BIENVENIDOS AMIGOS PUES OTRA VENEZUELA ES POSIBLE. LUCHEMOS POR LA DEMOCRACIA LIBERAL

LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA
Mostrando entradas con la etiqueta TERCERA EDAD. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta TERCERA EDAD. Mostrar todas las entradas

jueves, 15 de marzo de 2012

NARCISO GUARAMATO PARRA : CABALLO VIEJO [DE TODO UN POCO]

Si la memoria no me falla, la canción venezolana más famosa de los últimos tiempos dice, palabras más, palabras menos, que el caballo viejo no puede perder la oportunidad que le dan.
¿Pero y si la oportunidad se la crea uno mismo? como dicen algunos expertos en la materia. El autor de la canción, Simón Díaz, cuando la escribió, ya tenía una larga trayectoria en Venezuela y se acercaba a una edad en que muchas personas, solo piensan en jubilarse y quedarse en sus casas, cuidando a sus nietos y mascotas. Sin embargo el siguió trabajando hasta que el éxito internacional le llegó y pudo disfrutarlo. ¿Me debo jubilar o no? Es la pregunta que muchas personas se hacen, ¡estoy cansado de trabajar! Expresan algunos ¡quiero disfrutar! Dicen otros. La verdad es que las personas que han tenido éxito (que no necesariamente esto significa, tener altos ingresos) en la vida nunca han dejado de trabajar, pueden jubilarse de una empresa, pero nunca de la vida, nunca dejan de trabajar, porqué la actividad o profesión que decidieron dedicarse, les gustan tanto que para ellos no es trabajo.
En el año 2010 fe publicado el libro: “Testimonio de éxito”, escrito por María Jesús D’Alessandro Bello, en donde recoge 25 entrevistas, a igual número de personas, que poseía como característica fundamental, ser personas de la tercera edad (mayores de 65 años) y que sean consideradas, personas exitosas. A lo largo del libro se puede disfrutar la reseña de la vida, entre otros de: Jacinto Convit, Ramón Velázquez, Armando Sccannone, Yolanda Moreno, Cayito Aponte, etc.
Todos los entrevistados aman lo que hacen, disfrutan hasta el máximo realizar su trabajo. Igualmente casi en su mayoría, manifiestan como causa principal de su larga y exitosa vida, el apoyo de su pareja y de su familia. Los 25 entrevistados pudieron satisfacer sus necesidades fisiológicas, de protección, sociales, de aprecio y de autorrealización.
Por lo tanto la cuestión no la disyuntiva no es entre jubilarse o no, la cuestión es de si se siente feliz con lo que hace o no. En caso negativo, la jubilación no es la solución, en primer búsquese esa actividad que tanto lo complace y dedíquese a ella. Si, sé que es más fácil decirlo que hacerlo, pero ¿Cómo quiere pasar los últimos años de su vida? La respuesta solo la tiene usted.
Finalmente voy a transcribir las causas que dio en su entrevista Pedro Mendoza Goíticoa, para su longeva y exitosa vida (falleció a los 97 años y 11 meses): “Vivir de acuerdo conmigo mismo. Ejercitar mediante la lectura para que las neuronas trabajen. Hacer ejercicio físico todos los días. Ejercitarse de manera adecuada, incluyendo en la dita frutas y legumbres. No quedarme en casa si hacer nada, dado que una persona que se quede en casa sin hacer nada se liquida. Tener pensamientos positivos y tener la mente siempre ocupada. La imaginación es algo maravilloso, pero a veces te inventa unas historias que te atormentan y tu le crees a la imaginación. Tener la mente siempre ocupada de manera que la imaginación, esa parte negativa que tiene, no te perturbe, Pensar en el otro, en el prójimo. Si lo puedes ayudar, ayúdalo. Esto produce una gran satisfacción espiritual. 
Por último te voy a decir que, según los filósofos, todo ser humano vive en la más absoluta soledad y huye de la soledad por medio del amor y la amistad”. (D’Alessandro, 2010:164)
nguaramato@gmail.com

EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, REPUBLICANO LIBERAL, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA, INTERNACIONAL, ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA

miércoles, 15 de febrero de 2012

ANDRÉS SIMÓN MORENO ARRECHE: LA DIÁSPORA DE LOS VENEZOLANOS

Estoy en la tercera edad y no me di cuenta de ello hasta que una hermosa mulata, probablemente de Bobures, con aquella sensual piel de canela nocturna, sus ojos miel y una escultural figura, tal vez heredada de una lejana abuela bantú, desplegó sus contorneadas piernas de nogal y... ¡Me cedió su puesto en el Metro de Maracaibo! Al principio me negué rotundamente, esgrimiendo mi caballerosidad con cualquier clase de argumentos, pero la chica, que tenía una dulce disposición a prueba de falsos machismos, y como quince centímetros más alta que yo, me desarmó las voluntades cuando al pararse a mi lado me tomó gentilmente del brazo, se inclinó con la flexión de rodillas que hicieran famosas a las conejitas de Play Boy y me dijo “Abuelo, siéntate aquí, que yo me bajo en la próxima en la próxima estación”.
Me senté justo cuando el vagón reducía la velocidad inicial y la voz digital anunciaba la próxima parada. La vi caminar hasta la puerta pero me ruboricé cuando ella volteó para decirme “Chao, abuelo”. Me regaló una hermosa sonrisa de dientes perfectos y labios encarnados que me parecieron los de cualquiera de las Mises que Venezuela exporta, con aroma de triunfos, a los concursos internacionales, y me quedé sentado, viéndola desplegar sus encantos y su atrevida minifalda mientras se desplazaba como una gacela por la Estación Urdaneta.
Le dije adiós con la mirada y un susurro, y me sumergí en los símbolos que rodeaban el acontecimiento, tal vez banal o transitorio para algunos, pero que para mí representaron la explicación de lo que enfrentamos los ciudadanos de la tercera edad, en estos aciagos tiempos venezolanos de un proto-comunismo totalitario, encarnado por un militarote mandón, sin compañera o esposa que le atempere sus fuegos y calme sus angustias, y tal vez por ello, aferrado morbosamente a un poder que la Constitución vigente en Venezuela asume como representativo, democrático y alternativo, pero que el sujeto, más enfermo de mente que de cuerpo, entiende como personalísimo y suyo hasta el final de los tiempos.
El ritmo acompasado del vagón celestineó mi ensimismamiento. Me apoyé en el palo de vera ‘encabuyao’ que me sirve de bastón y medité en mis hijos y en mis nietos, la mayoría de ellos viviendo fuera de su país. Unos, consolidando un futuro estable y promisorio para sus hijos en USA; otros estrenando su primer invierno canadiense que les resulta demasiado frío, aunque novedoso y a contrapelo del sol radiante de esta Maracaibo mía, curiosamente ‘mía’ para un ciudadano estadounidense como yo, veterano de Vietnam, rabiosamente republicano y liberal, que ha vivido sus más recientes 40 años de vida por estos trópicos petroleros.
Aquel “Chao abuelo” que me regaló la mulata trajo a mi mente otras despedidas, tal vez más tristes y más trascendentes para mí, como las de mis hijos, sus cónyuges y las de mis nietos, frente a la puerta de embarque en el Aeropuerto Internacional ‘La Chinita’ de Maracaibo.
A pesar de la nostalgia que produce la ausencia de los hijos y de la necesaria presencia, bullanguera y escandalosa de los nietos, no me arrepiento en haberles ayudado a emigrar del desesperanzador entorno de este ex-país, uno que apenas 13 años atrás era conocido internacionalmente como República de Venezuela, pero que ahora se ha vuelto un Estado forajido, aliado de los regímenes más oprobiosos del planeta, estimulador pasivo del narcotráfico, impulsador de un postmoderno apartheid social y político para con la mitad de los ciudadanos adversarios del régimen e impulsador –por omisión de gestión pública efectiva-  del genocidio de su población. Se trata del gobierno más corrupto de la historia republicana de esta nación, de un Poder Ejecutivo que ha conculcado los demás Poderes del Estado y con ello las libertades individuales y los más elementales Derechos Humanos de sus ciudadanos.
Mis tres hijos (Andrés, Anna y Lilianna) son profesionales universitarios. Sus cónyuges también. Para subsistir han tenido que vivir en nuestra casa, que reúne el espacio y el confort necesarios para que todos vivamos cómodos, pero aún con la mediana tranquilidad de un techo y el apoyo de nosotros, sus padres, han tenido que trabajar dos turnos diarios, de lunes a sábados, en actividades mal pagadas y la mayoría de las veces, alejadas de sus perspectivas profesionales. El esfuerzo que acometieron fue titánico pero las expectativas sociales y políticas del país nunca lo justificaron.
¿Cómo pedirle a dos excelentes periodistas de televisión -mi hijo Andrés y su esposa María José- que continúen en este ‘ex-país’, cuando decenas de sus colegas son perseguidos, apresados y asesinados por las hordas del régimen, por el único delito de mostrar la verdad de los hechos y por disentir? ¿Con qué cara se le pide a una Licenciada en Administración –mi hija Anna- y a un excelente Economista –mi yerno Carlos- que sacrifiquen su futuro y el de sus hijos, si todos sabemos que la barbarie económica del régimen comunista no se podrá revertir, sino dentro de 20 años, en el más optimista de los escenarios? ¿Cuáles argumentos puedo esgrimir ante mi hija Lilianna –Arquitecto- y su esposo Desman –Ingeniero y ciudadano estadounidense- para que construyan sus destinos en una Venezuela en la que la vida, como la propiedad privada no vale nada, en un país donde el Gobierno se apropia ilegítimamente de las empresas privadas, e interviene groseramente en la economía y destruye todo el aparato productivo de la nación?
Me bajo en la última estación de la única ruta del Metro de Maracaibo y me abrasa un sol intenso y sofocante. Más allá, en la esquina, un trío de soldados con innecesarios uniformes de camuflaje y un armamento excesivamente ostentoso, hacen que patrullan la periferia del mercado mientras cientos de ancianos, todos más viejos y quejumbrosos que yo, se apilan de uno en fondo en una sucia pared a la espera que el banco del gobierno abra sus puertas dentro de tres horas, para cobrar una mísera pensión que apenas les alcanzará para la comida de la semana.
El mercado reverbera con ventas ambulantes, con el aroma intenso de las fritangas y con las multicolores tolderías que se han levantado desde la madrugada más allá de la vereda principal del mercado. De entre tantas gentes que pasan y las que vociferan sus mercancías y potingues identifico una cara que me parece familiar. Me le acerco, nos reconocemos y en silencio nos abrazamos. Es uno de mis ex-alumnos, uno de los más brillantes que tuve mientras fui profesor en la Universidad del Zulia. Me lleva de la mano con la alegría y el orgullo de los muchachos que quieren mostrar sus mejores juguetes, hacia su punto de venta y me introduce por entre el abigarrado y serpeante camino de los toldos hasta llegar a su puesto, en la sección del mercado que en Maracaibo llaman “El Callejón de los Pobres”.
Allí me muestra, orgulloso, su venta de jeans y franelas que trae cada 45 días desde Colombia, me invita a sentar en su taburete, el único que tiene, y coloca amablemente el ventilador hacia mí.
Mi sorpresa es más que evidente. Se transforma en una batería de preguntas que le hago sin pronunciar pero que él me responde. Me dice que él y su esposa vivieron ‘en el norte’ durante tres años. Les fue bien hasta que los deportaron a ambos. En Florida trabajó en Macy’s y llegó a ser Gerente de Piso. Me asegura que allí conoció a muchos representantes de maquiladores de México y Panamá, uno de ellos es quien le provee de mercancía. Al cabo de un par de horas que han pasado sin que ninguno de los dos las note, le digo que debo marcharme, que voy a cobrar mi pensión del Seguro Social venezolano y al Consulado Americano para buscar el depósito de mi pensión como veterano, pero me obsequia con otro ‘guarapo de papelón’ –el tercero- y me pide que espere algunos minutos más.
Que su esposa va a llegar dentro de poco y quiere presentármela. Acepto y la conversación discurre como sacada de su resumen profesional: Obtuvo dos Maestrías en la misma universidad donde se graduó de Comunicador Social.
Una de ellas la hizo con Carmen, la esposa que aún no llega y que luego de gestionar inútilmente trabajos acordes a la jerarquía profesional decidieron partir hacia Florida con los ahorros de toda la vida de sus padres. Que el retorno fue más traumático de lo imaginado pues ella venía embarazada y no lo sabía. Que abortó la criatura sin proponérselo y que ahora viven en una pensión en una de las barriadas pobres más próximas a la ruta del Metro. Intento prestarle toda mi atención pero la riada de marchantes casi me arrolla y el vendedor contiguo vocifera las bondades de su mercancía –unos relojes ‘de marca’ que son imitaciones malas de los originales- con la misma intensidad de voz de los vendedores de camellos de los aljerifes de Marruecos.
Cuando me levanto para despedirme definitivamente llega la esposa de mi ex alumno. La miro con detenimiento. Ella me mira con sorpresa y los dos nos sonreímos sin que Carlos Julio entienda por qué. Ella me da un cálido abrazo que yo le respondo con la parquedad necesaria y aquel reencuentro con la hermosa y sensual mulata, piel de canela y ojos miel me ancló de nuevo en el taburete por otra hora más mientras ambos intentamos explicarle al aturdido muchacho que la coincidencia de nuestro encuentro previo fue un presagio que el destino nos arroja para mostrarle, a quien se detenga a mirar con detenimiento, que la diáspora del mejor talento venezolano es una realidad con muchísimos matices, cada uno con una pequeña o gran historia por contar, pero todas con un mismo epicentro común: la desarticulación política y económica de un país que hasta hace apenas 13 años, fue conocido como una República petrolera y próspera, en la que los jóvenes disfrutaban de un futuro posible y deseable, acorde con el esfuerzo individual de cada quien.

EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, REPUBLICANO LIBERAL, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA, INTERNACIONAL, ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA