo garantiza el derecho humano universal a la información y a la libertad de expresión, y la Autoridad de aplicación será en este caso compartida por el Ejecutivo, el poder Legislativo y las organizaciones sociales, algo sin precedentes en el mundo, ya que en la mayoría de los regímenes presidencialistas del mundo, la autoridad de aplicación es nombrada por el Poder Ejecutivo sin consultar a nadie.
A pesar de eso, muchos miembros de la oposición aseguran que el kirchnerismo busca quedarse con este poder para poder “amordazar y maniatar” a los medios de comunicación a sus necesidades políticas, cuando en realidad lo que se busca es terminar con los monopolios comunicac iones y la concentración de medios que se vive hoy en día en la Argentina.
El punto más álgido del debate en la Cámara Alta , radica en el tema de cuánto tiempo tendrán los actuales dueños de medios para desprenderse de los mismos. La norma aprobada en la Cámara Baja estipula que los actuales grupos deberán vender sus activos en el plazo de un año, mientras que la oposición plantea cambiar el mismo y elevarlo como mínimo a tres años, algo que parece contar con el beneplácito de varios legisladores oficialistas, descontando cambios en el Senado a la iniciativa del Ejecutivo, lo que le traería problemas al kirchnerismo a la hora de aprobar sin cambios la ley como ha exigido en las últimas hora la presidenta Cristina Fernández.
En otros países del mundo donde se dictaron normas para regular la monopolización de los mercados el plazo ha sido de un año y les ha servido para hacer suculentos negocios a dichas empresas, como por ejemplo el caso de Microsoft en los Estados Unidos. Si el plazo se extiende, todo parecería ser que se llegue a que varias personas ligadas a los multimedios actuales armen sociedades diferentes y se queden con los mismos, con lo que sería cambiar para que nada cambie.
Pero el debate en la Cámara Alta se ha tornado virulento y la posición asumi da por el jujeño Guillermo Jenefes, dueño de un multimedios en su provincia, sería contrario a los intereses del gobierno nacional, sin cuyo voto el proyecto podría naufragar en la primera instancia. Convencido como está el senador norteño de la importancia que reviste su figura, hubo que hacerle una concesión inicial y enviar el proyecto a 4 comisiones solamente.
Conclusión: aun en el caso de que el Frente para la Victoria obtuviese un triunfo en general —algo probable pero no seguro a esta altura— todo hace prever que deberá esmerilar los dos pilares básicos que quedan del plan K original. Si, efectivamente, en la discusión en particular, artículo por artículo, la oposición lograse imponerle esos cambios al proyecto, obligando a qu e sea remitido a la cámara baja para su tratamiento, lo que en principio parecía fácil para el oficialismo podría convertirse en un triunfo pírrico y, por lo tanto, tan costoso como una derrota.
Convulsiones sociales
La brutal represión sufrida por los obreros de Kraft la semana pasada en las puertas de la fábrica en general Pacheco por parte de la policía bonaerense y miembros de la Gendarmería nacional, abrió nuevamente el debate sobre el tema de la lucha obrera en nuestro país, sobre todo por estar los hombres ligados a la empresa en contra de a conducción sindical que comanda el ex titular de la CGT en épocas menemistas, Rodolfo Daer.
Ante la luz de que los capitales extranjeros comenzaron a cuestionar fuertemente la toma de fábricas y la creciente ola de conflictos gremiales que viene atravesando la Argentina , el gobierno de Cristina Fernández empezó a cambiar el discurso que viene llevando adelante desde el 2003, de no criminalizar la protesta social.
Enojada por los últimos hechos acaecidos en el país, sobre to do en la Capital Federal y Gran Buenos Aires con los cortes de calles en reclamo por la reincorporación de los obreros despedidos por la empresa estadounidense Kraft, la presidenta Cristina Fernández, aseguró que los argentinos "tenemos que organizarnos para ejercer nuestros propios derechos, que nunca pueden pasar por impedir que otro circule, trabaje o estudie, porque hace a la libertad".
El perfil progresista en el que se ha parado el gobierno nacional desde la llegada al poder allá por el 2003, hizo que el gobierno se ganara como adeptos a múltiples organizaciones sociales, pero los últimos hechos violentos contra los trabajadores, y el vuelco total del kirchnerismo en la toma de decisiones a todo lo ligado al Partido Justicialista, han h echo que los mismos dejen de apoyarlos (tal es el caso del Movimiento Libres del Sur) y salgan otra vez a las calles a exigir cambios en la distribución de la riqueza.
Esa dualidad política en la que convive un gobierno que no sabe todavía en qué lugar plantarse, que no sabe si es nacional y popular y de centroizquierda, o si sigue representando a los sectores de poder que se llenaron los bolsillos en los años '90 y en este milenio, y que ahora ante las menores pérdidas, esperan que sean los trabajadores y el pueblo los que paguen el costo de una crisis que ellos no produjeron. En esa dualidad se encuentra el kirchnerismo, que deberá responder en el corto y mediano plazo a qué lugar responde.
Una aparente anarquía sobrevuela por estas horas la administración nacional producto de la variedad de sectores que ven en principio un gobierno que produce mas grietas internas y a su vez no tiene respuesta de los sectores opositores, en donde también predominan las internas, ya son un deporte nacional, hasta el propio Duhalde medita mas de la cuenta para no dar un paso en falso y quedar nuevamente desairado al borde del ridículo.
Por otra parte, la pelea interna que se vive dentro del Sindicato de la Alimentación es tá minando un conflicto que debería haberse resuelto hace rato si es que la empresa hubiese tenido vocación de diálogo y hubiese aceptado las medidas de precaución contra la Gripe A que pedían los trabajadores en momentos en que la enfermedad hacía estragos en nuestro país.
Las relaciones entre el oficialismo sindical que responde a Daer y Moyano con la comisión interna, de origen izquierdista, mina hasta el momento cualquier posibilidad de acuerdo, debido sobre todo a la pasividad del gremio de Daer ante los despidos injustificados y los pedidos de la comisión interna de la ex Terrabusi de que se llamara a un paro nacional por parte del gremio para exigir la reincorporación de todos los despedidos.
Los que conocen el conflicto desde el comienzo dicen que el mismo se debe a la posición intransigente que ha tomado la empresa con respecto a los despidos a pesar de las medidas que ha tomado el Ministerio de Trabajo para detenerlos, y a la interna creciente que vive el sindicato de la alimentación que conduce el ex líder cegetista Rodolfo Daer.
Esta pelea en el Sindicato de la Alimentación , es algo que preocupa a Moyano y a las autoridades laborales del Ministerio de Trabajo, sobre todo luego del fallo de la Corte Suprema que dictó la libertad sindical, por lo que las comisi ones internas pasarían a cumplir un papel clave en las discusiones laborales, algo a lo que la CGT no estaría dispuesto a tolerar, ya que significaría una pérdida de poder total de la central obrera sobre los trabajadores.
El problema de la libertad sindical es algo que volvió a estar en boga esta semana luego de la marcha organizada el miércoles pasado por la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) donde se le volvió a exigir al gobierno kirchnerista que cumpla con su promesa de darle la personería gremial a la central que fuera fundada a principios de los ’90 por Germán Abdala y Víctor de Genaro.
La presión de la CGT amenazando con posibles medidas de fuerza y retiro de apoyo al Ejecutivo, ha servido para mantener a raya al kirchnerismo por parte del camionero Hugo Moyano y poder de esa manera mantener tranquila a la tropa cegetista que se opone a que el gobierno de la libertad sindical y el reconocimiento a la CTA , ya que de esa manera perderían buena parte del poder que detentan hoy en día.
El kirchnerismo tiene todavía los recursos que le permiten recuperar la confianza, cuya pérdida es su gran debilidad. Para esto es preciso realizar una profunda transformación: los principios de la moral y de la justicia social deben ser auténtica y no decorativamente afirmados con hechos, y no con meros discursos de atractiva oratoria pero mínima solidez ni con proyectos con dudosas posibilidades de cumplimiento.
La realidad nacional está dada dentro de un escenario muy complejo, en el cual los dirigentes políticos, tanto del oficialismo como de la oposición, deberán sacar a la luz sus mejores armas políticas para sacar a la Argentina del ostracismo y de la encrucijada en la que se encuentra. La hora de la verdad le ha llegado a la clase dirigente, ojala estén a la altura de las circunstancias y sepan responder a los más de 40 millones de argentinos que buscan una solución urgente a la crisis que se vive.
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